La violencia de género puede aparecer en cualquier etapa de la vida de la mujer pero hay situaciones en las que las víctimas son más vulnerables. Izaskun Pombo, jefa de Sección SSyR en el área de Pamplona del Hospital Universitario de Navarra (HUN), explicó que “el embarazo es un factor de vulnerabilidad y no está en el ideario común”. Ofreció datos a nivel estatal entre los que destacó que el 20% de las mujeres gestantes sufren violencia y el 42% sufrieron violencia en parejas anteriores, también durante el embarazo.

“Las mujeres experimentan cambios físicos y emocionales que se pueden reflejar en conductas más dependientes o sumisas y algunos hombres lo utilizan para fortalecer su situación dominante. Impulsados también por la inseguridad y el miedo al cambio de vida y como respuesta al refuerzo del rol social de la mujer”, explicó Pombo. Además, hay factores como el embarazo no deseado o adolescente, que agravan la situación.

Dependiendo de la etapa las demostraciones de violencia también varían. Durante el embarazo los abusadores agreden en el vientre, pechos y abdomen, utilizan al bebé como arma emocional o controlan las condiciones económicas o alimenticias de la mujer. En el parto también controlan las decisiones y menosprecian el dolor para después en el puerperio obligar las condiciones lactantes que ellos quieran, obligar a mantener relaciones sexuales de manera inmediata, volverse más violento o incluso negar el acceso al recién nacido.

Ante esta situación de riesgo, Pombo destacó que “las relaciones de confianza con las matronas permiten preguntar con más frecuencia y en mayor profundidad”.

Por otro lado, Gloria Elgorriaga, coordinadora de Acción Sociosanitaria de Gerencia de Salud Mental, destacó que las mujeres que sufren trastornos mentales graves tiene el doble de posibilidades de ser víctimas de violencia y las que afrontan trastornos adictivos, cuatro veces más.

Elgorriaga criticó que “a las pacientes de salud mental se les suma la dificultad para que les crean” además de que “una mayor dependencia, justifican ellas mismas su sufrimiento por su sentimiento de poca valía y tienden al aislamiento social”. Por eso, defendió que “hay que trabajar el resto del proceso más allá de la prevención para trabar en profundidad.

CUESTIONARIO

Tres preguntas. La primera entrevista consiste en las preguntas: ¿Cómo definiría su relación de pareja?, ¿cómo resuelven sus discusiones? y ¿en alguna ocasión ha sufrido malos tratos físicos, sexuales o emocionales?, a cuyas respuestas los profesionales asignan una puntuación.

Formularios. En función de las tres primera preguntas, disponen de una serie de formularios más específicos para profundizar en la atención.

Carpeta de Salud. La información proporcionada por la paciente y las conclusiones del sanitario de quedarán registradas en el historial clínico pero no en la carpeta de salud para asegurar la privacidad de la paciente.