Pilar Buil Cosiales colgó el fonendoscopio el pasado mes de septiembre tras más de tres décadas ejerciendo como médica de Familia primero en el centro de salud de Cizur y después en el de Azpilagaña, en el que se ha jubilado. Toda su carrera ha estado vinculada a la Atención Primaria, un nivel asistencial que para ella es “el más bonito” y, aunque se encuentra en un momento delicado, considera que no se visibiliza lo suficiente la importante labor que realiza. “Siempre hemos sido poco visibles y en los últimos años de la Primaria se destaca siempre lo negativo, pero es la que mejora la salud de la población”, sostiene Buil, que este martes ha sido una de las homenajeadas por el Colegio de Médicos de Navarra.

Pese a que lleva ya tres meses jubilada, Buil mantiene activa su faceta investigadora, con varios proyectos en ciernes en común con la Universidad de Navarra y con Atención Primaria, por lo que sigue en cierto modo vinculada al día a día. “La Primaria en estos momentos está un poco machacada. Cuando empezamos con las primeras unidades, hace más de treinta años, había ilusión por empezar con los centros de salud, era un proyectos nuevo que ilusionaba. Y se han hecho muchísimas cosas pero la verdad que los últimos años han sido un poco duros, nos hemos quedado con la sensación de que no podíamos abarcar nuestro trabajo”, relata la facultativa, que tiene una visión positiva del futuro: “Estoy convencida de que la Atención Primaria resurgirá de una manera o de otra y espero que no vayamos a una medicina demasiado especializada, con muchos especialistas, porque eso no va a mejorar la salud de la población”. En este sentido, Buil pone en valor la faceta preventiva que tienen la Primaria, ya que “una buena atención en los centros de salud hace que no llegues al especialista porque no lo necesitas”.

Sobre el relevo generacional y la falta de médicos de Familia, subraya la necesidad de destacar las cosas positivas que tiene la Primaria para hacerla más atractiva. “Estoy convencida de que la Primaria es lo más bonito, porque implica el seguimiento de un paciente y de toda su familia a lo largo de toda la vida, y eso es algo que llena mucho. Para mí es mejor que ver a un paciente y ‘aquí te pillo, aquí te mato’. Se habla mucho de la medicina personalizada y eso es lo que hacemos en los centros de salud, tener en cuenta al paciente en su conjunto, con todas sus circunstancias”.