La Guardia Civil encontró el cuerpo de Silvia L.G. de 48 años, en la parte trasera de su coche con una bolsa de basura en la cabeza la noche del miércoles después de que, presuntamente, sus hijos de 13 y 15 años, la asesinaran. Según fuentes cercanas, Silvia era era natural de Bizkaia y trabajaba en el Hospital de Cruces. Además, era una conocida catequista que impartía clases religiosas en la iglesia Mosaico de Castro Urdiales.

El párroco de Castro Urdiales, Antonio Arribas, ha indicado en Castro Punto Radio que Silvia era una persona “alegre, implicada en la parroquia, creyente". "El desconcierto que se ha generado es notorio, hay gente que me decía esta mañana al salir de la misa de las ocho y media que estaban en shock, me decían ‘que es Silvia, que es nuestra Silvia’, no sabíamos que hacer ni que decir, es una situación que escapa de cualquier mano”, ha señalado.

El párroco ha dibujado en el mismo medio castreño a Silvia como “una mujer muy entregada, con un matrimonio muy unido, la familia siempre junta… nos hemos quedado como en blanco, no nos queda más que acudir a la fe”. Arribas indicaba que "conociendo a los hijos, no se esperaba una situación tan escabrosa, hay que rezar por el marido, del que no nos debemos olvidar”.

El párroco ha querido valorar “el gesto de altruismo y caridad al adoptar dos hijos, pero hay gente que lo utiliza, huyamos de esos mensajes”. Antonio Arribas recordaba como con Silvia, “compartíamos momentos al final de las misas. Me quedo con un mensaje de esperanza que parece ahora impropio, pero nos hace mirar de otra manera todo lo que ha sucedido”.

Según han detallado desde el Consistorio, los dos presuntos autores del crimen son dos menores rusos adoptados con un "excelente expediente académicos" y que no eran "en absoluto conflictivos".

Vivía en un barrio tranquilo

La familia vivía de un barrio muy tranquilo de Castro Urdiales, residencial y al que la mayor parte de los vecinos normalmente acuden solamente a dormir al trabajar fuera de la localidad. Según han apuntado algunos vecinos, Silvia y su marido llevaban viviendo en la urbanización unos cuantos años junto a sus dos hijos, que serían adoptados.

Los dos menores presuntos autores del crimen estudiaban en el colegio concertado que hay en el barrio Brazomar, de Castro Urdiales y allí, según relatan fuentes cercanas, mostraban un comportamiento completamente adecuado para su edad.

La delegada del Gobierno, que ha comparecido junto al teniente coronel de la Guardia Civil en Cantabria, Juan Martínez Ros, ha indicado que, tras unas primeras indagaciones, en principio se descartó que fuera un caso de violencia de genero.

Después, la investigación "ha ido revelando nuevos indicios" que apuntan hacia la presunta implicación de los dos menores en la muerte de su madre.