Al ritmo del Ttipi Ttapa, Korrika hizo el sábado su entrada en Pamplona y comarca, donde miles de personas abarrotaron sus calles en esta jornada de ambiente festivo en favor del euskera. El lekuko, testigo que cada edición encabeza la carrera, entró en la capital navarra por Mendillorri y fue recibido en el Sadar por los aficionados de Osasuna, que esperaban en los alrededores el comienzo del partido contra el Real Madrid. Este tramo estuvo liderado por el exjugador rojillo Patxi Puñal y por dos de las jugadoras del equipo femenino, Maite Valero y Josune Urdániz. En su llegada al centro de la capital navarra, el lekuko también pasó por las manos del presidente del Parlamento de Navarra, Unai Hualde, en el momento en el que Korrika llegó a la institución. 

Uno de los momentos cumbre se vivió sobre las 16.10h, cuando el alcalde de Pamplona, Joseba Asiron, recibió el testigo de manos de la presidenta de la Federación de Peñas de Pamplona, Rakel Arjol. Asiron, junto a concejales de EH Bildu y Contigo Zurekin, se animó a correr en el kilómetro adquirido por el Ayuntamiento, el 500. Asiron recordó que Korrika “es uno de los días grandes del euskera en Navarra y para nosotros un día importante donde el pueblo, la gente de Pamplona, demuestra qué siente de verdad por el euskera”. Y así lo mostraron las miles de personas que se animaron a participar en este evento de Euskal Herria, quienes no quisieron perderse ni un solo segundo de Korrika a su paso por Pamplona. Se pudo ver a muchos corredores con sus petos salir del recorrido oficial para atajar por las callejuelas del Casco Viejo en un intento de remontar la carrera y situarse lo más cerca posible del preciado lekuko que encabezaba la marcha.

A su paso por la plaza San Francisco, el testigo se encontró con una de las corredoras habituales, Nerea Gardeta, profesora de euskera en el CP Virgen Blanca de Huarte. Esta pamplonesa de 36 años recordó que participa todos los años, desde que ella misma era alumna de modelo D, junto a su amiga, también profesora, “para ayudar en todo lo que sea al euskera, para darle más fuerza, voz y fomentarlo por todo Euskal Herria”. 

Quienes también mostraron un gran compromiso con Korrika fueron Juan Lucas y Ametz, compañeros de clase de 9 y 10 años en la escuela pública Patxi Larráinzar de la Rochapea. Vestidos con sus petos, al igual que sus padres, los benjamines de la carrera celebraron este “día especial del euskera”, en el que ya habían participado en años anteriores, para “apoyar el idioma, que no se pierda y animar a otra gente a que lo hable”, añadieron respectivamente. Los dos compañeros ya habían corrido su tramo antes de pararse a disfrutar de la jornada en la Plaza Consistorial pero, a diferencia de ellos, la edad impidió a otros sumarse a la carrera de manera activa. Así lo aseguró Peio Echarri, de 63 años, quien apoyó Korrika con su pareja y amigos subidos los cuatro en uno de los bancos de la plaza. “No corremos porque ya somos mayores pero venimos a apoyar el idioma, porque es una joya”. A pesar de que en la actualidad no les sea posible participar, Echarri, enfundado en su peto, aseguró que ha corrido en las ediciones pasadas “durante muchos años”. 

Entre aquellos que no pudieron correr, también los hubo que se las ingeniaron para participar a su forma, aunque sea en bicicleta. Así completó el tramo desde Mendillorri a Pamplona Lorenzo Aburuza, guipuzcoano de 69 años afincado en Pamplona, quien aseguró que después seguiría al lekuko hasta el Seminario. “Tengo la cadera averiada y no puedo correr pero vengo a todas para defender el euskera y por un tema cultural, porque es de aquí”.

Todo Euskal Herria

En el paso del lekuko por Pamplona participaron personas de todos los rincones de Euskal Herria, no solo los pamploneses. Irati Azkue, de 44 años y aún en proceso de recuperar el aliento tras la carrera, recordó que viajó desde Zarautz acompañada de su tres hijas, “y de la mitad de Zarautz, para darle un impulso a todos los navarros a la hora de potenciar el uso del euskera, porque últimamente en Nafarroa no se habla mucho el idioma”. Y a falta de un tramo, la familia tiene previsto correr junto al lekuko el próximo martes por la noche en su llegada a Zarautz y, en el último día de Korrika el domingo 24, en Baiona. “Es una carrera super emocionante”. Así, niños y adultos de todas las edades compartieron el sábado en Pamplona una jornada para celebrar el euskera.