Esta viernes por la mañana falleció en Pamplona Sagrario Aguinaga, pionera de Enfermería e impulsora de la medicina traslacional en su época. Natural de Pamplona (1925), Sagrario era Dama de la Cruz Roja. Obtuvo el título de Enfermería en la Facultad de Medicina de la Universidad de Zaragoza y se preparó para dar clases a las primeras promociones de la Escuela de Enfermeras de la Universidad, que comenzó su actividad el 7 de octubre de 1954.

En 1960 comenzó a trabajar en el laboratorio de Hematología, instalado en la Facultad de Medicina. Dos años después, con el traslado de los laboratorios, se incorporó al primer edificio de la Clínica. 

Sagrario Aguinaga.

Sagrario Aguinaga.

Experta en Morfología, Sagrario formó a sucesivas generaciones de enfermeras y auxiliares. Desde su jubilación, en 1990, coordinó durante más de veinte años el comité de voluntariado, un servicio conformado por antiguos trabajadores de la Clínica que colaboran en distintas plantas acompañando a pacientes que se encuentran solos.

Inmaculada Colina, especialista en Medicina Interna en la Clínica, recuerda a Sagrario:

"No conocí directamente los comienzos profesionales de Sagrario, pero sí indirectamente por lo que se ha escrito sobre cómo se inició la Clínica en el famoso “Pabellón F” del Hospital y de tantas personas que participaron, con su esfuerzo e ilusión, en la construcción de esta institución en la que trabajamos ahora. Muchos han tenido su reconocimiento bien merecido. Sagrario fue una de esas personas movidas por sus convicciones y por el deseo de servir a los demás, y que nunca habló ni dio importancia a su participación en ese gran desafío. Esta es la demostración de una de sus grandes cualidades, que fue la humildad. Nunca dio importancia aquellos años de esfuerzo y trabajo, en los que formó a multitud de enfermeras y en los que estuvo en contacto directo con altos cargo de la Universidad que pasaron por su casa a visitar a su madre (Felisa). Una madre también ejemplar, que tras su joven viudedad, luchó con gran esfuerzo para sacar adelante a sus dos hijos (Sagrario y Joaquín), y que ellos respondieron con creces tanto en su trayectoria personal como profesional.

Ya en la Clínica trabajó muchos años en el laboratorio de Hematología, donde a dos manos, alternando los tubos de los hemogramas con el cigarrillo, se ganó con su eficiencia y su carácter afable, el cariño de médicos, auxiliares, secretarias y enfermeras. Con estas últimas, siguió reuniéndose después de su jubilación hasta hace poco tiempo, y con las que contaba los grandes momentos que pasaba tomando el aperitivo.

Mi relación con ella no fue profesional, sino de amistad, por sus grandes amigas entre las que se encontraban mi madre, mi tía Mercedes y su cuñada Antonieta. Sagrario fue tan especial que no sólo era amiga de nuestras madres, sino que se “integró” en nuestra familia de tal modo que fue un gran pilar y ejemplo para todos, no sólo hijos, sino también la siguiente generación de nietos. Para todos fue "tía Sagrario” y todos le hemos profesado un cariño entrañable y familiar.

Bondad, humildad, sensatez, generosidad, obediencia, entrega, humor y la aceptación de su estado en el último periodo de su vida, son algunas de las cualidades de Sagrario que han sido un ejemplo para todos.

Gracias, tía Sagrario por darnos tanto y que Dios te premie todo lo que has hecho en esta tierra de forma, humilde y silenciosa, como sólo las grandes personas saben hacerlo".

Ana Choperena, decana de la Facultad de Enfermería, también ha querido rendirle homenaje

"Desde la Facultad, destacamos el gran trabajo de Sagrario Aguinaga por la enfermería y su reconocimiento social. Su labor asistencial, compaginada con la docencia, ayudó a impulsar nuevas promociones de enfermeras gracias a su faceta humana, su capacidad de servicio y su compromiso con el cuidado de las personas en situación de vulnerabilidad.

Queremos poner en valor la contribución personal y profesional de una de las grandes pioneras de nuestra profesión, que alcanzó la consideración de Dama de la Cruz Roja, figura promovida por la reina Victoria Eugenia, y signo de honor, entrega y dedicación a los enfermos".