Decenas de estudiantes, profesores y familiares del IES Alaitz de Barañáin se han reunido este lunes en frente del Departamento de Educación de Gobierno de Navarra para que se reconsidere la decisión que se tomó acerca de la eliminación de una de las dos líneas de Bachillerato y que afecta a medio centenar de los alumnos del centro. Por esto, algunos de los reclamos más repetidos fueron “¡educación, queremos solución!”, “vuestra decisión condiciona nuestro futuro” o “la educación no es un gasto, es una inversión”.

Según Fernando Nuin, padre de uno de los estudiantes de 4.º de la ESO, “desde Educación se está limitando el futuro profesional de nuestros hijos”. De los 51 alumnos que, como mínimo, quieren cursar sus estudios el próximo año en el IES Alaitz, 21 proceden del propio centro educativo y los otros 30 restantes de otros colegios e institutos. A fecha de finalizar el proceso de preinscripción, ninguna de las familias afectadas eran conocedoras de la supresión de una de las líneas. “Nos han dejado sin margen de maniobra. Hemos perdido el derecho a elegir el centro de formación, por lo que el futuro profesional de nuestros hijos e hijas ha quedado a merced del Departamento de Educación”, criticó Nuin.

De acuerdo con la información que el centro transmitió a las familias, los motivos que originaron esta decisión radican en que históricamente un 65 % de los alumnos preinscritos en Bachillerato en Navarra no formalizan la matrícula definitiva. “Sentimos no estar de acuerdo con esta estimación, ya que el Departamento de Educación tiene desde el 9 de mayo el compromiso firmado por 28 de los 30 alumnos preinscritos este año. Asimismo, nos hemos reunido con la mayoría de los grupos políticos del Ayuntamiento de Barañáin para exponer la situación y hemos tenido como respuesta su total apoyo. Por otro lado, las familias afectadas nos hemos dirigido al defensor del pueblo para solicitar un encuentro con el director general de Educación y que reconsidere su decisión. No ha habido respuesta oficial hasta la fecha, pero nos ha trasladado que las familias, a pesar de ser las grandes afectadas no tenemos que ser los interlocutores directos, en lo que respecta a la educación”, contó.

Estudiantes durante la protesta de este lunes. Oskar Montero

Osane Nazabal, de 16 años, quiere ser enfermera de mayor. No obstante, la situación en su instituto le atañe de sobremanera porque “vamos a estar en una clase de 33 personas, que es el máximo ratio, en la que se juntan cuatro modalidades, por lo que ya me puedo ir despidiendo de las optativas que me ponderarán en selectividad. Y, a este paso, me puedo ir despidiendo de mis sueños”, se lamentó. A pesar de esta situación, la estudiante confió en que todos los esfuerzos tendrán recompensa y “se podrán mantener todas las líneas. Si no, me tendré que ir a otro instituto, pero no es justo”, concluyó.