La Asociación de Daño cerebral de Navarra (Adacen) ha acudido este viernes al Parlamento foral a reclamar una mejora de la atención de los pacientes con daño cerebral adquirido. Andrés Ilundáin, director de la asociación, y Marta Sanz, trabajadora social, han intervenido en la comisión de Salud de la Cámara foral, en la que han incidido en la necesidad de trabajar más la prevención de accidentes cerebrovasculares como el ictus, así como de alargar los tratamientos y la rehabilitación de los pacientes.
Ilundáin ha recordado que todos los años unas 1.100 personas son ingresadas en la Unidad de Ictus del Hospital Universitario de Navarra (HUN) y que unas 6.500 personas están afectadas por daño cerebral en la Comunidad Foral, de ellas 5.200 por ictus. “Esta es la fotografía, pero cabe recordar que el 80% de las causas del ictus son prevenibles. Por eso consideramos que la prevención es un ámbito en el que se debe trabajar más de lo que se está haciendo hasta ahora”, ha sostenido, y ha añadido que “el ictus es una enfermedad tiempo-dependiente, por lo que el tiempo y el conocimiento de la población es fundamental”.
Más campañas de prevención
En este sentido, el director de Adacen ha abogado porque las instituciones promuevan “más campañas de prevención de factores de riesgo y mejoren las estrategias de control”. “Es vital que la ciudadanía conozca la sintomatología del ictus y cómo debe actuar si se da el caso”, ha apuntado. Asimismo, ha insistido en prevenir los factores de riesgo como la obesidad, la hipertensión arterial, etc.
Asimismo, Ilundáin ha hablado de la necesidad de mejorar los tratamientos y la rehabilitación y ha apostado por “una atención continua y alargada durante todo el itinerario. “Aquí tenemos la suerte de contar con una Unidad de Ictus y con Ubarmin y la verdad que estamos bien atendidos, pero muchas veces después de la rehabilitación el paciente se va a su casa y parece que ya no tiene un daño cerebral. Necesitamos que esa atención se alargue al domicilio”, ha reclamado.
En este sentido, el director de Adacen ha señalado que “la vida después del ictus continua: “Lo que nos gustaría conseguir es que se garantice que las personas están acompañadas”. Además, ha advertido de que se estima que de aquí a 2030 la incidencia del ictus crecerá un 34%.