Las dudas de los vecinos ante el incendio
Algunos de ellos optan por continuar en sus casas, a pesar del olor y la calidad del aire, mientras que otros han pasado la noche fuera
A pesar de que el incendio del tejado del edificio de Policía Municipal de Pamplona ya se encontraba esta mañana controlado, una neblina continúa emborronando el paisaje de las calles Monasterio de Irache y Cuesta de la Reina. El fuego comenzó a propagarse en torno a las 14.00 horas del martes, cuando uno de los sistemas de la lámina de placas solares afectó a la estructura de madera que se había instalado por debajo. Ante esta situación, los vecinos quedaron atónitos y tuvieron que actuar conforme al miedo y la seguridad, que les llevaron a tomar una difícil decisión: ¿dónde pasar la noche cuando el humo se está haciendo con sus casas?
Quedarse y confiar
A pesar de que muchos de los hogares próximos al lugar del incendio quedaron vacíos, hubo unos cuantos que se decantaron por cerrar las ventanas y continuar con sus vidas. “Cuando mi marido se fue a trabajar, nos percatamos de que olía a brasas, pero pensábamos que era procedente de alguna casa en la que se estaba quemando comida”, ha relatado Aranzazu López, vecina de la calle Monasterio de Irache. En ese momento, le restó importancia y se marchó de su hogar; sin embargo, al volver vio a tres bomberos desmontando las primeras placas para comprobar qué estaba sucediendo. “A las 18.00 horas ya se había formado un incendio en toda regla”, apuntó. Desde la ventana de su cocina, lugar desde el que se puede apreciar el tejado de la comisaría, lo vieron todo: “El fuego se encontraba debajo de las placas. De hecho, se puede observar que no todo el sistema está afectado”, ha señalado.
En ocasiones, el humo azotó tanto a sus ventanas que impidieron que la vecina pudiera ver cómo se estaban desarrollando los hechos. Sin embargo, no “tuvimos nunca miedo. Por suerte, vivimos en Pamplona y hay recursos. Enseguida hicieron un cortafuegos y no pasó al resto de edificios. Es verdad que el incendio fue a más, pero la gente está muy preparada para su trabajo. Por eso, lo vivimos en nuestro piso y con mucha paz, a pesar de que hay un tufo de mucho cuidado”, ha asegurado. Por eso, cerraron todas las ventanas el martes y, “aunque llega el olor no es nada insoportable. Se puede estar aquí sin problema. Si nos hubieran movilizado, nos habríamos ido, pero no ha sido el caso”.
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En esta misma línea, en un portal próximo, Carla Ariztia, joven de 21 años que reside en la calle Monasterio de Irache, y su madre se encuentran tranquilas después del susto inicial. “Al principio, no entendía por qué no lo apagaban inmediatamente. Después, me explicaron que la estructura es de madera y que querían que todo ardiera para poderlo apagar sin que se cayera el edificio. Vi que los bomberos no estaban nerviosos, y eso me serenó bastante”, ha explicado la joven.
Sin embargo, la noche del martes hubo mucho viento y el humo no les dejaba ver a través de la ventana. Además, las llamas estaban creciendo. “Ahí nos asustamos bastante, pero quisimos confiar y nos quedamos en casa”. Algunos de sus vecinos, que padecen problemas respiratorios, optaron por desplazarse a otro sitio en el que pasar la noche. “En mi caso, me acerqué a un policía para asegurarme de que era seguro dormir aquí. Eso sí, nos hemos movido a las habitaciones del otro lado del incendio porque llegaba menos olor y no había tanto humo”, ha contado.
Un humo "insoportable"
Por el contrario, otros vecinos de la zona percibieron este suceso como algo “insoportable” y tomaron la decisión de pasar al menos una noche fuera de casa. Iñigo Huarte, también vecino de la calle Monasterio de Irache, cogió una mochila y se fue porque le incomodaba el humo para respirar. “Ni policía ni bomberos nos hizo una recomendación, pero entraba el humo por todos lados y consideramos que teníamos que estar un día fuera de casa. Nuestra intención es volver esta noche, que creemos que estará todo más tranquilo”, ha asegurado Huarte.
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De igual manera, Iñaki Izpura, vecino de la misma calle, tuvo claro que debía marcharse en cuanto vio el incendio. “Nos desplazamos a la casa de un familiar supusimos que era lo más seguro y cómodo porque era imposible estar todo el rato con el olor a humo”, ha sostenido. No obstante, el desplazamiento tampoco fue sencillo, ya que tuvieron que irse a las 22.30 horas del martes “casi con lo puesto. En principio, queríamos pasar solo una noche fuera, pero hemos pasado por la mañana y hemos visto que sigue humeando la parte de la cubierta en donde se encuentran las placas”, ha asegurado.
No obstante, Izpura ha reconocido que la noche del incendio no sintió ningún miedo, debido a que fue rápidamente controlado. “Es verdad que cuando vimos que había cinco o seis autobombas nos asustamos bastante; después, nos tranquilizamos y el único problema tenía que ver con el humo. Estar en casa era molesto. Es que se te carga hasta la cabeza”, ha recordado el vecino con disgusto.
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