La Apyma del CEIP Patxi Larrainzar denuncia que una trabajadora "limpia las aulas mientras usa un andador"
Los padres y madres del centro se solidarizan con María Ángeles Andrés Pérez, que presenta una discapacidad física de un 56% y le obligan a seguir trabajando
Con un andador no se pueden limpiar las aula. Sin embargo, María Ángeles Andrés Pérez acude todos los días al CEIP PatxiLarrainzar para realizar su jornada laboral. Esta trabajadora de la empresa Lacera presenta una discapacidad reconocida del 56% y con un informe médico de Osasunbidea que reconoce a la paciente “con una importante limitación para actividades de la vida diaria por patología osteoarticular”. La Apyma del centro educativo ha organizado esta tarde una concentración fuera del colegio para mostrar su solidaridad por la operaria de limpieza: “El trabajo de María Ángeles es esencial para nuestros hijos e hijas, pero no debería seguir haciéndolo porque necesita un andador para caminar y no puede hacer el trabajo físico que se requiere para limpiar”, ha denunciado Dalia Rosagarai, miembro de la Apyma de Patxi Larrainzar.
En contra de la evidencia médica de Osasunbidea y una vez finalizado el periodo de incapacidad temporal, la inspección médica por parte de la Seguridad Social “le ha obligado a volver a trabajar en estas condiciones. No entendemos el motivo porque no puede hacerlo debido a su estado físico. En una escuela no se puede estar con un andador. Queremos exigir unas condiciones dignas para María Ángeles”, ha apuntado.
Por su parte, el objetivo fundamental de la Apyma es "respaldar a María Ángeles y acompañarle en un proceso que debería terminar cuanto antes porque, a pesar de que la administración le exija acudir al trabajo, tiene una incapacidad demostrada. Es bastante lamentable y espero que no sean muchas las casuísticas de este tipo, pero últimamente se están dando muchas injusticias de este tipo", se ha quejado.
Trabajar "con los pies a rastras"
María Ángeles Andrés Pérez es una trabajadora de la limpieza de la empresa Lacera y presenta una discapacidad reconocida del 56%. En concreto, un informe médico de Osasunbidea reconoce a la paciente “con una importante limitación para actividades de la vida diaria por patología osteoarticular”.
No obstante, la trabajadora sigue yendo “con los pies a rastras" porque desde la Seguridad Social no consideran que su condición sea "lo suficientemente grave. Voy muy despacio porque de vez en cuando me fallan las piernas, la cadera y puedo irme al suelo”. Le comentaron que podría sentarse cada vez que se cansara, algo que es “insuficiente” y que provoca que María Ángeles llegue a casa “cansada, agotada, con dolor de espalda, etc. Ya no puedo más. Mis fuerzas se están agotando y está ganando el dolor. Ninguna medicación me hace efecto”, ha asegurado.
En lo que respecta al siguiente paso a realizar, María Ángeles pretende "ir a juicio. Una vez que he empezado no voy a parar. Ya he aguantado siete años y me he cansado". En cualquier caso, el día 17 le operarán de tiroides y le tendrán que dar la baja, en principio, hasta finales de diciembre, debido a que quedará ingresada en el hospital.
A pesar de que su situación tanto laboral como física no es la mejor, la mujer ha agradecido el apoyo por parte de la Apyma, los profesores y alumnos y alumnas del centro. "Les pedí a los docentes de la segunda planta que, por favor, me bajaran las sillas para limpiar y han accedido. Para mí eso ya es mucho porque yo no puedo hacerlo", ha indicado. Con todo, espera que su historia "sirva para algo. Primero, para mi salud y para la de María Elena Escudero (una trabajadora de la empresa Zaintzen con una discapacidad del 49%). Y, segundo, porque hay mucha gente que va obligada a trabajar cuando no puede", ha sentenciado.
Una vez le denegaron las bajas temporales, tuvo que regresar al día siguiente porque “si no, me despedían. Lo que tengo no les parece tan grave como para que me dejen descansar”, ha dicho con resignación mientras se hacía consciente de que, aun con la manifestación, tenía que volver a su jornada laboral. “Limpiaré primero los baños y luego el resto del piso, que ya me cuesta más”, ha finalizado. Después, se ha despedido de todos los padres y madres que le estaban ayudando y ha entrado a trabajar “sin tener que hacerlo”.
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