LLos colectivos Haritu, Lantxotegi, Salhaketa, Punto de Información para Personas Migradas (PIM-MIG), París 365, Apoyo Mutuo, SOS Racismo y Oxfam Intermón salieron ayer por la mañana a las calles de Pamplona para exigir al Gobierno de Navarra “que asuma su responsabilidad y garantice alojamiento, alimentación, vestido e higiene” para las personas que viven en la calle o en infraviviendas. Una situación en la que, como explicaron en un comunicado leído frente al Palacio de Navarra, “su vulnerabilidad se agrava cuando se acerca el invierno”, por lo que también reclamaron colaboración al Ayuntamiento de Pamplona. Estiman que hay decenas de personas en calle en la ciudad y el área metropolitana aunque el dato es difícil de precisar. “En Pamplona por ejemplo no atienden a quienes no tienen padrón pero tampoco se cumple esa obligación de empadronarles, es un círculo que les invisibiliza“, destacan desde los colectivos.

Por eso, no solo mostraron su “hastío por el número creciente de personas que viven y duermen en la calle”, sino que instaron a las instituciones navarras a tomar medidas para atajar esta situación. Una vez leído el comunicado, los manifestantes se desplazaron hasta el ayuntamiento. “Sabemos que todo esto responde a la lógica del actual sistema económico y social, y que solo un cambio estructural garantizaría una igualdad de derechos efectiva”, expusieron. Sin embargo, a pesar de que “el problema excede las competencias y capacidades del Ayuntamiento, lo que no se entiende es que el Gobierno, que cuenta con muchos más recursos, no asuma su responsabilidad de ofrecer alojamiento y alimentación a las personas en situación de extrema necesidad”. Aun así, los colectivos sí que reclamaron al Ayuntamiento de Pamplona “que garantice el empadronamiento y la atención por los Servicios Sociales con rapidez, solicitando la renta garantizada y ayudas de emergencia para que puedan alquilar una habitación y salir de la situación de calle cuanto antes”.

techo y comida Según explicó Carmen Lacunza, de PIM-MIG, el Ayuntamiento no es claro sobre las plazas disponibles en el albergue de acogida. Destacan también la “arbitrariedad” que se produce en el trato ante diferentes casos. “Hay gente que en dos meses está atendida y otras que llevan once meses en calle”, resaltan.

Y, aunque reconocieron que el comedor municipal sí que ha aumentado el número de comidas que ofrece al día, como continuó Isabel Díez, también miembro de PIM-MIG, aún “se ha quedado fuera mucha más gente”. Además, Díez mostró su falta de comprensión acerca de por qué “solamente hay un comedor municipal para Pamplona y su comarca”.

Sobre el perfil de las personas que recurren a la ayuda de las entidades, Díez destacó el aumento de mujeres migrantes solas, un fenómeno reciente y que les sorprende. Sin embargo, continúan predominando los jóvenes migrantes, además de las familias con hijos o personas mayores con algunas “dificultades” como el alcoholismo. 

Apoyo emocional Como señaló Lacunza, “estas personas están en el mundo. No podemos extraer los recursos de sus países, dejarles sin medio de vida allí y que, cuando vengan aquí, no quererles en ninguna parte”. Situación donde reconoció que otro de los problemas es que “se les ve mucho como que son ‘el otro’, personas a las que no queremos ver”. 

Además, Díez puso el foco en que “entre el ayuntamiento y el Gobierno se pasan un poco la bola de la responsabilidad; pero es un problema de toda la sociedad”. Y, añadió, “en 2024 no se puede dejar a la gente en la calle porque, a la larga, también produce problemas mentales”. Por eso, estos colectivos buscan ofrecer un “soporte afectivo” ofreciendo a estas personas, en palabras de Díez, actividades deportivas o artísticas que disfrutan “en un sitio seguro donde se sienten confiados, que es importante para la estabilidad emocional”.