Sufrir un ictus es un golpe duro que cambia la vida por completo. Las secuelas físicas son evidentes, pero el impacto emocional puede ser aún más devastador. Es en estos momentos cuando la ayuda de expertos como Sara Luqui, con 25 años de experiencia, resulta fundamental. La pedagoga y directora del centro aporta un enfoque integral que no solo aborda las dificultades físicas, sino también el bienestar emocional de los pacientes y su entorno familiar, brindando el apoyo necesario para afrontar este nuevo desafío.

¿Por qué motivos podemos sufrir un ictus?

El ictus, también conocido como accidente cerebrovascular, ocurre cuando se interrumpe el flujo sanguíneo hacia una parte del cerebro. Esta interrupción puede ser causada por un coágulo que bloquea una arteria (ictus isquémico) o por la ruptura de un vaso sanguíneo (ictus hemorrágico). 

¿Qué lo provoca y cuáles son sus consecuencias?

Sus principales causas son la hipertensión arterial, enfermedades cardíacas como la fibrilación auricular, diabetes, colesterol alto, tabaquismo, sedentarismo, obesidad, edad avanzada y antecedentes familiares. Las consecuencias de un ictus varían según la gravedad y la zona afectada, pero pueden incluir parálisis, dificultades del habla (afasia), pérdida de memoria, cambios emocionales, problemas de visión, dificultades para tragar y pérdida de control de esfínteres. La recuperación depende de cada persona y requiere rehabilitación especializada. Adoptar un estilo de vida saludable, controlar los factores de riesgo y actuar rápidamente ante los síntomas son fundamentales para prevenir y tratar el ictus.

¿Cómo cree que esta enfermedad puede afectar a la autoestima de una persona?

Un ictus no solo afecta a nuestro cuerpo, sino también a nuestra mente y emociones. La lesión cerebral puede provocar cambios significativos en nuestra personalidad, comportamiento y capacidad para realizar actividades cotidianas. Muchas personas experimentan una profunda depresión después de un ictus. ¿Por qué ocurre esto? Imagina que de un día para otro, tu vida cambia radicalmente. Antes podías hacer todo lo que querías, sin esfuerzo. Ahora, quizás te encuentres con dificultades para moverte, hablar, recordar o incluso realizar tareas simples. Esta pérdida de autonomía y de la vida que conocías puede generar sentimientos de frustración, ira, negación y, por supuesto, tristeza. La familia y amigos también se ven afectados por esta nueva situación. La incertidumbre sobre el futuro, la necesidad de adaptarse a una nueva realidad y el ver a un ser querido sufrir pueden generar un gran estrés emocional. Por ello, es importante entender que vivir plenamente con las secuelas de un ictus es un proceso complejo y desafiante, pero posible. 

"Es importante entender que vivir plenamente con las secuelas de un ictus es un proceso complejo y desafiante, pero posible"

El centro ofrece una gran cercanía con los usuarios. Iñaki Porto

¿Qué variedad de técnicas y terapias emplean en su centro para abordar las diferentes áreas afectadas por el ictus (movilidad, lenguaje, cognición, etc.)?

Nuestra función principal es ayudar a las personas que han sufrido un ictus a recuperar la mayor independencia posible. En nuestro Centro de Reeducación y Neurorrehabilitación Sara Luqui les explicamos de manera clara y sencilla que, aunque su vida haya cambiado, todavía hay mucho margen para mejorar. Es importante entender que un ictus marca un antes y un después. No se vuelve a ser la misma persona, ni se recuperan todas las funciones perdidas. Sin embargo, a través del Método Petö basado en la neurorrehabilitación y la reeducación, podemos enseñar a las personas nuevas formas de realizar las actividades cotidianas, a adaptarse a su nueva situación y a aprovechar al máximo sus capacidades. Además de la recuperación física, también ofrecemos apoyo emocional y orientamos a las familias para que puedan brindar la mejor ayuda posible. Nuestro objetivo es mejorar la calidad de vida de esas personas. 

¿Qué estrategias utilizan para motivar a los pacientes tras un ictus a participar activamente en su propia recuperación y a establecer metas realistas?

La clave está en transmitir ilusión y energía. Queremos que nuestros pacientes recuperen las ganas de vivir, de luchar por sus objetivos. Es fundamental que esperen con ansias cada sesión, que sientan que los lunes son días especiales. Cuando un paciente llega con una sonrisa y con ganas de trabajar, sabemos que vamos por el buen camino.

El 29 de octubre se celebra el Día Mundial del Ictus. ¿Por qué es importante tener presente este día? 

Considero que el Día Mundial del Ictus es fundamental para que todos seamos conscientes de que esta enfermedad puede afectar a cualquier persona, en cualquier momento. Lo más importante es que la gente sepa que, aunque sufras un ictus, puedes seguir viviendo una vida plena y de calidad. Con los apoyos adecuados y una sociedad más inclusiva, podemos superar las dificultades y disfrutar de cada momento. Debemos normalizar el uso de ayudas como sillas de ruedas o andadores y crear un entorno donde todas las personas, independientemente de sus capacidades, se sientan valoradas y puedan desarrollar su potencial al máximo.