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Las infecciones de transmisión sexual se mantienen en máximos en Navarra, con casi 1.000 casos diagnosticados en lo que va de año

Salud Pública alerta del aumento de la gonorrea en las últimas semanas, con 52 casos en un mes | El 65% de ITS diagnosticadas son de clamidia, que afecta mayoritariamente a las mujeres

Las infecciones de transmisión sexual se mantienen en máximos en Navarra, con casi 1.000 casos diagnosticados en lo que va de añoUnai Beroiz

La incidencia de las infecciones de transmisión sexual (ITS) se mantiene en cotas muy elevadas en Navarra, aunque este 2024 parecen haber frenado su escalada después de que se disparasen tras la pandemia. Entre enero y septiembre, se han diagnosticado en la Comunidad Foral un total de 945 ITS –es decir, casi cuatro casos al día–, una cifra ligeramente inferior a los 979 casos registrados el año pasado en este mismo periodo, pero que sigue duplicando las notificadas antes de la pandemia.

Son los últimos datos recogidos por el Instituto de Salud Pública y Laboral de Navarra (ISPLN) que, a falta de los diagnósticos que se den en el último trimestre del año, ya advierte de un incremento de los casos en las últimas semanas, especialmente de gonorrea, con 52 infecciones detectadas en el último mes. “En las últimas semanas se ha observado una mayor incidencia de infección gonocócica (gonorrea). El 78% de los casos son hombres y la edad se distribuye entre los 19 y los 69 años, con una mediana de 32 años”, detalla el ISPLN en su último informe epidemiológico.

De las 945 infecciones de transmisión sexual detectadas hasta ahora, 614 –dos de cada tres– corresponden a clamidia, 230 a gonorrea, 71 a sífilis, 18 a VIH y 12 a linfogranuloma venéreo. Todas las enfermedades descienden su incidencia con respecto al año pasado –salvo la sífilis que casi duplica sus casos–, cuando se detectaron 623 casos de clamidia, 272 de gonorrea, 44 de sífilis, 27 de VIH y 13 de linfogranuloma venéreo.

Según detallan los expertos de Salud Pública, la clamidia suele aparecer a las 2-6 semanas del contagio y es mayoritaria entre las mujeres. El mayor problema de la clamidia, apuntan, es que “pasa a menudo desapercibida, lo que favorece el desarrollo de complicaciones y secuelas”, como prostatitis, orquiepididimitis y esterilidad en varones, y endometritis, salpingitis y enfermedad inflamatoria pélvica en mujeres.

La gonorrea, por contra, es mayoritaria entre los varones y suele ser asintomática, pudiendo llegar a producir complicaciones como epididimitis, enfermedad inflamatoria pélvica o infección gonocócica diseminada.

En cuanto a la sífilis, su aparición se presenta a las 2-3 semanas tras la exposición y cursa con una úlcera indolora en la zona de inoculación (chancro sifilítico) y adenopatías regionales. Remite a las 4-6 semanas, indican desde el ISPLN, “pudiendo evolucionar a sífilis secundaria, que es una fase sistémica con manifestaciones en piel y mucosas”. “La remisión de las lesiones da lugar a la sífilis latente, en la que la infección sigue activa, pero solo es detectable por serología. Años después puede aparecer la sífilis terciaria, que puede cursar como neurosífilis, sífilis cardiovascular y sífilis gomosa”, apunta.

La infección por el VIH “es un proceso crónico irreversible”, destacan los expertos, que indican que se asocia a un riesgo aumentado de diversos problemas de salud, aunque con un tratamiento antirretroviral adecuado se consigue evitar en parte estos problemas. “La transmisión se produce a partir de las personas infectadas, a través de prácticas de riesgo parenteral o sexual y se ve facilitada por la presencia de otras infecciones de transmisión sexual”, exponen.

Recomendaciones

Para tratar de frenar el aumento de las ITS, Salud Pública recuerda que toda relación sexual con una persona nueva conlleva el posible riesgo de contagio de infecciones de transmisión sexual. “El aumento en el número de personas distintas con las que se tienen relaciones sexuales multiplica este riesgo; mientras que el uso adecuado del preservativo en estas relaciones lo reduce considerablemente. Existe riesgo de contagio en toda relación en la que se produce contacto entre mucosas o secreciones, siendo mayor en las prácticas anales, seguidas de las vaginales y del sexo oral.