El programa 59 segundos del segundo canal de RTVE realizó hace dos días una entrevista al ex jugador y entrenador navarro Juan Carlos Unzué, una semana después de que anunciara que no se iba a someter a la operación de traqueotomía. El ex portero rojillo vive con sosiego la fase final de la ELA que padece, y afirma “estar tranquilo y preparado para lo que viene”. Durante la entrevista, ambos protagonistas recorrieron momentos claves de la carrera del de Orkoien, desde que sintió los primeros síntomas hasta su actual estado físico, ya deteriorado por la enfermedad.
Unzué recuerda cuáles fueron sus primeros síntomas, allá por enero de 2018, cuando era entrenador del Celta de Vigo. “Empecé a sentir un cansancio general exagerado. Me encantaba salir en bicicleta, pero me daba cuenta que cada vez que salía, acumulaba cansancio en lugar de fortaleza. A los dos o tres meses, uno de mis dedos de la mano izquierda empezó a funcionar de manera diferente al resto. Al año, me pasó con un dedo del pie derecho. A los 18 meses de todo esto, el doctor me diagnosticó ELA”, relata.
Sin operación, un final tranquilo
Durante toda la entrevista, Unzué se muestra feliz. “Estoy tranquilo porque he vivido una vida plena y estoy preparado para irme”, asegura. Hace apenas una semana, el navarro anunció que no se iba a someter a una traqueotomía, que ayuda al paciente a mantener el conducto respiratorio en enfermos de ELA. “Hace tres años tenía claro que me la iba a hacer. Ahora tengo la sensación de que llevo mucho tiempo con esta enfermedad y que he condicionado a muchas personas de cierta manera. Sobre todo percibo que, como consecuencia de conocer muchos compañeros que ya la tienen hecha, no sería suficiente calidad de vida como para disfrutar. Prefiero marcharme un poquito antes, con la sensación de haber tenido una vida plena”, afirma.
Desde que el navarro anunció que padece la enfermedad en junio de 2018, la visibilidad de la enfermedad se ha disparado y han conseguido que el Congreso apruebe la Ley ELA, aunque queda mucho por hacer. “Pensábamos que, al aprobar la ley, las ayudas iban a llegar a todos los afectados, pero desgraciadamente ni siquiera se han puesto en marcha, la burocracia es muy lenta”, lamenta. “Antes de marcharme, tengo la esperanza y el convencimiento de que podré ver esas ayudas llegar a todos los afectados”, añade.