Julen Abaurrea tiene 11 años y hace 6 fue diagnosticado de diabetes tipo 1. En uno de los chequeos médicos le dijeron a él y a sus padres que todo estaba bien, pero que necesitaba hacer más ejercicios de fuerza y entró en el estudio con la app Diactive-1, con la que ha estado haciendo deporte tres veces por semana. Y los resultados han sido muy satisfactorios: “Vimos que tras empezar en el estudio se iba poniendo menos insulina y él decía que tenía más fuerza en los músculos”, relataba su madre, Sonia Aizpuru, este pasado lunes, en la presentación del estudio en la que Julen hizo una demostración de cómo funciona la aplicación.

Tras medirse los niveles de glucosa, la app le propone a Julen una serie de ejercicios de fuerza de unos 30 minutos, en este caso, contando con material de entrenamiento. Se sienta en el suelo, engancha unas cintas elásticas por detrás de sus pies y empieza a hacer ejercicios de brazo y espalda, tal y como le explica un avatar en la pantalla de su dispositivo móvil, que de vez en cuando le lanza mensajes de ánimo. “Son siempre ejercicios sencillos y que no son lesivos”, sostiene Antonio García-Hermoso, investigador principal del estudio de Navarrabiomed.

Buena experiencia

Al terminar la demostración, Julen atiende a los medios de comunicación y asegura que la experiencia ha sido muy buena y que ahora nota “los músculos más fuertes”. “La aplicación está muy bien porque te hace ser un poco más libre al no necesitar tanta insulina y ahora también le doy más fuerte a la pelota en el frontón”, señala. A su lado, su madre asegura que, además del ejercicio, Diactive-1 “es muy buena para la educación”: “Es una app que da formación sobre el manejo de la enfermedad. Ahora ya es más autónomo y tenemos que conseguir que se gestione solo, porque es algo que va a ser para toda la vida”.