Síguenos en redes sociales:

Premios SciencEkaitza 2025
Marta MachoMatemática y profesora agregada en la UPV/EHU

“La ciencia excelente no puede permitirse excluir a nadie”

Doctora por la Université Claude Bernard de Lyon y Medalla de la Real Sociedad Matemática Española es experta en perspectiva femenina en la investigación científica

“La ciencia excelente no puede permitirse excluir a nadie”Cedida

Marta Macho, matemática, divulgadora científica y activista por la igualdad en ciencia, ha dedicado buena parte de su carrera a visibilizar los sesgos que aún atraviesan la producción del conocimiento. Premio Euskadi de Ensayo y referente en el pensamiento crítico, participará en la gala SciencEkaitza 2025 con una ponencia titulada “Ciencia sin sesgos, ciencia excelente”. 

El título de su ponencia habla de una “ciencia sin sesgos”. ¿Qué tipo de sesgos están más presentes hoy en la ciencia y cómo afectan a su excelencia?

El más preocupante, sin duda, porque afecta a más de la mitad de la población (según los últimos datos, es el 52 %), es el de los sesgos de género. Históricamente, las mujeres no han sido ni sujeto ni objeto de estudio. Pocas mujeres han decidido y liderado en ciencia, a pesar de que, desde siempre, han realizado aportaciones relevantes. Además, las mujeres no han sido hasta hace poco objeto de las investigaciones.

Por dar un ejemplo, en el caso de la medicina, los ensayos de laboratorio y los ensayos clínicos se han realizado solo en machos (animales y varones), con lo que muchos medicamentos han tenido efectos adversos sobre las mujeres o no se reconocen los síntomas de ciertas enfermedades en las mujeres (porque no son los mismos que los de los hombres). Las mujeres están sobremedicalizadas por motivos de salud mental, tienen peores diagnósticos en distintas enfermedades, y un largo etcétera. Si se olvida a la mitad de la población, no se puede hablar de excelencia.

Los modelos masculinos dominan aún el imaginario científico, pero esos modelos solo representan al 50 % de la población. ¿Cuánto consideras que está de avanzado este tema? ¿Qué necesitamos para construir nuevos modelos científicos que representen al conjunto de la sociedad?

Creo que se está avanzando poco a poco, pero más despacio de lo que nos gustaría. Es cierto que existen muchas iniciativas que intentan mostrar referentes femeninos pioneros o actuales. Eso crea conciencia, pero los cambios necesitan de políticas que los induzcan. Creo, además, que hay que cambiar la manera de incentivar la investigación, actualmente es un modelo excesivamente competitivo, adaptado en valores y maneras de funcionar “masculinas”.

No creo que esta manera de trabajar sea eficiente, es necesario incentivar la cooperación, valorar el trabajo en equipo, promover la colaboración frente al individualismo. Y, por supuesto, hay que contar con la sociedad, y para ello es necesario hacer una divulgación cercana y precisa de lo que se hace en los centros de investigación.

¿Cuáles son hoy las principales barreras que siguen frenando las vocaciones STEM en chicas? ¿Y qué estrategias te parecen más eficaces para revertirlo?  

Creo que, hasta ahora, las iniciativas que se han llevado a cabo se dirigen siempre a las chicas. A veces, parece casi que se les está diciendo que eligen mal sus estudios,porque no optan por lo que escogen los chicos. Las profesiones que tradicionalmente eligen las mujeres no son peores, sino diferentes y esenciales para el avance y sostenimiento social. Para que haya más mujeres en ciencia, también debe de haber más hombres en las profesiones más feminizadas.

Tenemos que entender, además, que promover cambios en la ciencia no implica solo a las mujeres, los hombres son parte de esta ecuación. Se necesita un profundo cambio social que acompañe a las chicas (en la misma medida que a los chicos) sin frenarlas. El paternalismo mal entendido provoca muchas veces inseguridades. ¡Hay que dejar volar a las mujeres!

Hay que contar la ciencia de una manera diferente para atraer a diferentes perfiles, salir quizás de las “aplicaciones” clásicas y buscar otras más atractivas teniendo en cuenta los intereses de las mujeres…

Y, por supuesto, también es necesario cambiar los entornos STEM en los que las personas con estas formaciones van a trabajar. Atraer a las chicas a las carreras en ciencia y tecnología está muy bien; pero en muchas ocasiones entran a trabajar en ambientes que las minusvaloran, las tratan de manera condescendiente, las juzgan menos capaces… Se necesitan entornos laborales no sexistas, con horarios razonables que permitan conciliar sin dificultad, en los que cambien las rutinas de trabajo… Queda mucho por hacer.

¿Crees que estamos avanzando hacia una ciencia más inclusiva o aún nos queda un largo camino por recorrer?

Creo que se están dando pasos, pero lentos. Se necesitan vencer las inercias, las maneras “tóxicas” de trabajar, la manera de valorar a las mujeres… y eso requiere de cambios sociales profundos, de mucha pedagogía y de políticas que ayuden a que estos cambios sucedan.

El poder de la ciencia matemática

Las matemáticas suelen considerarse una ciencia "silenciosa", pero están detrás de casi todos los avances tecnológicos. ¿Qué papel crees que jugarán en los grandes retos del futuro?

Sin duda, un papel crucial. Ya lo son, de hecho. Pero la ciencia no solo son modelos y técnicas, la ciencia de futuro debe necesariamente incorporar una mirada ética e inclusiva. Debe incorporar los discursos y saberes de personas con formaciones distintas, desde las matemáticas a las ciencias sociales. Debe escuchar a personas de diferentes etnias, clases sociales, edades o nacionalidades… Debe de ser diversa, mestiza, abierta a cualquier idea para su posterior análisis.

Desde la inteligencia artificial hasta el cambio climático, pasando por la medicina personalizada... ¿Cómo pueden las matemáticas ayudarnos no solo a entender el mundo, sino a transformarlo?

No creo que las transformaciones dependan de una única disciplina. Se necesita esa mirada “interseccional” que comentaba antes. Las matemáticas pueden ayudar a analizar de una determinada manera los problemas que nos preocupan. Pero para resolver cualquier cuestión, hay que tener en cuenta las sugerencias y las miradas de disciplinas diversas.

A veces se perciben como abstractas o inaccesibles. ¿Qué habría que cambiar en la forma en que enseñamos y divulgamos las matemáticas para que más personas —y especialmente más chicas— se animen a hacerlas suyas?

Esa especie de “aversión” por las matemáticas es muy contagiosa. Se transmite en casa, se transmite entre personas cercanas. Claro que son abstractas, pero no inaccesibles. Desde luego, hay que transmitirlas con pasión, con rigor y de manera cercana. Quizás habría que relacionarlas con situaciones o ejemplos cercanos, explicando situaciones cotidianas en las que se muestra como se desarrolla una idea matemática para resolver el problema planteado. Y esos ejemplos pueden buscarse de manera que sean próximos a los intereses de las mujeres.

En un mundo donde abundan la desinformación y los discursos polarizados, ¿qué papel debe jugar la comunidad científica?

Creo que, sin prepotencia, la comunidad científica debe explicar la importancia de la ciencia para resolver muchos de los problemas que nos preocupan. Sin descalificaciones, a pesar de las resistencias o ataques de algunos sectores, hay que hacer una buena divulgación de las investigaciones y avances que permiten mejorar la vida de las personas.

¿Qué mensaje le gustaría dejar al tejido investigador que participa en SciencEkaitza con sus propios proyectos de futuro?

Creo que es fundamental abrir la mirada. Es necesario no menospreciar (y promover que las haya) las nuevas ideas, aunque al principio parezcan descabelladas, aunque procedan de personas que se mantienen habitualmente en un segundo plano. A veces los grandes cambios provienen de miradas diferentes, de cambiar el foco… es necesario ser valientes antes los nuevos retos. Es necesario cambiar las rutinas de trabajo “tóxicas”, eliminando los comportamientos agresivos, promoviendo la escucha y el respeto… con unas condiciones “amables” en lugar de trabajo, el rendimiento es inmejorable.