José Luis García es sexólogo y psicólogo. Durante su intervención, el experto presentó de manera realista el impacto del consumo de pornografía en los jóvenes. Una de las bases de la intervención de José Luis García fue querer transmitir que “la juventud busca información sexual en el porno en lugar de en casa o en la escuela”. Algunas veces porque, en la adolescencia, cuesta hablar con los padres. Otras veces porque, con todos los medios de información que se acumulan en el móvil, no necesitan más. “Sin embargo, las relaciones sexuales que se exhiben en la pornografía no son reales, no tienen nada que ver con el sexo natural. Y el sexo que difunde la pornografía es violencia sexual”, afirmó.
Esto genera que los jóvenes se empapen de lo que ven y lo interpreten como la realidad. “Todo el porno es violento. Donde menos violencia hay es en el prono lésbico, pero tanto en la pornografía heterosexual, como en la homosexual entre hombres y en la de niños y niñas, se ejerce violencia; y esto hace que los jóvenes validen la violencia que ven en la pornografía, creando hábitos sexuales muy dañinos entre la juventud”, aseguró. Los datos de informes reflejan la influencia del porno en la vida adolescente. “Un estudio francés asegura que el 90% del porno contiene violencia sexual, pero es que el 95% de los jóvenes consumen este porno”, señaló el experto. “Datos más alarmantes vienen desde la Universidad de Las Baleares, que afirman que en el Estado, uno de cada cuatro jóvenes consume entre 1.000 y 5.000 vídeos porno antes de los 20 años. Todod esto dentro del contexto de que cada vez tienen el móvil antes, y por tanto, antes generan estos hábitos perjudiciales”, aclaró.
Y entre los hábitos dañinos de la pornografía está la vejación de la mujer. “Los jóvenes se creen que la mujer está para satisfacer los deseos sexuales del hombre, y que pueden ejercer violencia o autoridad durante las relaciones sexuales porque la mujer está hecha para satisfacer esos impulsos”. Todo ello, con unas consecuencias negativas en la salud. “El porno genera adicción, alteración de la sensibilidad, tolerancia... Todo ello porque no hay educación. Los niños no hablan con sus padres de sexo, como en los 70, y entonces recurren a la pornografía”, concluyó García.
“Antes el bullying se veía y se podía intervenir, ahora no”
Pablo Idoate es docente en Secundaria y experto en prevención de suicidio en el ámbito educativo. El 16 de marzo de 2016 cambió por completo la vida de Pablo Idoate. Aquel día, uno de sus alumnos le llamó y le contó que su hermano, compañero de clase, se había suicidado. Desde entonces, Idoate no pasa ni un sólo día sin acordarse de aquel alumno que decidió quitarse la vida por el ciberbullying que sufría, pero sobre todo, porque no fue capaz de darse cuenta y de intevenir. A partir de aquella fecha, decidió formarse y se prometió que no sucediera algo así jamás en su entorno.
“Antes veíamos escenas de bullying en los colegios. A uno que le quitaban la silla al sentarse, que le golpeaban con el balón a propósito, que le seguían a casa después del colegio... Ahora el bullying no se ve. Está en la pantalla y aunque parezca que ocurra en menor medida, está oculto detrás de las pantallas de los adolescentes”, señaló durante su intervención. Idoate lo tiene claro. “Hay que formarse, mirar a los ojos y, por supuesto, rebelarse contra la burocracia. No nos da tiempo a hablar media hora con los alumnos porque tenemos que rellenar informes, cuadros académicos y formularios de conducta. Yo me rebelo contra eso”, afirmó. “Prefiero que me sancionen o que critiquen mi conducta antes de que vuelva a pasar lo que me pasó en 2016”, declaró ante la audiencia.
“Detrás de las redes sociales hay mucho dinero invertido para crear adicción”
Julen Linazasoro es trabajador social y fundador de la entidad que se dedica a la educación digital Macsonrisas. Durante su intervención, desgranó el negocio de las redes sociales y apostó por la seguridad ante ellas. “El modelo de negocio de las redes sociales está centrado en la atención”. Con esta idea arrancó el trabajador social su ponencia sobre las redes sociales. “Las redes sociales nos acaban conociendo porque elaboran un proceso que nos lleva a la atención constante o adicción. Primero recopilan nuestros datos de uso. Después crean un perfil con nuestros gustos y, mediante algoritmos, nos ofrecen lo que queremos ver y así retroalimentan nuestra adicción al teléfono móvil”, explicó.
No se trata de una naturaleza que ha conducido espontáneamente a que las redes sociales generen enganche, sino que “se ha invertido mucho dinero para que las redes sociales generen adicción y la población más vulnerable, en este caso los más pequeños, no puedan despegarse de ellas”, señaló. Y claro, como cualquier adicción, genera problemas. Las redes sociales generan problemas a conciencia.
“Tienen dos maneras de generar impacto: por un lado, esa adicción que se alimenta de una inversión tremenda de capital, y por otro, la difusión de contenidos de emociones negativas intensas, es decir, vídeos o fotos que generan rechazo, enfado u odio”, afirmó el experto. “Esto deriva en problemas de todo tipo, pero en la población adolescente, estos problemas se incrementan aún más: hace que se comparen entre ellos, generan desinformación, malinterpretan la realidad de lo que son las relaciones sexuales, generan otras adicciones como la pornografía o las apuestas, y por supuesto, influyen de manera directa en la salud mental del consumidor y de quienes le o la rodean”, concluyó.