Ekaitz Santazilia, el nuevo responsable de la PAU en Navarra, destacó –en la rueda de prensa previa a las pruebas de acceso, en la que informó sobre los datos de la reciente convocatoria– el progresivo incremento de alumnado que requiere algún tipo de adaptación de cara a las pruebas, como puede ser una ampliación de tiempo, una ubicación especial dentro del aula para realizar los exámenes, supervisión individualizada, el uso de ordenadores o, en casos muy concretos, la aplicación de criterios específicos de evaluación, corrección y calificación, como, por ejemplo, informar a los profesores de que no se penalicen los errores o faltas de ortografía. “Si en el año 2022 estos estudiantes fueron 158 y en 2023 fueron 271, este año 2025 la cifra asciende a 319 estudiantes –48 estudiantes más que en el curso pasado–” y que se traduce en que representan un 8,1% del total de alumnado matriculado en la PAU. “Esto supone un reto a nivel organizativo que intentamos afrontar de la mejor manera posible”, aseguró Santazilia.
De esta forma, otra de las novedades de la prueba de acceso a la universidad tiene que ver con la incorporación de personal especializado a la comisión organizadora para “que nos ayuden a gestionar estos casos”, señaló.
TDA, TDAH y otras necesidades específicas
La mayoría de los alumnos y alumnas que requieren de este tipo de adaptaciones son personas con trastornos de aprendizaje; principalmente, trastorno de déficit de atención (TDA) y trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH), cuya adaptación consiste en un tiempo adicional de 20 minutos o la selección de asiento “donde ellos quieran”, para que se sientan más cómodos y sientan que se pueden concentrar, explicó.
Apoyo a estudiantes con discapacidad sensorial
Por otro lado, para aquellos que presentan algún tipo de discapacidad auditiva –un porcentaje más minoritario–, a pesar de que no tienen grandes problemas porque las pruebas son escritas, sí les dan las indicaciones verbales por escrito. Y, en lo que respecta a la discapacidad visual, los examinadores imprimen las pruebas con una tipografía mayor y, en casos excepcionales, utilizan ordenadores para aumentar cuanto quieran el tamaño.