La titular del Juzgado de Violencia de Pamplona, Esther Fernández-Arjonilla, se muestra preocupada por la llegada inminente de todos los delitos sexuales para que los instruya en su órgano. Será a partir del 6 de octubre. Y con ello se le añadirán unos 200 asuntos más al año, tanto él como al juzgado 2 de Violencia. Dice que hará lo posible para que “el maltrato institucional” no afecte a las víctimas. Todo un reto.
El presidente del TSJN cifró en un 59% la sobrecarga de trabajo que arrastran en Violencia.
–Así es, pero no podemos ser solo un número. Nuestra materia no se puede regir por un número sin más. La materia en sí y las partes que hay implicadas llevan a pensar que el 59% nuestro no es asimilable a un porcentaje igual en Instrucción. Nosotros siempre tenemos dos partes en conflicto, siempre hay cuestiones urgentes, medidas de familia... Nos están aumentando las competencias sin valorar que a lo mejor tienes que estar con una víctima dos horas para que puedas tomarle declaración durante 15 minutos. No le puedes meter prisa a la víctima. Está hablando de su vida, de sus hijos, de su matrimonio... Si tengo 20 casos así no es lo mismo que 20 casos en instrucción... No somos un número sin más, por la materia y por el volumen que tenemos y las medidas que hay adoptar. En octubre vamos a saturarnos. Tienes que darle a la víctima su espacio y estar en condiciones de atender.
¿En qué situación llega la reforma que les hace asumir más carga?
–La asunción de la violencia sexual presenta un panorama terrible. Vamos a mezclar unas víctimas con otras y la atención no va a poder ser igual porque los tiempos son los tiempos. Va a suponer retrasos en las declaraciones, retrasos en los señalamientos de Familia...
Pero han pedido refuerzos...
–La respuesta siempre es que otros están peor. El TSJ hizo un informe en junio solicitando hasta dos juzgados de violencia de género. Ni el Consejo ni el Ministerio han valorado ninguno. Necesitamos jueces y secretarios, porque llegamos adonde llegamos.
¿Y con qué ánimo lo afronta?
–Intentando hacerlo lo mejor posible, racionalizar los medios y no colaborar con ningún tipo de maltrato institucional a las víctimas. Intentando que tengan sus espacios, aunque sea tarde, pero que tengan sus espacios y no se tiren toda la mañana esperando a la jueza o que le digan que tiene seis más delante. Si la tengo que señalar para dentro de tres semanas o de un mes, la señalaré para entonces pero no voy a tener a la víctima ni la voy a escuchar sin sus tiempos.
Eso puede tener consecuencias.
–Puede que cambie el devenir del procedimiento, puede ocurrir que cuando las cites no quieran denunciar. Denunciar no es agradable.