Las emociones tras el cáncer de mama: "Después de todo el proceso no vuelves a ser la misma persona"
Ana, Paloma, Inma e Itziar son cuatro mujeres navarras con cáncer de mama que relatan el impacto que la enfermedad ha tenido en sus vidas más allá del diagnóstico y el tratamiento
El cáncer de mama lleva aparejado una mezcla de emociones muy fuerte que acompañan a quien lo padece durante todo el proceso. Esa ha sido una de las conclusiones de la campaña de la AECC Nos lo tomamos a pecho y de Paloma Pérez, Inma Serrano, Ana Alzueta e Itziar Gallego, cuatro pacientes navarras que el miércoles compartieron sus testimonios y relataron cómo es el día a día conviviendo con un cáncer de mama.
'Nos lo tomamos a pecho', la emotiva campaña de la AECC en Navarra para visibilizar el cáncer de mama
Preguntadas por las implicaciones que tiene el cáncer de mama, Paloma Pérez (51 años) relató que tras el diagnóstico “te preparan para la quimioterapia, la mastectomía, etc. Pero no para el día después, cuando todo pasa, en el que no vuelves a ser la misma persona”. En este sentido, reivindicó que hay que dejar atrás el estigma de “pobrecitas, luchadoras o guerreras”: “Queremos que se nos valore por lo que somos y por nuestra capacidad de discernir lo que es realmente importante en la vida. El valor que tenemos las personas que hemos sobrevivido a un cáncer de mama es muy grande. Vemos la vida de otra manera, tenemos una calma que no tiene el resto. Yo acabo de volver a trabajar y estoy dando un aire fresco a la oficina”.
Para Paloma, lo más duro fue asumir que estaba enferma, porque recibió el diagnóstico nada más cumplir los 50 y ella se sentía “estupendamente”. “Tenía que ponerme un tratamiento para una enfermedad que yo no sentía, yo me veía sana. Me costó mucho”, comentó.
Sobre el “día de después”, Ana Alzueta (43 años) apuntó que el proceso “no acaba cuando recuperas el pelo”. “Hay muchas implicaciones emocionales y físicas que nadie te explica. Por eso echo en falta más cohesión sanitaria entre el hospital y Atención Primaria”, afirmó. En su caso, tras ser diagnosticada con 34 años, ha tenido una recaída con 43 y ahora se encuentra tomando un tratamiento con pastillas, por lo que quiso subrayar la importancia de la investigación: “Gracias a la investigación el cáncer puede cronificarse, y eso es lo que debería ocurrir. Reivindico esa investigación desde el punto de vista de la esperanza”.
La incomprensión y el miedo son dos de las emociones que también acompañan durante muchas etapas a las pacientes de cáncer de mama. Inma Serrano (49 años) lo sintió nada más ser diagnosticada, al no verse capaz de verbalizar lo que le ocurría con sus hijos y su madre. “Fue uno de los momentos más duros pero me comprendieron y me ayudaron muchísimo. Luego sentí también mucho desamparo cuando me quedé en paro tras el diagnóstico”, relató. Asimismo, quiso hacer hincapié en la labor imprescindible de los psicólogos durante el tratamiento: “Es fundamental el apoyo psicológico”.
Pero no todo son emociones negativas. Pasar por algo así también trae cosas positivas, como la fortaleza que Itziar Gallego (45 años) encontró en sus relaciones personales durante la enfermedad. “En lo personal, también he tenido sorpresas muy bonitas de mi familia y gente de mi entorno que me han hecho sentir muy acompañada”, agregó.
Sin embargo, incidió en la falta de información tras el diagnóstico, porque esta enfermedad “no es solo el tumor, tiene muchas más cosas detrás. Necesitamos más información, algo más pausada, sobre lo que nos puede suceder. Cada vez que entras en la consulta aparece una cosa nueva y no todas las mujeres somos iguales. La menopausia precoz, por ejemplo, era algo que yo no me esperaba”.
Compartir el proceso
Tras relatar sus historias, las cuatro quisieron lanzar un mensaje a aquellas mujeres que acaban de recibir el diagnóstico. “Compartir es algo que ayuda. Hay gente que se aísla y yo les animaría a no vivirlo en soledad, porque es algo normal que le pasa a muchas personas”, apuntó Paloma, a lo que Inma añadió que “es fundamental también la ayuda psicológica y buscar distracciones y retos durante el proceso. Ana, por su parte, recomendó “que confíen en la sanidad y que tengan predisposición a pasar por todo tipo de emociones”. “Yo recomendaría salir a la calle y no encerrarse en casa. Hacer una vida lo más normal posible y dejarse ayudar por la familia y los amigos”, concluyó Itziar.