Un estudio de la Universidad Navarra ha demostrado que un estilo de vida activo -realizar actividad física de forma regular y disminuir el sedentarismo- puede reducir casi a la mitad el riesgo de desarrollar cánceres vinculados a la obesidad. Estos cánceres incluyen el adenocarcinoma de esófago, el de mama posmenopáusico, los de colon y recto, útero, estómago, riñón, hígado, vías biliares, ovario, páncreas, tiroides, meningioma y mieloma múltiple.

LA INVESTIGACIÓN

"Moverse más y sentarse menos como máxima para mejorar la salud" es una de las ideas destacadas en la investigación. "Los resultados son claros: las personas con un estilo de vida más activo (medio-bajo, medio-alto y medio) mostraron una reducción de casi un 50% en la incidencia de estos cánceres en comparación con quienes llevaban una vida más sedentaria”, afirma la doctora Estefanía Toledo, catedrática del departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra e investigadora en IdiSNA y CIBEROBN.

En términos estadísticos, por cada punto adicional en el índice de estilo de vida activo, el riesgo se redujo relativamente en un 12%. Además, el riesgo de desarrollar cánceres relacionados con la obesidad en quienes se encontraban en el nivel más alto de actividad física en su tiempo libre era un 46% inferior que en aquellos que estaban en el nivel más bajo.

"La actividad física y el sedentarismo se evaluaron con un cuestionario validado en población española, que recogía información sobre 17 tipos de actividades físicas y deportes practicados. Se calculó un índice de estilo de vida activo con ocho indicadores, como el tiempo de ejercicio, la velocidad al caminar, los pisos de escaleras subidos o las horas diarias frente a la pantalla del televisor", explica Toledo.

PROYECTO SUN

La investigación, publicada en la revista Preventive Medicine, forma parte del proyecto SUN (Seguimiento Universidad de Navarra), una cohorte de voluntarios iniciada en 1999 que sigue a miles de graduados universitarios españoles mediante cuestionarios cada dos años. Para este trabajo, los científicos analizaron datos de 19.651 voluntarios, con un seguimiento medio de 13 años, a los que se les habían diagnosticado 274 nuevos casos de cáncer relacionados con la obesidad.

Los Dres. Miguel Ángel Martínez, Maira Bes, Estefanía Toledo, Maite Bastyr-Diego y María Barbería, investigadores que han desarrollado el estudio. CEDIDA

MOVERSE MÁS Y SENTARSE MENOS

"Un hallazgo interesante es que cumplir las recomendaciones mínimas de la Organización Mundial de la Salud (150 minutos semanales de actividad física moderada o 75 de actividad intensa) no mostró una reducción significativa del riesgo. Esto sugiere que, más que cumplir con un umbral, es la combinación de moverse más y sentarse menos la que marca la diferencia", añade la doctora Maite Bastyr-Diego, primera autora de la publicación y especialista en Medicina Familiar y Comunitaria del Servicio Navarro de Salud.

Para Bastyr-Diego, el estudio aporta evidencia robusta gracias a su diseño prospectivo, la larga duración del seguimiento y la confirmación médica de los diagnósticos. Aunque advierte que la muestra —compuesta por universitarios españoles con estilos de vida en general saludables— podría limitar la generalización a toda la población. "Los resultados apoyan la necesidad de políticas de salud pública que integren la reducción del sedentarismo junto con la promoción del ejercicio", concluye.