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Alicia Ruiz OriaPresidenta del Consejo Escolar de Navarra

Alicia Ruiz Oria, presidenta del Consejo Escolar de Navarra: “Debemos formar al profesorado para dar respuesta al alumnado migrante y sus familias”

Alicia Ruiz Oria defiende a capa y espada la inclusión educativa y cree que hay que incidir en dar respuesta a los movimientos migratorios. “No podemos trabajar como antes, hay que adaptarse”

Alicia Ruiz Oria, presidenta del Consejo Escolar de Navarra: “Debemos formar al profesorado para dar respuesta al alumnado migrante y sus familias”Iban Aguinaga

Alicia Ruiz Oria (Santander, 1972) transmite sosiego, prudencia y serenidad. Su experiencia con alumnado con discapacidad le hace valorar la capacidad de resiliencia. No le gusta estar la “queja permanente” y apuesta por “buscar en todo la oportunidad”. Tiene una amplia experiencia en la inclusión educativa y eso es lo que le gustaría aportar al frente del Consejo Escolar de Navarra.

Usted ha sido maestra de Audición y Lenguaje y ha ocupado puestos de responsabilidad tanto en centros educativos como en el Departamento de Educación. Conoce el sistema educativo navarro desde distintos ámbitos. ¿Cuáles cree que son sus principales fortalezas?

–Muchas. En primer lugar la capacidad que tiene de adaptarse a las nuevas necesidades que van surgiendo y de incluir a todo el alumnado. Tratamos de dar respuesta a todos los escolares que llegan a Navarra También destacaría las ganas que tiene el profesorado de aprender e innovar, los recursos que tiene el sistema educativo navarro en comparación con otros y su amplia oferta formativa. Otra de sus fortalezas es su organización, es decir, las distintas formas de acceso al sistema y esos vasos comunicantes que te permiten seguir formándote siempre que lo desees.

¿Y sus debilidades? ¿En qué ámbitos hay que incidir para mejorar? 

–Lo que más me preocupa y donde más hay que incidir es en ser capaces de dar respuesta a los movimientos migratorios. Tenemos que colaborar con la universidad y con otros agentes para que nuestros docentes reciban la formación necesaria para que puedan dar respuesta a las necesidades de ese alumnado. Pero no solo al alumnado sino también a la familia, el entorno... Acompañar a todos los menores migrados que están llegando en edades de Secundaria donde es mucho más difícil esa adaptación y adecuación, no solo por la edad que tienen, propia de la adolescencia, sino por las mochilas que traen. No podemos trabajar como se hacía hace años tenemos que adaptarnos al nuevo tiempo. Eso no significa que de repente queramos cambiar o nos apoyemos en modas metodológicas sino que debemos saber que tenemos una realidad distinta y hay que adecuarnos.

Navarra, por su carácter industrial, siempre ha sido una comunidad acogedora. ¿Qué ha cambiado con respecto a otros movimientos migratorios?

–Los primeros movimientos, en los años 40, 50 o 60, procedían del Estado, sobre todo, de Andalucía y Extremadura. Luego hubo un segundo boom migratorio de países hispanoamericanos, después otra oleada del Este de Europa (Rumanía, Bulgaria, Ucrania...) y ahora vienen muchos escolares de África, norte y subsahariana. La diferencia es que con los primeros compartimos idioma y eso siempre ayuda, los europeos solían venir muy formados de sus países de origen y como el idioma también tiene raíces latinas, lo aprendían en tres meses más o menos, pero los que llegan ahora tienen un idioma distinto, que no tiene nada que ver con las raíces latinas, y vienen sin escolarizar o con una escolarización muy precaria. No solo hay que enseñar el idioma sino también hay que formarles. Todo eso ha cambiado con respecto a los procesos anteriores y hay que darle respuesta. Y no solo al alumnado sino también a las familias. Vienen con situaciones muy complejas. Nos dicen que su principal objetivo es dar de comer a su familia o encontrar trabajo. Nosotros les hablamos de Matemáticas y ellos están pensando en darles de comer o vestirles. Es un reto no solo para el sistema educativo sino para la sociedad navarra.

“A muchas familias migrantes les hablamos de Matemáticas y ellas nos dicen que su preocupación es poder darles de comer o vestirles”

El curso pasado hubo tres huelgas docentes y este curso arranca con una de FP. ¿Comprende el descontento del profesorado?

–Justo la etapa de FP es la que menos conozco y estoy estudiando la nueva normativa. En cuanto a las otras huelgas, entiendo que cuando estás en un sitio tienes que reivindicar lo tuyo, pero si lo miras en comparación con otros lugares, estamos en un momento muy bueno en el sistema educativo. En cuanto a las horas de Pedagogía Terapéutica, Audición y Lenguaje, especialistas de apoyo eductativo... ha habido un aumento muy importante, se han cuadriplicado las horas. Las necesidades siempre van por encima de las dotaciones, pero hay que entender que el dinero público es finito. Me gustaría que se reconociera que Navarra está en una buena situación y de ahí hay que partir para mejorar. 

Se ha firmado un pacto pero solo están tres sindicatos que no representan a la mayoría. ¿Es insuficiente o un punto de partida?

–Todo pacto es bueno porque significa que dos o más partes han llegado a un acuerdo. Poner de acuerdo a mucha gente es difícil, pero si hay una mayoría representada siempre es positivo. ¿Puede mejorarse? Seguro. Pero es un punto de partida y demuestra que se pueden llegar a consensos.

Recientemente una sentencia ha dado la razón al colegio Mendialdea I de Berriozar al que Educación obligó a ofertar la jornada partida pese a haber votado la continua. El debate sobre la jornada fue central en Navarra. ¿Tiene preferencias?

–Siempre he estado en jornada partida y me parece la mejor opción para trabajar con el alumnado, sobre todo, porque creo que es la más beneficiosa para el alumnado vulnerable. Pero la realidad es que se ha dado a los centros y familias la libertad de elegir qué jornada quieren, y cada uno tiene sus argumentos para apoyar una u otra. Es cierto que hay colegios, como es el caso de Mendialdea I y Mendialdea II, en los que hay dificultad para organizar transportes. El Departamento trata de dar respuesta a todo el alumnado, cuanto más mejor, pero luego hay una limitación de vehículos o precios. Se trata de llegar al máximo con los recursos que hay. Prefiero la partida, pero creo que hay que saber buscar en todo la oportunidad. No quedarse en la queja permanente sino darle la vuelta. ¿Tengo continua? Pues voy a hacer una buena organización de las tardes para dar respuesta al alumnado vulnerable. Vamos a posicionarnos en esa capacidad de resiliencia, que no sé si la estamos perdiendo. Trabajar con alumnado con discapacidad o necesidades te da esa visión porque son muy resilientes.

“Las necesidades siempre van a estar por encima de las dotaciones, pero me gustaría que se reconociera que Navarra está en una buena posición”

El curso pasado hubo mucha polémica con las aulas de 2 años que al final no se abrieron. ¿Pueden convivir las escuelas infantiles 0-3 y las aulas de 2 años en colegios?

–Creo que se pueden conjugar perfectamente. Al final el ciclo es 0-6 años, ¿por qué parte del primer ciclo no va a poder estar integrado con el último? Me parece que nos cuesta soltar el cordón umbilical, hay demasiado proteccionismo. Cuando empecé a trabajar en las escuelas rurales teníamos a los niños de 3 años con los de 12, unos enseñaban a otros, convivían, jugaban... Todo es pedagógico y creo que pueden convivir las dos opciones. 

La escuela pública asume la mayoría del alumnado vulnerable o con necesidades educativas específicas. El decreto de escolarización ha permitido un reparto más equilibrado de la matrícula sobrevenida, pero la diferencia sigue siendo grande. ¿Cuál es su receta?

–La nueva normativa de escolarización hace que la población que va llegando por goteo tenga acceso a la mejor opción y creo que es una buena política. Es cierto que tenemos más alumnado con necesidades en la pública que en la concertada pero esto va cambiando no solo gracias a la nueva normativa de admisión sino porque los propios colegios concertados ven que su alumnado también tienen necesidades y se les puede atender igual que en los públicos, y así tiene que ser. También es cierto hay más centros públicos que concertados... ¿La receta? No sé qué decirle. La prioridad es que la familia, salvo cuando llegan en mitad de curso y Educación le escolariza en el centro que considera que va a estar mejor atendido, tenga la libertad y el derecho para elegir centro educativo. Los centros deben dar respuesta y el Departamento debe dotar con más recursos a los que tienen más alumnado vulnerable.

“Se ha hecho una apuesta por la inclusión del alumnado en centros ordinarios, pero los de educación especial no se van a cerrar, tienen su espacio

Desde hace un tiempo hay un rumor acerca de la futura desaparición de los centros de educación especial. Tengo entendido que sí se han cerrado UTE para alumnado con trastorno autista. ¿Existe una buena inclusión educativa?

–Las UTE no se han cerrado se le ha cambiado el nombre y ahora se llaman estructuras. Donde no hay UTE es en Infantil porque la metodología, la organización y la estructura de la etapa dan lugar a que pueda haber una inclusión mejor del alumnado, pero en Primaria y Secundaria sigue habiendo estructuras y han aumentado. En Navarra se ha hecho una apuesta por la inclusión del alumnado, siempre y cuando esté en posición de incluirse en los centros ordinarios, ya que hay escolares que están mejor en centros de educación especial. La normativa estatal dice que hay que tender a la inclusión y no solo en lo educativo, también en lo laboral. Los centros de educación especial hacen su labor, muy buena por cierto, tienen su lugar y su espacio y así tiene que ser. No se van a cerrar. Este sistema va a continuar así porque hay que dar respuesta al alumnado siempre dentro de lo que necesite. 

Por último,¿qué le gustaría aportar al Consejo Escolar?

–Me gustaría seguir trabajando para garantizar la inclusión de todo el alumnado. La inclusión se basa en tres cuestiones: presencia, participación y aprendizaje. En presencia hemos ganado, en participación estamos en ello y nos queda el aprendizaje. Quiero que mis compañeros docentes trabajen para dar al alumnado todo lo que necesite para progresar. Van a ser los ciudadanos de una sociedad que en el futuro voy a necesitar. Da todo lo bueno porque lo que des va a repecutir en ti. Si formo buenos alumnos con valores de solidaridad, cooperación, inclusión... va a repercutir en una sociedad mejor. Fomentar la convivencia, sin segregaciones. Y otro reto es llegar al máximo consenso posible con toda la comunidad educativa representada en el Consejo Escolar de Navarra.

“Creo en la pedagogía, en enseñar; no soy partidaria de prohibir los móviles”

 Hay un asunto que preocupa y ocupa a centros educativos y familias y es el acoso escolar, que tiene en el suicidio su cara más cruel. En Navarra existe el programa Laguntza para fomentar el bienestar emocional y el buen trato. Se dice que si un colegio asegura que no tiene casos de acoso escolar, mala señal. 

–Así es. Acoso escolar ha habido toda la vida, sigue existiendo y además actualmente se ha incorporado el factor del teléfono móvil. Creo que el programa Laguntza que se puso en marcha en la Comunidad Foral que es muy interesante ya que, como dice, trabaja sobre todo promover el bienestar emocional del alumnado, la empatía, el ponerse en el lugar del otro. Esto es clave porque si eres consciente del daño que puedes hacer o te pueden hacer, igual no lo haces. Soy partidaria de educar, de hacer pedagogía. Siempre voy a creer en esos programas.

¿Es partidaria de prohibir el uso de los smartphones en los colegios e institutos?

–No. Creo en la pedagogía, en el enseñar. Tu puedes prohibir, pero creo que cuando al ser humano le prohíbes algo va a ir más a por ello. Y más en la adolescencia. No soy partidaria de prohibir sino de tener un equilibrio y por supuesto de limitar su uso en los centros educativos. Pero la tecnología ha venido para quedarse. No puedes decir no y volverte analógico, hay que tener un equilibrio. Hay que ajustarse a los desarrollos de los niños y niñas. Ir introduciendo las cosas poco a poco. En la escuela y fuera, que es más importante. Porque en la escuela podemos hacer pedagogía, podemos intentar todo, de hecho estamos intentándolo todo, pero no está calando. El aprendizaje se convierte en aprendizaje cuando lo extrapolas y lo utilizas en tu vida. Pero si en la escuela estamos enseñando cuestiones, valores y luego vas a fuera, a tu casa y tienes un aprendizaje contrario u opuesto... pues según la edad del alumno primará una cosa u otra. Me gustaría apelar a la corresponsabilidad de la sociedad y de la familia. No debemos olvidar que la familia es el primer agente educativo.

También hay mucho debate sobre el uso educativo de las pantallas en las escuelas. Hay estudios que constatan que perjudica a la comprensión lectora y en algunos países están reculando y están volviendo al papel y boli. En Navarra, el Departamento ha retrasado la entrega del smartphone de 4º a 5º de Primaria. ¿Hemos ido demasiado rápido?

–Creo que hay que tener un equilibrio. Soy partidaria de utilizar pantallas cuando tengan un objetivo claro, usarlas como una herramienta más. Hay una cosa importantísima y es que todo lo que se fija en nuestros esquemas mentales debe pasar por nuestra mano. Si estoy en un proceso de lectoescritura todo lo que haga con mi mano lo voy a recordar y comprender mejor. En Infantil, recuerdo cuando empecé, se trabajaban muchísimo los prerrequisitos del lenguaje: la atención, la memoria, la orientación, la organización... No sé si ahora se trabaja tanto. A veces parece que las cosas que se trabajaban en los años 70 no se pueden trabajar ahora. Y yo creí que hay que conjugar. Ahora mismo tenemos un alto índice de alumnado con déficit de atención, pero ¿es déficit de atención o es que no son capaces de mantener más de 30 segundos la atención, que es distinto? Yo me acuerdo de muchas cosas que aprendí de pequeña porque lo aprendí de memoria. La memoria es muy importante para el aprendizaje y hay que trabajarla.  

“Las pantallas es un recurso más, pero en lectoescritura todo lo que haga con mi mano lo voy a recordar y comprender mejor”

En Navarra casi todos los centros públicos y concertados de castellano y algunos de euskera tienen el programa PAI. Hay voces que dudan de su efectividad para aprender la materia y el idioma. ¿Cuál es su opinión?

–Como maestra de Audición y Lenguaje tengo claro que los niños tienen una plasticidad del cerebro demostrada científicamente. Creo que si el aprendizaje de las lenguas está bien estructurado y organizado, es decir, se hace en contextos bien diferenciados y con referentes adecuados, no tiene porque haber interferencias entre unas y otras y funciona. Los niños y niñas aprenden por sí mismos. Cuando hay interferencias por ejemplo, por desconocimiento del idioma, habría que trabajar de otra manera.

Soy consciente de que no hay consenso político, pero ¿usted sería partidaria de que todo el alumnado estudiara euskera como asignatura como ocurre en la CAV?

–En Navarra hay una diferencia con respecto a Euskadi y es que es muy plural y hay zonas en las que nunca se ha hablado euskera y además los movimientos migratorios han sido mayores. El euskera es una lengua propia de la tierra, una entidad cultural que hay que mantener y que todo el que quiera aprenderla o hablarla tiene que tener su espacio. ¿Obligar a que todo el alumnado estudie euskera como asignatura? En esta comunidad, el euskera es cooficial y hoy en día no hay consenso para cambiar esa realidad.