Un exalumno del colegio Irabia de Pamplona denuncia abusos de un sacerdote del Opus Dei
Acusa al cura Jacinto Lázaro de agresiones sexuales entre 1994 y 1996 / La Obra admite los hechos y pide perdón; el sacerdote niega todo
La denuncia presentada el pasado 25 de noviembre por el navarro Pablo Merino Maeztu, de 44 años, ante el juzgado de guardia de Pamplona ha reabierto un caso de abusos sexuales que, según la documentación recopilada, estuvo silenciado durante décadas en el seno del Opus Dei, informa este jueves el diario El País. Merino acusa al sacerdote Jacinto Lázaro Laguardia, hoy de 74 años, de agresiones sexuales cuando él tenía entre 13 y 15 años y estudiaba en el colegio Irabia de Pamplona, donde el cura ejercía como capellán. Pablo denuncia abusos sufridos en varios escenarios, sobre todo el despacho del religioso. Afirma, en una entrevista que ha concedido a DIARIO DE NOTICIAS, que lo que le mueve para denunciar es que se conozcan los delitos que cometió esta persona y que no vuelva a abusar de nadie. "No puede ejercer más de cura en la vida", afirma
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Aunque los delitos están prescritos, la Obra ha admitido los hechos y ha pedido perdón. También reconoce que tuvo constancia de lo ocurrido en 1998, cuando la víctima era aún menor de edad, y que decidió no denunciarlo a las autoridades. En su lugar, optó por trasladar inmediatamente al sacerdote a otra ciudad, una operación autorizada por el entonces prelado, Javier Echevarría, según la propia organización.
Según un comunicado publicado por el Opus Dei, en el artículo de El País se menciona información 'novedosa'. En las actas de la investigación de la Prelatura sólo se menciona la acusación de 1998, pues no había noticia de ninguna otra. "Por tanto, a partir de esa información estudiaremos cómo proceder", expone.
El Opus Dei admite que en 1998 conoció la denuncia en el colegio Irabia y que solo apartó al sacerdote de ejercer con jóvenes
Merino afirma al rotativo madrileño que sus padres nunca supieron nada. El Opus Dei sostiene que respetó el deseo de la familia de no hacer públicas las acusaciones. Se limitaron a trasladar al sacerdote a otro lugar. Pero el navarro admite que es imposible que su familia expresara cualquier sentir en ese sentido a la institución, porque "esto no se lo había contado a nadie hasta el año pasado".
Más casos y 25 años de traslados
La denuncia del navarro no solo destapa lo ocurrido en Irabia. Según testimonios recogidos por El País, Lázaro habría protagonizado episodios similares en San Sebastián a comienzos de los años ochenta, cuando trabajaba en el colegio Erain. En 2023 fue nuevamente denunciado en el Vaticano por una mujer adulta, lo que obligó a la Obra a imponerle medidas disciplinarias.
El sacerdote ha sido movido de destino en varias ocasiones: San Sebastián, Pamplona, Madrid y finalmente Zaragoza, donde reside actualmente bajo supervisión de la organización. El Opus Dei sostiene que Lázaro tiene prohibido ejercer su ministerio en público, "salvo en su domicilio".
Pese a la admisión institucional, el propio sacerdote niega rotundamente cualquier abuso.
Testimonios desde Navarra
Merino relata que las agresiones sucedieron en varios espacios vinculados al colegio Irabia y al club juvenil Noray, ubicado en los bajos del centro. Habla de episodios en despachos, sacristías y en el coche del sacerdote, quien —según afirma— llegó a enseñarle a conducir siendo menor. En su denuncia describe episodios de “masturbaciones, felaciones y penetraciones”.
También recuerda que lo contó a un profesor del colegio, ya fallecido, pero nunca recibió apoyo ni explicaciones. “Se ocuparon de él, pero de mí no se ocupó nadie”, lamenta.
Durante años, asegura, mantuvo una relación de aparente cercanía con Lázaro, un vínculo que hoy identifica como un “mecanismo de autoprotección”.
“Me han jodido la infancia”
Merino, vecino de Villava-Atarrabia, afirma que ha tardado décadas en comprender el alcance de lo sucedido. Hoy no puede permanecer en una iglesia y reconoce haber sufrido secuelas profundas. “No solo el abusador, también quienes lo protegieron me hicieron daño”, afirma.
Su decisión de denunciar responde a la voluntad de “ayudar a otras posibles víctimas” y de revelar “quién es realmente Jacinto Lázaro”.
El Opus expresa a través de un comunicado: “Pedimos perdón por lo sucedido y lamentamos profundamente que un sacerdote del Opus Dei haya actuado así. Estamos a disposición de las personas afectadas para contribuir en su camino de sanación”.
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