Según explica el nutricionista Javier Fernández Ligero (@nutriligero), la menopausia es una etapa en la que el cuerpo de la mujer experimenta cambios hormonales profundos que influyen directamente en la composición corporal, el metabolismo y la salud ósea. Uno de los aspectos más relevantes es la pérdida progresiva de masa muscular, un proceso que se acelera con la edad y que puede tener consecuencias tanto a nivel físico como metabólico si no se aborda de forma adecuada a través de la alimentación y el estilo de vida.
Aumento del consumo de proteína
En este contexto, el aumento del consumo de proteína de calidad se vuelve especialmente importante. La proteína es esencial para mantener y regenerar el tejido muscular, lo que permite conservar la fuerza, la movilidad y los niveles de energía en el día a día. Además, una masa muscular adecuada actúa como un soporte clave para el metabolismo, ayudando a un mejor control del peso y a una mayor estabilidad energética. Fernández Ligero señala que muchas mujeres en esta etapa no alcanzan las cantidades de proteína recomendadas, lo que puede agravar la sensación de cansancio, la pérdida de tono muscular y la dificultad para mantenerse activas.
La salud ósea también requiere una atención especial durante la menopausia. La disminución de estrógenos favorece la pérdida de densidad mineral ósea, aumentando el riesgo de osteoporosis. Por ello, el nutricionista insiste en la importancia de asegurar un buen aporte de calcio a través de la alimentación, acompañado de un entorno metabólico adecuado que facilite su correcta utilización por el organismo. Mantener una estructura ósea fuerte no solo previene fracturas, sino que también contribuye a una mayor autonomía y calidad de vida a largo plazo.
Por otro lado, crear un entorno antiinflamatorio a través de la dieta es clave para aliviar muchos de los síntomas asociados a la menopausia. Incrementar el consumo de alimentos ricos en ácidos grasos omega 3, como los pescados azules, los huevos o los frutos secos, ayuda a reducir la inflamación crónica de bajo grado que suele aparecer en esta etapa, mejora la salud cardiovascular y favorece un mejor equilibrio hormonal y metabólico. Este enfoque nutricional, unido a hábitos de vida saludables, permite afrontar la menopausia con mayor bienestar, energía y estabilidad física, convirtiendo la alimentación en una herramienta fundamental para cuidar la salud de la mujer en esta fase de la vida.