Francisco Javier Almeida, acusado de asesinar al niño Alex, de nueve años, en Lardero, en octubre de 2021, ha asegurado hoy recordar lo que ocurrió ese día con una "nube" y ha llegado a alegar que el niño lo hizo todo "voluntariamente".

La Sala 13 de la Audiencia Provincial de Logroño acoge, hoy, la primera sesión del juicio, por jurado popular, contra Francisco Javier Almeida, de 55 años, al que el Fiscal pide prisión permanente revisable por un delito de asesinato; y quince años de cárcel por un delito de agresión sexual, ambos cometidos sobre el niño Alex.

"Ese día bebí un montón", ha afirmado Almeida en la que ha sido su primera declaración dado que, hasta ahora, se había acogido a su derecho a no hacerlo. También ha asegurado que no era su "intención agredirlo y matarlo", aunque no ha explicado qué buscaba ni cómo ocurrió todo.

"No le puedo decir qué hice, fue muy deprisa", le ha dicho el acusado al fiscal, "recuerdo que llevaba al niño en brazos pero era porque cuando sucedió algo se me encendió y lo cogí para pedir ayuda y llevarlo al hospital".

Ha dicho no saber "explicar por qué subió" el niño a su casa. Ha reconocido que "en el dormitorio estuvo" pero ha afirmado que el niño se bajó solo los pantalones. Ha negado que lo violara, pero sí ha reconocido que ocurrió el acto sexual.

La abogada de la acusación particular y popular, Alicia Redondo, ha avisado al jurado de que "los siguientes días van a ser muy desagradables". No le cabe "ni una sola duda" de que Almeida agredió sexualmente "con gran agresividad" al niño y lo mató. Redondo también ha puesto en énfasis en que Almeida "no tiene ningún trastorno, lo hizo porque quiso".

La sesión ha comenzado con la lectura de los hechos mientras, entre el público, se palpaba el horror y se veían lloros contenidos y caras de sufrimiento. Almeida ha escuchado con atención lo que se relataba y, en un momento dado, le ha escrito anotaciones a su abogado.

La defensa de Almeida se ha mostrado "disconforme con los hechos relatados" y ha negado que su defendido tuviera "responsabilidad penal" ninguna.

Los hechos han sido calificados por el fiscal, Enrique Stern, de "horribles". Ha avanzado al jurado cómo, durante el juicio, se podrán "revivir" las horas de angustia buscando al menor; y se verá cómo las instrucciones, mediante pruebas, "confirman las peores sospechas: que antes de morir había sido violado".

Mientras el fiscal hablaba, Almeida, que permanecía impasible y muy atento a lo que estaba ocurriendo, le ha hecho unas anotaciones a su abogado, encargado del caso de oficio.

El fiscal ha seguido señalando: "La maldad existe en el mundo" y afirmando que el acusado "no es reinsentable" y en sus acciones "está buscando la dominación". Redondo ha puesto el acento, además, en que "alquiló un piso junto a un colegio".

El abogado de la defensa, César Martínez, ha pedido "tener un juicio" porque, ha visto, "se han leído opiniones y filtraciones", pero "las cosas no son siempre lo que parecen". "Aparentemente nos encontramos ante un monstruo, vamos a ver si lo es", ha dicho señalando que "sólo entendiendo por qué pasa lo que pasa" se puede saber la verdad.

Cuando se le ha preguntado a Almeida si iba a testificar ha empezado a dar cabezadas hasta el punto de que el fiscal ha saltado pidiendo que aclarara si lo iba a hacer o no. El acusado ha dicho: "Contestaré a lo que pueda".

Ha comenzado diciendo: "Esa persona", en relación a la del relato del asesinato, "no soy yo". Después, ha contado cómo, tras salir de la cárcel "no sabía como actuar; no sabia" adaptarse. "No sabía andar por la calle, iba zombi", ha dicho. Ha negado haberse acercado nunca a los menores del lugar.

Ha rechazado haber tenido "malas intenciones". A preguntas del fiscal ha dicho que el niño "al principio decía no" pero que no sabía cómo le convenció. Ha insistido en que su intención, cuando le encontraron con el niño en brazos era "pedir auxilio".

Ha afirmado que el niño, voluntariamente, se bajó los pantalones y los calzoncillos. Cuando la acusación particular le ha preguntado si apretó el cuello del niño hasta que casi lo partió ha dicho: "No lo sé, no sé por qué pasó".

A preguntas del abogado de la defensa ha hablado de cómo había  restos de cerveza en la cocina porque había bebido y no llamó al 112 porque no sabía ni lo que era. "Si hubiese tenido mala intención de esconder el cadáver lo habría tapado; lo bajaba descubierto para pedir ayuda porque lo veía vivo", ha afirmado.

Tras una semana de testimonios que culminarán, el viernes, con la exhibición de pruebas, el lunes, 27 de marzo, se dará paso a las conclusiones de las partes (acusación y defensa) y a los informes finales.

Se le dará derecho a la última palabra al acusado y el martes, 28 de marzo, la idea del juez es entregar al jurado el objetivo de veredicto con una serie de instrucciones y, a partir de ahí, dar paso a su deliberación para decidir la culpabilidad o no culpabilidad.  

Desmontan que el acusado estuviese borracho

Por su parte, agentes de la Guardia Civil que acudieron, la noche del 28 de octubre del 2021, a Lardero después de que, presuntamente, Francisco Javier Almeida agrediera sexualmente y asesinara al niño Alex, de nueve años, han desmontado que Almeida estuviera borracho y han garantizado que el niño no tuvo medio de defenderse.

Los agentes han declarado que no tuvieron "ninguna sensación" de que estuviese borracho. El resto de agentes, a preguntas tanto del fiscal, Enrique Stern, como de la abogada de la acusación particular, Alicia Redondo, han rechazado que su aliento oliera a alcohol o tuviese una actitud deambulante.

En la sesión de hoy, se han exhibido las imágenes del portal de Lardero en el que vivía Almeida y se ha visto cómo el acusado habla con el menor y se entiende que le dice que suba por las escaleras.

Los agentes también han hablado de las lesiones que tenía el niño en el cuello, resultado de una axfisia ocasionada desde atrás, con el brazo, subiéndolo, incluso, hacia arriba. Algo que hizo que "en absoluto" tuviera "medio de defenderse". Además, presentaba moratones en la boca, en la encía superior y el labio interior; marcas de "elevada violencia".