Miguel Ruiz Marfany, jefe de la Brigada de Delitos Económicos y contra el Patrimonio de la Policía Foral, recuerda que “lo que más caracteriza a los timos del amor es que juega con lo sentimental. No juega tanto con la avaricia como otro tipo de estafas. Para lograr ese gancho sentimental, buscan perfiles de personas vulnerables, que viven solas, con redes sociales y páginas de contactos. A partir de ahí, muchas veces las víctimas se interesan por el perfil del propio estafador porque, lógicamente, llama la atención, al ser una persona atractiva y con un buen trabajo”, asegura Marfany. Se inicia por tanto ya el contacto y ya se pasa de ahí a establecer una relación a través de otras mensajerías como Telegram o WhatsApp. 

“Los perfiles de los estafadores, militares, empresarios viudos, trabajadores en plataformas petrolíferas, todos residentes en el extranjero, perfiles de clase media alta que no hagan sospechar, son perfiles que sin embargo se repiten entre los delincuentes, al igual que también se repiten los problemas que sufren para exigir dinero: conflictos en la aduana o en las fronteras, operaciones inesperadas a ellos mismos o a algún familiar...”. Así inician una relación que dura semanas, meses e incluso un año y una vez que la relación está consolidada, el siguiente paso a dar es pedir dinero a toda costa con algún tipo de excusa.

La estructura de la estafa, que se basa en convencer al estafado de que lo que vive es real, ya está montada. Seguramente la víctima, que cree hablar todo el rato con su supuesto amor, dialoga en realidad con varias personas que forman parte de una organización criminal que usa traductores de google. La Policía Foral ha localizado un grupo asentado en Costa de Marfil, donde empresas se hacen con buena parte del dinero de las víctimas de estos romances scam. “Es difícil que hasta que intervengamos los policías no haya sospechas de ningún tipo, pero es cierto que las personas que sufren estas estafas reaccionan con incredulidad. Les cuesta creer que han sido engañadas. Hasta que no enseñamos pruebas y localizamos el perfil verdadero de la persona, no terminan de creerse lo que les contamos”. 

Alerta de entidades bancarias

Ruiz Marfany también echa en falta que se les ofrezca más colaboración por parte, por ejemplo, de entidades bancarias y por eso considera importante “darle publicidad a estas denuncias, porque ocurren en el día a día. Los bancos tienen que pensar que esto es una realidad y, aunque cada vez se ha perdido más el contacto directo y personal con los clientes, debería saltar una alerta si una persona de 60 años, con una vida normal, empieza a realizar transferencias muy extrañas al extranjero”, detalle el policía.

La investigación policial suele terminar en un laberinto, ya que son denuncias “muy complicadas de esclarecer” y que tienen detrás todo un entramado empresarial. Para el especialista de la Policía Foral, el perfil más habitual de las víctimas suele ser una mujer sola, de mediana edad, de entre 45 y 60 años. Afirma que los estafadores llegan incluso a realizar llamadas telefónicas, pero en todo ese periodo de tiempo que se prolonga el engaño la víctima debe sospechar si “nunca quieren hacer videollamadas. Hay que sospechar de gente que no quiera mostrar su rostro, aunque dice estar locamente enoramorado, y sospechar aún más en el caso de que nos pida dinero antes de vernos para una hija enferma o por problemas en la aduana. Si se dan esas circunstancias, estamos sin duda ante una estafa”.