El perfil social de una mujer de rasgos eslavos, bien parecida, que trabaja como empresaria de éxito, conoce a un soltero navarro de mediana edad a través de una red social de ligues. Todo un flechazo. La supuesta mujer, que ha tenido varios avatares amorosos anteriores que la han dejado tocada anímicamente, busca una amistad y lo que surja. Y surge. El incauto navarro cae en sus redes. Ella le promete que le va a hacer partícipe de gran parte de su patrimonio y que le confíe un número de cuenta para evitar la pérdida en el cambio de divisas y que el fisco ruso pueda perseguirla. Ahí sobrevienen los primeros incidentes. “Amor, me han parado en la aduana. Me impiden salir del país con esta cantidad de dinero y joyas si no es previo pago de una cantidad. Necesito...”. Y el navarro le envía dinero ipso facto, porque no quiere otra cosa que verla en persona, por vez primera, y encontrarse con la mujer de su vida. Aunque todo sea un engaño de toda falsedad y todavía no se haya percatado de ello.

Así, encadena tantas vicisitudes que llega a pagar 45.000 euros para que esa supuesta fémina, de imponente físico y relumbrón empresarial, aparezca de una vez por todas. El banco le llega a bloquear las transferencias, pero acude hasta otra sucursal. Pide préstamos. Incluso pide dinero a amigos y familiares. Pero llega un punto que no puede más. La Guardia Civil le pone en conocimiento de lo que le ha ocurrido. “Es usted víctima de una estafa. Todo es mentira”. Él no se lo quiere creer. De hecho, sigue hablando con la otra persona. El juzgado archiva la investigación porque no se puede dar con el paradero de la estafadora. La víctima entiende lo que él quiere y, como no ha perdido el contacto, sigue mandándole dinero pese a que el rostro de esa mujer es el de una conocida actriz de su país y con solo un click en google se podría descubrir la verdad. Seis meses después vuelve a denunciar. La vergüenza que pasa la víctima es total. 

En muchos casos así ni llegan a denunciar. Estas estafas amorosas, romances scam, suman una docena de investigaciones policiales al año en Navarra según las cifras que aporta la Guardia Civil y la Policía Foral. Los especialistas lamentan sin embargo la gran cifra oculta de casos que quedan sin denunciarse debido a que las víctimas no quieren pasar por un doble calvario: por un lado, descubren que el amor de su vida es una ruina y, por otro, ven sus cuentas agujereadas con todo el dinero que han ido soltando. Por lo general estas estafas se pueden prolongar semanas, incluso meses, pero ha habido casos que han durado hasta más de un año. 

La Guardia Civil ha investigado hasta desde la pandemia 14 denuncias con cantidades estafadas que suman 700.000 euros. Una de las víctimas llegó a perder 165.000 euros. La Policía Foral investiga otros tantos casos, con cantidades desde los 4.000 euros a los 60.000. El perfil más habitual de víctima suele ser el de persona sola, normalmente mujer, de mediana edad, con una posición económica holgada y que suele interactuar por redes sociales. Si a ello se añade la ingenuidad o la necesidad de buscar cariño o comprensión, los estafadores tienen ante sí a la víctima perfecta.