Han perseguido estafadores de todo tipo, han localizado a dos grupos muy activos tanto en Nigeria y Burkina Faso como en Rusia y están acostumbrados a que esas personas se hagan pasar por todo tipo de perfiles. Entre las denuncias que recibe la Guardia Civil ha habido casos de víctimas que han sido estafadas por quien se hacía pasar por militar de alto rango en zonas de conflicto, empresario, marino mercante o actor con fama. Y al contrario de que lo que se pueda pensar, confiesa Antonio, brigada responsable del Grupo de Delincuencia Económica y Tecnológica, “el perfil de la víctima no es necesariamente el de alguien que no tenga conocimiento ni formación, más al contrario, cae de todo, la mayoría gente con cierta necesidad de cariño o de comprensión”.

El experto explica que en este tipo de fraudes “es curioso que alguien a quien no has visto nunca se convierte en el amor de tu vida, te hace creer que posee un alto nivel económico, desde luego ninguno de los estafadores finge estar tieso, y a partir de ahí muchos de ellos insinúan que tienen tanta necesidad de estar con las víctimas que les comparten sus ahorros. Lógicamente, sin llegar a hacerlo nunca”. Luego comienzan las excusas, incidencias, ingresos en hospitales o detenciones sui generis. Lo que sea para mantener vivo el gancho de la amistad y el rodillo económico.

“Las víctimas pueden ser personas muy formadas y pasan mucha vergüenza al saber la verdad”

Antonio - Brigada del Grupo de Delincuencia Económica Guardia Civil

“Una vez que han hablado con la víctima varias veces, les empiezan a prometer transferencias económicas, o que van a mandar oro y diamantes, y la víctima se siente entonces que va a tener un dinero seguro y todavía creen más el engaño. Se consolida la relación y ya son capaces de darle lo que sea”. De esta forma, la estructura de la estafa se va aquilatando y ganando terreno. Y la víctima, embaucada, no llega a atisbar la realidad. Manda dinero con regularidad por transferencia bancaria o a través de casas de envíos de dinero. Y el estafador, con una simple foto de internet en la que se ven las manos de una persona (nunca el rostro) que está haciendo una maleta como si se fuera de viaje, le sigue embaucando. “Muchas veces da pena cuando contactas con las víctimas y les dices que de verdad han sido estafadas. Pero no les importa tanto el dinero que han perdido, sino que les estás desmontando el amor de su vida y todo ese futuro que habían imaginado. Ahí es cuando aparece todo de golpe y la vergüenza lleva a que muchas víctimas ni siquiera denuncien”.