La titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Aoiz ha dictado un auto en el que modifica hacia una mayor flexibilización la prisión provisional atenuada, o prisión en su propio domicilio, dictada contra el hombre de 83 años que mató con disparos de escopeta a su propio hijo en Labiano el pasado 28 de abril. Padre e hijo mantenían una relación altamente conflictiva y la víctima había amenazado con un cuchillo a su progenitor la misma noche para que le entregara dinero. La medida de prisión domiciliaria era prácticamente inédita en la Justicia navarra, tan solo se recordaba un caso similar hace décadas para un acusado de delitos sexuales, y provocaba que la Policía Foral tuviera que estar de modo constante en el domicilio.

Ahora, una vez que lleva un mes con la medida de prisión provisional adoptada, la jueza va a permitir que debido a su estado de salud, el acusado salga durante dos horas al día de su casa en horario de mañana y de tarde y que lo haga a un kilómetro de su domicilio. Además, se le instalará un dispositivo de control telemático en forma de pulsera para conocer su situación y deambulación por parte de la Policía Foral, que de esta forma dejará de tener presencia permanente en el exterior del domicilio. Igualmente se acuerda autorizar el acceso y visitas conjuntas de hasta cuatro personas en el domicilio del investigado.

DELITO DE ASESINATO

La jueza dictó en un primer momento unas medidas mucho más restrictivas ya que el procesado no podía salir de su domicilio, tendría vigilancia policial en todo momento y solo podía ser visitado por vecinos o familiares de uno en uno. El hombre está acusado de un delito de asesinato y la jueza sigue apreciando un riesgo de fuga debido a la gravedad de las penas a las que podría enfrentarse, pero a la vista de los informes médicos de nefrología que aportó la defensa del acusado y en los que se recomendaba caminar, además de un escrito de la Policía Foral, que se encarga de la custodia del acusado, ha optado por permitir otro tipo de medidas.

La instructora recuerda que "sin olvidar la naturaleza del delito investigado, los indicios de su perpetración, la existencia de riesgo de fuga, la medida de prisión provisional atenuada dictada en su día así como el informe de nefrología que indica la necesidad de caminar del acusado "procede modificar las medidas de vigilancias acordadas". Para ello se ha basado en un escrito de la Policía Foral, que proponía la medida de control telemático, puesto que es una "medida flexible que permite ajustar la frecuencia de las rondas policiales y adaptarse a las necesidades que pudieran surgir. Así se limita la presencia policial a momentos específicos lo que supondría un menor impacto en el entorno que el que supone una vigilancia policial permanente", exponía en su informe el cuerpo autonómico.

En dicho escrito consideraba que el control telemático en forma de pulsera "ofrece una alternativa más eficiente, precisa y menos intrusiva que la vigilancia policial permanente" y resaltaba que hasta el momento el acusado se había mostrado pacífico y colaborador, ya que "incluso anuncia a los agentes encargados de su custodia el momento en el que se va a acostar y en el que se levanta, lo que demuestra su compromiso con el cumplimiento de la medida". La Policía Foral también destaca que el investigado carece de permiso de conducir, lo que también hace que tendría que valerse de una tercera persona para utilizar un medio de transporte que le facilitara su huida, en caso de que esa fuera su intención.