Falta de pericia del chófer de La Estellesa y velocidad excesiva. El Juzgado de lo Penal nº 2 de Pamplona ha condenado a 2 años y 9 meses de prisión a M.L.R., conductor de un autobús que en enero de 2020, a la entrada de Estella-Lizarra, perdió el control del mismo y, a consecuencia de la colisión contra un vehículo, fallecieron Ixeya y Daniel Pérez Pascual, dos niños pequeños que iban en el interior del coche, conducido por su madre que resultó gravemente herida.
Según la sentencia, que aún no es firme y puede ser recurrida ante la Audiencia de Navarra, el procesado ha sido condenado como responsable de dos delitos de imprudencia grave con resultado de muerte y dos delitos de imprudencia grave con resultado de lesiones. Además, no podrá conducir vehículos a motor durante 3 años y un día.
El 19 de enero de 2020, el acusado, que trabajaba como conductor para la empresa La Estellesa, conducía un autobús que realizaba el trayecto Logroño-Pamplona, un itinerario que ya conocía con anterioridad, pero, sin embargo, era la primera vez que lo recorría al volante de ese concreto autobús.
Hacia las 20.00 horas, se detuvo brevemente en el apeadero de Ayegui y reanudó la marcha camino de Estella-Lizarra. El acceso a esta localidad se efectuó a través de la rotonda de la calle Carlos VII con la calle Merkatondoa, donde la velocidad máxima en aquellas fechas era de 40 km/h (pasó por el lugar a 61 km/h).
Sin embargo, el inculpado pisó el acelerador dos veces en lugar de reducir su marcha. A consecuencia de ello, el autobús se salió de la calzada, por su derecha, y se subió a la acera. Se reventó la rueda delantera. Al perder por completo el encausado el control sobre el autobús, “ya que no utilizó el freno de mano ni ningún otro medio para frenar el vehículo”, este chocó con una valla y un semáforo volviendo a la vía, que atravesó oblicuamente. Impactó contra un Kia Carens que circulaba a escasa velocidad a la altura del paso de peatones de la gasolinera de Vélaz. La conductora, de 41 años en aquella fecha, no pudo eludir la colisión, que afectó prácticamente a la totalidad del coche, que dejo “destrozado”.
A consecuencia del impacto, fallecieron los dos hijos menores de la conductora, de 8 y 5 años y alumnos del colegio Mater Dei, quienes iban en el asiento trasero. La niña, en el momento, y el niño, poco después en el Hospital García Orcoyen de Estella - Lizarra al que fue trasladado. La madre, por su parte, sufrió lesiones que precisaron de tratamiento médico quirúrgico especializado.
Tras esta colisión, el autobús volvió a salirse de la calzada y chocó contra una serie de vehículos y las instalaciones de la gasolinera. Provocó numerosos daños materiales que han sido indemnizados ya por la aseguradora del autobús.
A raíz de esta colisión multitudinaria resultó lesionada una mujer que caminaba por allí. Sufrió fractura de tibia y de peroné. Precisó de cuatro intervenciones quirúrgicas. Tardó 516 días en curarse de las lesiones. Entre otras secuelas, padece limitación para desarrollar la vida cotidiana en forma similar a antes de sufrir este accidente, así como en el área del ocio y la actividad deportiva.
La compañía aseguradora del autobús ha abonado prácticamente la totalidad de los perjuicios personales y materiales ocasionados por estos hechos. En la fecha del juicio, adeudaba a los padres de los menores fallecidos el último pago de las indemnizaciones convenidas tras el acuerdo alcanzado.
En el juicio, celebrado en abril de 2024, la fiscal y las acusaciones particulares solicitaron 3 años y 9 meses de prisión. La defensa, por su parte, reclamó la absolución. Ahora queda esperar a que la sentencia sea firme para determinar si el acusado ingresará o no en prisión.
Sin fallos en el sistema de frenado
La juez explica en la sentencia que el encausado conducía el autobús de La Estellesa “sin la atención exigible a la vista de que se trataba de un medio del transporte colectivo, y el propio tamaño del vehículo, cuyo impacto es notoriamente superior al de un turismo”.
“Hay otro dato inesquivable, era el primer día que […] conducía ese concreto autobús, al que no estaba acostumbrado, de modo que resultaba todavía más exigible un mayor y especial cuidado, que no prestó y desencadenó el fatal desenlace”, describe la jueza.
En su declaración en el juicio oral, los peritos de la Escuela de Tráfico de la Guardia Civil avalaron las conclusiones a las que llegaron los investigadores de la Policía Foral referentes a la falta de pericia del conductor, y reiteraron cómo la inicial aceleración se debió a su acción. E igualmente señalaron la incidencia de la pendiente sobre la velocidad, que alcanzó hasta los 61 km/h en el momento en que literalmente arrolló al vehículo en el que viajaban los menores fallecidos.
Los informes periciales, subraya la juez, descartan fallo o defecto alguno en el sistema de frenado. Para la magistrada, por tanto, “había modos de parar el autobús, pero el conductor no hizo uso de ellos, no supo afrontar la situación”.