En libertad el acusado de incendiar el piso de su expareja en Sanfermines
Ha estado 6 meses en prisión provisional pero la investigación no encuentra huellas ni ADN suyo en el lugar
Después de que pasara seis meses en prisión provisional, la titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de Pamplona decretó el pasado mes de enero la libertad condicional de un acusado que fue detenido durante los últimos Sanfermines por provocar un incendio en el piso de su expareja en el Casco Viejo de la capital navarra. Las pruebas científicas, lofoscópicas y de ADN realizadas por la Brigada Científica de Policía Judicial del Cuerpo Nacional de Policía para encontrar huellas y otros vestigos en la vivienda donde ocurrieron los hechos han dado resultado negativo en todas las superficies donde se pudieron realizar tales pruebas. Había bebidas encima de la mesa y diversos carteles y pegatinas puestas en las paredes que no presentaban rastro del investigado. La investigación descartó el origen accidental del incendio puesto que el mismo presentaba tres focos, en el baño, en el dormitorio y en la cocina, causados con montones de enseres personales, toallas y ropas acumulados. A la vista de los informes obrantes en la causa, y que no se podía acreditar la presencia del procesado en el piso, la defensa solicitó su puesta en libertad y la Fiscalía no se opuso, al entender que no se podía dar por probado el principal motivo de su ingreso en prisión que era el hecho de que causara el fuego. El varón, que seguirá siendo investigado a la espera de juicio y de que se concrete la acusación una vez que finalice la instrucción, había negado su participación en los hechos y afirma que en la hora en la que supuestamente se produjo el fuego se encontraba en un bar en otra parte del Casco Viejo. Tenía una orden de alejamiento respecto a su expareja y acudió al piso de ella el mismo día que ocurrió el fuego, que era 6 de julio, sobre las 17.00 horas. Fue grabado por su pareja desde la mirilla y un vecino, que declaró como testigo, se cruzó con él en el rellano, pero no consta acreditado que entrara en la vivienda.
En un principio, la magistrada imputó al investigado los supuestos delitos de allanamiento de morada, incendio en casa habitada, quebrantamiento continuado de medida cautelar y coacción en el ámbito de la violencia de género. Según expuso en su resolución en julio, el delito de incendio en casa habitada está castigado con pena de prisión de entre 10 y 20 años, y el delito de allanamiento de morada y el de quebrantamiento continuado también llevan aparejadas penas de cárcel. Además de por la elevada pena de prisión a la que se enfrenta por los citados delitos, la magistrada consideró procedente la prisión provisional debido a que el imputado tiene numerosos antecedentes policiales y judiciales por delitos violentos, tanto de violencia de género como de hurto, lesiones, resistencia y desobediencia a agentes de la autoridad, y depósito o tenencia de armas, municiones y explosivos.
Además, agregó la juez en su momento, se ha demostrado que la pena de alejamiento no ha sido suficiente para proteger a la víctima, quien padece un riesgo “evidente” para su vida o integridad física. El investigado, que tiene un procedimiento de violencia de género con una orden de protección que se le impuso, aparece en una grabación aportada por la denunciante intentando entrar sobre las 17.00 horas con llave en su casa. Este extremo también fue corroborado por un testigo. Posteriormente, sobre las 21.00 horas, la mujer abandonó el domicilio. Pasadas las 23.00 horas, la Policía Municipal de Pamplona y los bomberos fueron alertados de un incendio en la vivienda de la víctima. Esta afirmó que había dejado “todo apagado”.
Relató que, unos dos meses antes, el investigado, a pesar de las medidas de alejamiento, había estado una noche acogido en su casa. También declaró que el hombre había estado otras veces en su vivienda y se había comunicado con ella en diversas ocasiones con el fin de que retirara la denuncia. En alguno de esos momentos, según ella, el encausado pudo hacerse con una llave de la casa. De hecho, advirtió que, en los últimos meses, echaba en falta algo de dinero u objetos de la vivienda. Al respecto, el imputado alegó cuando declaró en instrucción que la llave que tiene es de cuando vivían juntos y que la utilizó el día 6 porque su “situación psicológica cuando bebe no le permite entender bien”.
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