Acepta 2 años y 3 meses de prisión el policía foral que acosó y hostigó a su expareja y quemó el coche de su novio
El acusado, al que pedían inicialmente 17 años, no ingresará en prisión, ha pagado 69.000 euros y tendrá que llevar dispositivo telemático como orden de alejamiento
Un agente de la Policía Foralha aceptado esta mañana en la Sección Segunda de la Audiencia una condena de dos años y tres meses de prisión por un delito de coacciones y hostigamiento a su expareja durante años (delito conocido popularmente como stalking) y a otro de daños mediante incendio, por haber quemado el vehículo del que era novio de ella en Marcilla.
El procesado ha consignado 69.000 euros en concepto de responsabilidad civil, con los que tiene que abonar 28.000 euros a su expareja, otros 28.000 a su novio y otros 8.000 euros por los daños causados a otros vehículos y al aparcamiento del ayuntamiento de Marcilla.
Igualmente se le impone una orden de alejamiento y de prohibición de comunicación con su expareja durante 5 años y 9 meses y para ello portará un dispositivo telemático de seguimiento, es decir una pulsera GPS.
El acuerdo alcanzado, después de que la Fiscalía le pidiera de inicio hasta 17 años de prisión, ha sido posible al contemplarle al acusado la atenuante muy cualificada de reparación del daño y después de que las partes aceptaran también la suspensión de la pena y, por tanto, el procesado no tenga que ingresar en prisión a cumplir su pena.
Para concederle la suspensión extraordinaria, se le sustituye por una multa de 3.210 euros y no tendrá que cometer ningún delito en el plazo de tres años. Además, del escrito de acusación inicial desaparecen los dos delitos de descubrimiento y revelación de secretos que se le imputaban y que suponían diez años de cárcel, puesto que se entiende que los datos que obtuvo en las bases de datos policiales eran meras reseñas administrativas que se pueden obtener de forma pública sin necesidad de hacer uso de bases profesionales.
El acusado aceptó los hechos, en los que se contempla el hostigamiento durante cinco años tras haber finalizado su relación sentimental e intentar que ella la retomara, sin éxito. El procesado mantuvo una relación sentimental con la víctima entre febrero del año 2017 y agosto del año 2017. Con posterioridad a la finalización de la relación, y hasta el mes de abril de 2022, la sometió “a una situación extrema de vigilancia, control y hostigamiento, acrecentada por la condición de policía foral” del propio acusado, la cual “le permitió acceder a bases de datos para obtener de manera indebida y sin autorización o causa legal para ello información tanto de ella, como de su entorno cercano”, a los que incluso llegó “a mandar cartas anónimas comunicando información relativa a la salud” de su expareja o “a realizar seguimientos y anotar sus rutinas”.
Además, el encausado escribía a la misma diciéndole que dejara a su pareja y volviera con él, a la vez que imponía su presencia, acudiendo con habitualidad a su trabajo, realizándole seguimientos tanto a ella como a su entorno. También la siguió con el coche y la puso en situaciones de peligro en plena carretera.
Quemó el coche del novio
Asimismo, en la madrugada del 20 de abril de 2022 en Marcilla el encausado, “como nueva forma de presión hacia su expareja y siendo plenamente consciente del riesgo que causaba y la destrucción de propiedad ajena que producía, prendió fuego al vehículo utilizado por la pareja de su expareja, el cual lo tenía aparcado, propagándose el mismo a otros cuatro turismos más, resultando calcinados todos ellos, y a una vivienda cercana a la que se le causaron daños de escasa consideración, siendo precisa la intervención de los bomberos para apagar el incendio provocado por el encausado”.
De manera reiterada y en diversas ocasiones, la mujer “le dijo al encausado que no quería reanudar la relación con él; que le dejase en paz y que no acudiera a su lugar de trabajo. Llegó incluso a pedirle ayuda a una compañera de trabajo si el acusado volvía a acudir al establecimiento; llegó a bloquearle las llamadas y los mensajes de teléfono, pero entonces el encausado le escribía por Telegram o por correo electrónico para continuar con el acercamiento y contacto con ella”.
Como consecuencia de estos hechos la víctima ha sufrido una considerable ansiedad, estrés y desasosiego ante la conducta machacona y recurrente del encausado, alterando con su presencia el día a día de la misma, haciéndole cambiar sus rutinas, llegando a tener que avisar a compañeras de trabajo para que la informaran si el encausado acudía a su lugar de trabajo. Su novio, a raíz de tener conocimiento de las cartas enviadas por el encausado a su círculo cercano o a personas de su entorno familiar, así como tras haber podido comprobar los seguimientos de los que había sido objeto por el encausado, experimentó una intensa preocupación por su seguridad y la de su familia, lo que se vio acrecentada aún más si cabe con la quema del vehículo que utilizaba.
El acceso a las bases de datos policiales realizada por el encausado estaba conectada con la finalidad de hostigar y conocer datos de las personas que se relacionaban con la víctima y muchos de esos datos constaban en fuentes abiertas de datos, por lo que no se le condena por revelación y descubrimiento de secretos.
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