El rastro violento en Cárcar y Azagra que permitió poner nombre a El Mourabit
El acusado de los asesinatos de los agricultores en Tudela y Ribaforada se movía a pie, ocupó una caravana armado con un machete y fue fotografiado por una cámara de vigilancia de un huerto
Los investigadores de la Guardia Civil tenían un perfil genético, unas muestras de ADN de un varón, hallado en el huerto (en la motoazada y en el coche) donde asesinaron en diciembre de 2023 a José Luis Aguado, de 80 años, en Ribaforada y de donde sustrajeron además su vehículo. Antes, ya había habido una muerte igualmente violenta, a cuchilladas, en un olivar de Tudela apenas un mes antes, donde alguien había matado a Pedro Oyón, de 68 años. Pero no había un rostro ni un nombre del que tirar. Se pusieron a desandar el camino. Y rebobinando en el tiempo, buscando la colaboración de ayuntamientos navarros y revisando hechos delictivos que pudieran tener alguna semejanza, pudieron finalmente llegar a buen puerto.
El 27 de septiembre se deshace de la pulsera y empieza a huir a pie hasta entrar en Navarra
El auto judicial de la jueza de Tudela que envía a prisión provisional, comunicada y sin fianza a Allal el Mourabit, de 54 años y que era vecino de Vitoria, refleja que este el 27 de septiembre decidió romper la pulsera telemática que portaba para cumplir una medida de libertad vigilada por su cercanía al yihadismo, medida que le había impuesto la Audiencia Nacional.
En la resolución ahora conocida se relata la huida hacia delante que protagonizó El Mourabit a partir de esa fecha y cómo las piezas comenzaron a encajar en un puzzle ausente hasta entonces de pistas relevantes. Sin embargo, el ADN que apareció en el crimen de Ribaforada resulta que coincide con el perfil genético de un hombre que ocupó una caravana en Cárcar y amenazó a su propietario con un machete de grandes dimensiones, al que intimidó en noviembre de 2023. Era el ADN de El Mourabit, que se desplazaba a pie y sin rumbo por varias localidades navarras y pernoctaba en zonas rurales. Aquel suceso de Cárcar, con la intimidación directa al propietario de la caravana, permitió a la Guardia Civil confeccionar un retrato robot del sospechoso a partir de los datos ofrecidos por tres testigos.
La imagen de una cámara de videovigilancia de un huerto
Por aquellas fechas, los investigadores descubrieron que el sospechoso al que perseguían también había accedido a un huerto en Azagra, donde había sido visualizado por una cámara de videovigilancia. La propietaria del terreno recordó que ese hombre había sacado un machete cuando se sintió observado por la cámara y se marcha del lugar. De las cámaras se extrajo un fotograma con la imagen de este hombre, que portaba puesta una sudadera del dueño de la caravana y que había sustraído de este vehículo.
Los investigadores realizan una búsqueda de personas con características similares a la imagen obtenida de la cámara de Azagra y entonces es cuando se establece, merced a la pericia y el instinto de los agentes, la posible correlación de tal fotograma con una persona que había sido arrestado como un camionero vinculado a la Yihad en julio de 2019 en Pamplona. Antes ya le había condenado por su radicalización la Audiencia Nacional en 2016. Era Allal El Mourabit, una persona ya reseñada. Fue entonces cuando se localizaron a familiares directos del mismo, que habían denunciado su desaparición en Vitoria, y se cotejó el ADN del autor de crimen de Ribaforada con el de los hermanos de El Mourabit. Pleno. Todo era coincidente. Por tal motivo se emitió el 7 de marzo la orden de detención europea. La prolija investigación podía empezar a escribir su final.
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