"Cuando llegamos, ese hombre estaba muerto, pero empecé a reanimarle y le escuché respirar"
El policía foral Francisco Javier Moriones, que trabaja en la vigilancia del Palacio de Navarra, tuvo junto a compañeros, sanitarios y bomberos, una intervención decisiva para salvarle la vida a un hombre de 53 años en la Plaza del Castillo
"Cuando llegamos allí, ese hombre estaba muerto. No respiraba, estaba en parada. Y de hecho, entre varios ciudadanos, porque era un hombre muy voluminoso, le estaban practicando una maniobra de Heimlich que no estaba sirviendo para nada, porque su problema no era que se atragantara o que tuviera obstruidas las vías respiratorias, sino que parecía un problema cardíaco. Le tumbé en el suelo, le hice una reanimación manual, me veía con fuerzas y algo me hizo pensar que iba a salir bien. Fue entonces cuando empezó a hacer algunos sonidos guturales, como si le estuviera entrando aire. Ahí empezó con respiraciones profundas y entrecortadas y no hizo falta que le pudiéramos el desfibrilador, de hecho igual hubiera sido contraproducente colocárselo. Le pusimos en posición lateral de seguridad y, a partir de ahí, el trabajo fue en equipo, entre compañeros de Policía Foral, los sanitarios de la ambulancia, los bomberos, y sirvió para salvarle de una situación crítica".
Francisco Javier Moriones González, agente primero de la Policía Foral, retrata así de sencillo una intervención crucial hace unos días para salvarle la vida a un hombre de 53 años y de nacionalidad española que sufrió dicho ataque en la Plaza del Castillo.
Moriones, que ha trabajado 27 años en Seguridad Ciudadana, apenas lleva un mes en la división de Protección de Edificios, encargado de vigilar el Palacio de Navarra, la sede del Gobierno foral. Ahí en la puerta del edificio fue cuando recibió el aviso de dos ciudadanos que habían visto como ese hombre era zarandeado por algunas personas en lo que ellos creían que podía ser una agresión, y en realidad buscaba solo reanimarle, aunque fuera sin éxito.
"Debido a su volumen, era un hombre que no podían ni levantarlo. Y era algo que no procedía, porque se le veía que no tenía nada para sacar. Al parecer, se había agachado para beber agua de una fuente y había sufrido el ataque. En la ambulancia, tras sacarle de la parada, le pusieron suero y oxigeno y empezó a dar las gracias a todos el mundo".
Moriones se retiró del primer plano de la asistencia y no le ha seguido la pista al paciente, aunque entiende que su evolución es positiva. "Hicimos nuestro trabajo y punto. En plena actuación creo que tenemos recursos para no ponernos nerviosos y atenderle bien, pero cuando terminas es cuando te empiezan a temblar un poco las piernas por lo que ha pasado. Por mi trabajo, por desgracia, he tenido que ver muchos muertos en tráfico o en otras situaciones, y este hombre podría estar muerto. Por esto estamos contentos de lo que hicimos, pero nos dedicamos a esto y ya no sigo preguntando por ello, porque necesitas aire y oxigenarte y no llevarte todo a casa".
Este agente recuerda por ejemplo que en 2004 tuvo que rescatar junto a otro compañero, y subido al cazo de una grúa, a tres personas que se ahogaban en un coche en una riada en Cortes. También, con otra compañera, mantuvieron 20 minutos con vida a través de la RCP a un hombre en un paraje de Ororbia hace unos años.
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