En la zona este de Navarra, a los pies de los Pirineos, se extienden las 1.500 hectáreas de la Baja Montaña, un territorio donde se respiran los climas atlántico, continental y mediterráneo. Este fenómeno, junto a la orografía, la vegetación y la particularidad del suelo, convierte a la Baja Montaña en una zona única para el cultivo de viñedos de gran personalidad en los que la Garnacha es la variedad por excelencia.

Bien lo saben en Eslava, un municipio de este singular territorio donde el cultivo de las viñas y la elaboración de vino ha sido siempre el principal motor económico. Todavía hoy sigue siendo una actividad fundamental para este pueblo que, en su día, tuvo más de 500 habitantes. En la actualidad, 101 vecinos y vecinas mantienen vivas sus calles, sus tradiciones y su patrimonio y buscan la manera de devolver a Eslava el movimiento que un día le caracterizó. 

Gran parte de esta misión recae sobre la bodega del pueblo, que comenzó su andadura hace más de 80 años. La historia de Bodega Eslava continúan escribiéndola hoy 14 socios que cultivan la vid con la misma pasión que antaño y elaboran vinos dignos del territorio que cuentan también una historia: la de la Garnacha. Cuando en los años 90, en distintos puntos de Navarra, se arrancaron hectáreas y hectáreas de esta variedad de uva a favor de otras más productivas, en Eslava se mantuvieron fieles a la Garnacha. Por esta razón, cuentan con un porcentaje tan alto de esta variedad (80%), el mayor de toda la Comunidad Foral, conservando incluso viñedos centenarios. El resto de uva cultivada es, a partes iguales, Tempranillo, Merlot y Cabernet Sauvignon.

Siempre se ha dicho que la Garnacha es una uva capaz de expresar los elementos más característicos de un territorio, como el clima, la altitud, el suelo o la vegetación. Por eso, la Garnacha de Eslava es conocida como ‘Garnacha de montaña’ y, por eso también, los vinos de Bodega Eslava se clasifican en función del territorio: están los vinos de villa, elaborados con uvas de diferentes parajes; los vinos de paraje, con uvas de un único paraje, como su propio nombre indica; y los vinos de parcela, con uvas de una parcela concreta dentro de un mismo paraje.

Cada uno con sus singularidades y matices, los vinos de Bodega Eslava son un fiel reflejo de la Baja Montaña navarra y un auténtico homenaje a la Garnacha.