Educar nunca ha sido tarea fácil, pero en el siglo XXI se convierte en un reto aún más complejo. Los escenarios sociales actuales, marcados por la diversidad, las migraciones y las tensiones propias de un mundo globalizado, nos interpelan como comunidad. Ante esa realidad, las ikastolas seguimos firmes en nuestra misión: educar en el presente con la mirada puesta en el futuro. Somos una red de 115 ikastolas, 46.000 familias, 55.500 alumnos y alumnas y 3.700 profesionales que, desde raíces
democráticas, participativas y cooperativas, compartimos una misma responsabilidad: la educación infantil y juvenil.
Nuestros proyectos educativos se sostienen en un marco contrastado y en un modelo de persona íntegra. La inmersión lingüística nos permite impulsar la euskaldunización desde el euskera y la cultura vasca, garantizando al mismo tiempo la integridad de cada alumno y el bienestar de toda la comunidad. Porque el euskera, aún hoy, sigue siendo una lengua minorizada en su propio pueblo, y esa vulnerabilidad exige medidas proactivas y una regulación que lo proteja, nunca barreras como la zonificación. Surgimos para revitalizar el euskera y seguimos aquí porque no somos sólo necesarios: somos imprescindibles.
El movimiento de ikastolas no se entiende sin el espíritu de quienes nos precedieron, que levantaron escuelas en tiempos mucho más oscuros que los actuales. Si ellos pudieron, nosotros no podemos rendirnos. No caeremos en la desesperanza. Nos toca proyectar luz sobre las sombras, ilusión ante los retos, sonrisas en la infancia. Nafarroa Oinez es reflejo de ello: fiesta del euskera y la cultura vasca, pero también fiesta reivindicativa de las ikastolas, que recuerda a la sociedad que nuestro compromiso es tenaz y nuestro futuro, compartido.
La propuesta educativa de las ikastolas, en consonancia con el lema del Oinez 25 Buruz, Bihotzez, Oinez, dialoga directamente con los cuatro pilares del Informe Delors. Aprender a conocer despertando la curiosidad, cultivar el pensamiento crítico y ofrecer herramientas para comprender un mundo complejo. Aprender a hacer formando jóvenes capaces de trabajar en equipo, con decisiones fundamentadas.
Aprender a vivir juntos, quizá nuestro mayor desafío y mayor fortaleza: desde la educación en euskera construimos convivencia intercultural, respeto y solidaridad. Y, sobre todo, aprender a ser, pilar que articula todos los demás, porque educamos para que cada niña y niño sea libre, autónomo, capaz de inventar su propio camino con ética, responsabilidad y alegría. Las ikastolas navarras, como Paz de Ziganda Ikastola y las otras 14 que tejen el mapa de Navarra, trabajamos por una sociedad mejor, basándonos en valores de transformación social.
Priorizamos la prevención frente al acoso, la educación emocional, el respeto a uno mismo y a los demás. Nuestra meta no es otra que cada niño y cada joven sea feliz y pueda desarrollar todo su potencial en euskera, contribuyendo a una sociedad más justa y solidaria. En un tiempo de incertidumbre, creemos más que nunca en la necesidad de fortalecer puntos comunes como proyecto social. La convivencia intercultural no se decreta: se construye día a día, con diálogo, con participación y con esfuerzo colectivo. Y ahí la educación es clave. Por lo que fuimos e hicimos, por lo que somos y hacemos, por lo que seremos y seguiremos haciendo: Gora Nafarroa Oinez eta gora Ikastolak!
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