Tres vinos de Príncipe de Viana para brindar y compartir esta Navidad

En Navidad, elegir el vino adecuado es casi tan importante como decidir el menú. Se trata de acompañar los momentos más especiales de las fiestas de Navidad, las cenas, las comidas, los encuentros familiares más tradicionales o esos encuentros informales que se alargan sin mirar el reloj. Bodegas Príncipe de Viana propone tres tintos pensados para encajar en cada uno de esos escenarios: Aniversario, 1423 Reserva y Edición Tinta.

Príncipe de Viana Aniversario, el imprescindible para la gran noche

Pensado para celebrar la historia de la bodega y los 600 años del título “Príncipe de Viana”, Aniversario es un tinto de corte moderno, pero con alma clásica, elaborado a partir de Tempranillo, Syrah, Cabernet Sauvignon y Garnacha. No es casual que la crítica lo haya situado en la élite: sus 96 puntos en la Guía AkataVino lo convierten en uno de los tintos más destacados de Navarra en los últimos años. Aniversario pide platos nobles y festivos: foie y patés de entrante, cordero lechal al horno como plato principal y quesos intensos al final de la comida, cuando el vino gana matices en la copa. En definitiva, es el vino ideal para acompañar la cena de Nochebuena.

Príncipe de Viana 1423 Reserva, el clásico de las mesas navideñas

Su nombre recuerda al año en que Carlos de Viana recibió el título que hoy da nombre a la bodega, un guiño histórico que ya marca el tono del vino. Es el tinto que mejor luce en los menús más tradicionales de estas fechas: acompaña a la perfección cocidos y legumbres de invierno, asados de cochinillo y platos donde la melosidad necesita un vino con estructura y frescura, además de carnes rojas y quesos curados. Es el vino para quienes disfrutan de los tintos de larga conversación, esos que acompañan toda la comida y siguen hablando con los dulces y el café sobre la mesa.

Príncipe de Viana Edición Tinta, el invitado perfecto en cualquier encuentro navideño

Edición Tinta es el vino que nunca falla en estas fiestas: encaja igual de bien en el picoteo con amigos que en una cena familiar. Acompaña de maravilla las tablas de embutidos y quesos, croquetas, hojaldres salados o un pollo relleno y otras carnes blancas, cuando no apetece un vino demasiado potente pero sí con carácter. Es el tinto ideal para cenas informales, brindis previos y esas segundas botellas que llegan cuando la conversación se anima. Un vino accesible y seductor, con personalidad y que nunca desentona.