Quien le conoce habla de Martín Pedroarena como un perfil antagonista dentro del mundo del fútbol: sin egos, humilde, trabajador y alguien que si tiene que estar en el banquillo no pone una mala cara. Alguien que antepone su bien personal por el bien del equipo. Eso ha hecho que en su primera titularidad con Osasuna Promesas haya anotado dos goles con los que el filial rojillo rompiera una racha de tres derrotas consecutivas. Pese a pertenecer al Subiza, Pedroarena no da crédito a lo que está viviendo, algo que califica como un sueño.
“Tampoco me esperaba ser titular y fue un una sorpresa. Al principio sí que me entraron los nervios y sí que estaba nervioso, pero también me ayudaron mucho los compañeros, que me dijeron que estuviese tranquilo, Santi también, el preparador físico... todo el mundo me dijo que iban a salir las cosas bien y luego ya cuando empezó a rodar el balón ya se te pasan todos los nervios y ya te empiezas a soltar. Encajamos el gol en dos minutos y dije ‘menuda manera de empezar’, pero el equipo supo sobreponerse a ese primer gol y las cosas salieron bien”, comienza valorando el protagonista.
"Es algo inolvidable. De hecho meto el segundo gol y me tapo la cabeza con la camiseta porque no me lo creo"
Dos goles que vinieron precedidos de dos asistencias al hueco de un Jon García que estaba siendo de lo más destacado del equipo en los últimos partidos y que visualizó las acciones antes de empezar. “Me lo dijo antes del partido: ‘tú corre al espacio que yo te las voy a echar’. Los dos goles son idénticos, con un pase al hueco de Jon. Meto el primero y la verdad que la emoción es increíble y ver a todos contentos a todas las personas que te han ayudado durante este proceso, la familia, amigos… es algo inolvidable. De hecho meto el segundo y me tapo la cabeza con la camiseta porque no me lo creo”, agrega un Pedroarena que incluso a punto estuvo de llevarse el balón a casa.
El extremo reconoce que la semana la pasó “con nervios”. “Te dicen al inicio de semana que esta puede ser tu oportunidad, y repito mucho, pero estaba con nervios. Te haces a la idea de que puede llegar, pero yo iba con la idea de poder jugar algo. Sí que tenía en mi cabeza que podía ser titular, pero la verdad es que estás un poco ansioso, con ganas de que llegue el partido para ver la alineación y poder demostrar que estás preparado para esa oportunidad”, comenta el navarro, que admite llevarse una sorpresa cuando le dijeron que entrenaba esta temporada con el Promesas. “Yo iba con la idea de jugar en el Subiza, que al final es mi equipo, y para mí es un regalo porque no te esperas entrenar todas las semanas con el Promesas. Sí que a mitad de semana te avisan si no vas a jugar para ir a entrenar con el Subiza para preparar el partido”, expone.
En la grada, su hermano Asier, jugador del Balonmano Torrelavega, vio el partido. Es, según Martín, “un espejo” en el que mirarse, un “referente” porque “ha ido escalando en el balonmano nivel a nivel y ahí está. Ha llegado a la Primera División a base de trabajo, esfuerzo y sacrificio. Esas palabras son las que me repiten en mi familia, porque el trabajo da sus frutos. Mi hermano ha estado en Alemania y ha viajado mucho para conseguir su sueño y él lo ha conseguido”.
Oberena, luz al final del túnel
Como cualquier niño pequeño, Martín Pedroarena comenzó dando sus primeros pasos en el Lezkariu junto con sus amigos. De ahí pasó al Txantrea, pero en su último año, la falta de minutos hizo que tomara la decisión de cambiar de aires. Ahí apareció Oberena, el equipo que futbolísticamente le “ha visto crecer”. “Como club, me han ayudado, me trataban como si fuera un hijo de la entidad, es donde más he disfrutado. Les tengo un cariño especial porque me acogieron cuando peor lo pasé. Fui escalando categoría a categoría y el último año de División de Honor lo mezclé con Autonómica”, relata.
"En Oberena es donde más he disfrutado. Les tengo un cariño especial porque me acogieron cuando peor lo pasé"
Después de despuntar en Tercera, le llegó la llamada de la Mutilvera. “Quería probar esa categoría y encima Mutilva, cerca de casa y también de maravilla. Llego allá y me encuentro un grupo increíble también, te tratan de maravilla… deportivamente no fue el año deseado porque descendimos, pero fue una gozada. Vas a jugar y el campo está lleno, la grada te animan…”, prosigue. Fue en Mutilva donde destaca la labor de Jon Ander Unanua, director de metodología del club, porque “iba a todos los balones como un loco, y Jon Ander me hizo un trabajo individual para controlarme”. Una temporada en el Valle de Aranguren le bastó para recalar en la estructura de Osasuna.
“Las dos primeras semanas estaba ‘cagao’”, bromea. “Estás toda la vida deseando poder jugar en Osasuna, pero piensas que es imposible que seas tú, así que trabajas para poder conseguirlo. Empiezo con ellos y el primer partido es contra el primer equipo, jugadores que veo en la televisión. No me lo creía, era un regalo. Lo tengo que disfrutar, es un regalo para mí”, reconoce, antes de contar que vio a Budimir un día y pensó: “qué hago yo aquí”. “Vas por los pasillos y los ves y te saludan todos muy amables y dices que yo llego aquí de la Mutilvera, me están saludando los jugadores de Primera División de Osasuna, los que llevo viendo por la tele y me quedo loco. Al principio piensas ‘le saludo, no le saludo’, estás cortado pero ellos te saludan con total normalidad”, cuenta Pedroarena, mientras su rostro esboza una sonrisa y sus ojos brillan emocionado.