Desde hoy, FlixOlé rinde homenaje a Carmen Sevilla con el lanzamiento de una colección que recoge una treintena de sus películas más recordadas. Además de recopilar los mejores trabajos actorales de la actriz, que van desde sus primeras coplas hasta sus coqueteos con el destape, la plataforma estrena el documental Cómicos nuestros: Carmen Sevilla en el que, firmado por Ramón Verdet, sus compañeros de profesión (José Sacristán, Concha Velasco y Antonio de la Torre, entre otros nombres) homenajean a la artista andaluza que fue capaz de decir no a Hollywood.

Así, el servicio de streaming referente del cine español reivindica a una de las más grandes estrellas del cine español y también la última de una estirpe de folclóricas con un especial de películas que recorren sus primeras soleares entonadas, alocados títulos de comedia en los albores del destape y también sus papeles dramáticos más solemnes con los que se despidió del séptimo arte.

FOLCLORE Y COPLAS

Amadrinada por Estrellita Castro, uno de los grandes astros de la copla, María del Carmen García Galisteo era todavía muy joven cuando la fama la alcanzó, allá por finales de los años 40 con cintas como La revoltosa (José Díaz Morales, 1950), la más celebrada adaptación de la popular zarzuela, o La hermana San Sulpicio (Luis Lucía, 1952), donde una mezcla entre virtud y picardía vistieron el hábito de una Carmen Sevilla convertida en monja.

Su cándida, y a la vez seductora, mirada cautivó pronto a la cámara, mientras que su salero natural hizo lo propio con el público haciendo que le llegaran más y más papeles. La tradición, folclore y comedia blanca fueron elementos recurrentes en los personajes a los que dio vida en sus comienzos, como en Violetas imperiales (Richard Poittier, 1952), donde la coplista interpretó a una vendedora de flores en tiempos de Eugenia de Montijo. Otros títulos de su edad dorada incluidos en la colección de FlixOlé, son La pícara molinera (León Klimovsky, 1955), La fierecilla domada (Antonio Román, 1956), Secretaria para todo (Ignacio F. Iquino, 1958) y Pan, amor y Andalucía (Javier Setó, 1958).

Tras protagonizar la primera película española nominada a un Oscar: La venganza (Juan A. Bardem, 1958), la fama de Carmen de Sevilla traspasó fronteras y, al otro lado del charco, Hollywood extendió un cheque en blanco para la actriz y cantante. No obstante, la folclórica rechazó tal oportunidad para continuar trabajando en su país donde fue la estrella de musicales 'typical spanish' en los 60 en títulos como El secreto de Mónica (José Mª Forqué, 1961), El balcón de la luna (Luis Saslawsky, 1962), donde compartió protagonismo con sus amigas y estrellas Lola Flores y Paquita Rico, Crucero de verano (Luis Lucia, 1964), Camino del Rocío y El relicario (ambas de Rafael Gil, 1966 y 1970 respectivamente).

SIN PEINETA Y ... SIN ROPA

Ya en los 70, Carmen Sevilla se soltó el pelo, literalmente. Además del anecdótico bofetón que le plantó a Charlton Heston durante el rodaje de Marco Antonio y Cleopatra (1972), esta década sirvió a Carmen Sevilla para dejar a un lado el cine de peineta y mantilla y probar con otros géneros. Se zambulló así en el destape con cintas como El apartamento de la tentación (Julio Buchs, 1971), que relanzó su imagen dotándola de un toque más sensual; La cera virgen (José Mª Forqué, 1972), musical un tanto erótico; y Sex o no sex (Julio Diamante, 1974), un juego de clichés sexuales con los que el español medio sólo soñaba.

A las cintas del destape hay que sumar otros filmes de factura técnica y argumentativa de mayor calado. Títulos como Nadie oyó gritar (Eloy de la Iglesia, 1973), No es bueno que el hombre esté solo (Pedro Olea, 1973), La loba y la paloma y Beatriz (ambas de Gonzalo Suárez, 1974 y 1976) demostraron que su arte no entendía de etiquetas ni de géneros, dejando de legado una filmografía digna de una estrella como pocas ha tenido el cine español.

FlixOlé nos invita a descubrir a la Carmen Sevilla dramática que cautivó al público y demostró sus buenas dotes como actriz más allá del mundo del folclore y la copla dominantes en sus inicios.