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Pequeños secretos de la Navidad: origen y curiosidades de sus costumbres

La celebración de la Navidad siempre viene acompañada de muchas tradiciones. Su origen no se conoce con exactitud. San Crisóstomo la menciona en el año 380 y ya se refiere a ella como una costumbre celebrada en distintas fechas por los primeros cristianos. Desgranamos algunas de todas estas costumbres que llevamos tan interiorizadas

Pequeños secretos de la Navidad: origen y curiosidades de sus costumbresPankra Nieto

Convendrán conmigo en que cada año se anuncia antes el tiempo de Navidad. Antes era la colocación de bombillitas adornando nuestras calles y el obsesionante martilleo de los villancicos como fondo de compra en los supermercados. El voceras de esa celebración es últimamente mucho más tempranero. Me refiero a ese cartelito que cuelga en nuestros establecimientos habituales con este texto: “Hay Lotería de Navidad”. El tiento que se hace a ese juego que inventaron los chinos hace más de dos mil años surge ahora casi medio año antes de la gran fiesta de la cristiandad.

Fue en el siglo XVI cuando la lotería adquirió una notable pujanza en el viejo continente por dos motivos principalmente: el pueblo vio en ella un entretenimiento fácil y tal vez provechoso, y los gobiernos una forma rápida de embolsarse suculentas ganancias aprovechando la fiebre de enriquecimiento de sus súbitos. Y en este caso sin riesgo alguno. El primer sorteo de nuestra lotería tuvo lugar el 18 de diciembre de 1812 en Cádiz, si bien la Lotería de Navidad tardaría ochenta años en surgir.

Carlos III en un billete de Lotería.

Las figuritas de los belenes

Pero el gran misterio de la Navidad es su propia fecha, porque no hay certeza de que Jesús naciera el 25 de diciembre. En los inicios del Imperio Romano, este día se rendía culto a la diosa Mitra, cuidadora del orden y la ley, en una fiesta que se montaba por todo lo alto. Ante la enorme dificultad por erradicar esta creencia, la Iglesia Católica decidió no prohibir la fiesta pagana, sino aprovecharla, pero cambiando el sentido de la celebración. Fue el obispo romano Liberio quien ordenó en el año 354 que la fecha oficial y definitiva de la Navidad fuese el 25 de diciembre y desde entonces ha sido respetada.

Se le atribuye a San Francisco de Asís la representación del nacimiento de Jesús en Belén por medio de figuritas. Según la leyenda, utilizó este sistema en 1223 para explicar su versión del acontecimiento a los vecinos de la villa italiana de Greccio, tal vez ya con la presencia inmediata del buey y la burra. Con el tiempo, este tipo de manifestaciones se ha ido superando hasta adquirir caracteres de auténtico arte.

Representación de la Navidad en la iglesia de San Sergio de El Cairo.

El árbol y los druidas

El abeto con regalos es la competencia inmediata del belén tradicional. Esta costumbre procede de los druidas, que veían en este árbol el origen de todas las cosas buenas. Los suecos tienen una forma muy interesante de adornarlos por Navidad. En la parte superior colocan la bandera de su país, y en las ramas ponen banderitas de todos los países para transmitir su mensaje: “Paz en la tierra a los hombres de buena voluntad”.

También el muérdago, la planta del dinero y las flores de Pascua son habituales en la decoración de las estancias que se van a utilizar durante todas las celebraciones navideñas. Al muérdago se le tenía antiguamente como símbolo de la buena suerte de la familia y el hogar. Las de Pascua, en realidad, no son flores, sino unos arbustos originarios de Centroamérica que llegan a alturas de casi cinco metros.   

Los villancicos

Alrededor del belén o del árbol es costumbre el canto de villancicos, sobre todo si hay niños. El origen de estas canciones hay que buscarlo en la Edad Media, cuando se pasó de los temas religiosos serios que entonaban los monjes en las abadías a expresiones campesinas plenas de júbilo y, ¿por qué no?, también de picardía. El nombre proviene de la palabra latina villanus o villanos, que es como se llamaba a los habitantes de los caseríos. La derivación a villancicos fue inmediata. Casi todos evocan la época de paz, aunque no falta el que, como el titulado Canta, ríe, bebe de fácil recuerdo, dice en una de sus estrofas: …Y dale a tu suegra un tiro en la nuez. Recuerden que en los cotillones son imprescindibles los matasuegras.

Papá Noel y Olentzero

La figura de Papá Noel nos fue impuesta desde Estados Unidos. La imagen del viejo bonachón está basada en San Nicolás, un arzobispo del siglo IV natural de la ciudad turca de Myra, a dos kilómetros del actual puerto de Demre, que se ganó fama como gran defensor de los niños. Dice una leyenda que resucitó a tres pequeños que habían sido descuartizados por un malvado carnicero. En un principio se le representaba vestido de obispo y con un puchero a sus pies con tres niños dentro. Afortunadamente y con el paso del tiempo cambió su imagen.

Truculencias aparte, el uniforme inicial de Papá Noel era de color verde, amarillo, azul y hasta negro, pero en 1931 la firma Coca-Cola lanzó una fortísima campaña publicitaria utilizando al personaje navideño y lo vistió de rojo. Estarán conmigo en que, dado el éxito obtenido, hay que felicitar al responsable del intento. Su rival vasco es Olentzero, ese carbonero que baja del monte por Navidad cargado de regalos.

Las costumbre cambian según nos movemos de latitudes. Así, en el México tradicional, el día de Navidad se pasa tranquilamente en el hogar. Se cambian felicitaciones entre los amigos, pero no existe la tradición de hacer regalos. Tampoco se recurre a Papá Noel ni al árbol. Sin embargo, todos los niños confían en las piñatas, esas ollas de barro cocido que, colgadas en el centro de un patio, esperan a que las aticen con una garrota para soltar los dulces, frutas y nueces que hay en su interior.

Postal del cartero.

La agonía de los christmas

¿Recuerdan la costumbre de enviar tarjetas de felicitación? La Navidad también tiene sus vaivenes de moda. Lo que ayer era un deber social hoy ha caído en el olvido. La costumbre de los christmas data de 1842, cuando un joven artista inglés de 16 años hizo unas cuantas tarjetas con bosquejos de escenas navideñas. Entre ellas había un alegre grupo patinando y una comida de Navidad, en la que los comensales reían alegremente. Terminó su bosquejo encerrándolo en un marco blanco, y al pie dejó un espacio para que se pudiera firmar. Se sacó una plancha de cobre del dibujo y se tiraron varias copias.

En el Reino Unido, la reina Victoria vio que aquel sistema le venía muy bien para quedar como una reina felicitando a su corte y amigos de esta original forma. Para ello hizo imprimir cientos de ejemplares, pero no con escenas invernales, con nieve, trineos y demás, sino con estampas primaverales.

Otra costumbre que ha desaparecido es la de la felicitación puerta a puerta. ¿O no se acuerdan quienes ya peinan canas aquello de El cartero le felicita las Pascuas? Y quien dice el cartero dice la panadera, el portero, el ebanista, el pastelero, la lechera y un largo etcétera que pasaban por el barrio, puerta a puerta, poniendo en tu mano unas tarjetas a cambio del aguinaldo.

Antigua felicitación del basurero.

Las inocentadas

Las inocentadas están también en trance de desaparición. Antaño fueron frecuentísimas y raro era el medio informativo que no intentara colar alguna historia rara. Hubo una época en la que aterrizaban los ovnis y se hacían entrevistas a los lugareños que habían departido con sus ocupantes. A nivel próximo estaban los muñequitos de papel que se pegaban en las espaldas de los más inocentes. Tampoco quedó corta aquella televisiva que aseguraba un bajón precipitado en el precio de las angulas. Algunos expertos aseguraban que se debía al frío de los últimos días: las angulas formaban bolas para entrar en calor y así era mucho más fácil pescarlas lo que abarataba el producto.

El bacalao en la mesa

Para tradición, la del bacalao, que es el pescado más socorrido de estos días en los países nórdicos. Tomen nota: en Noruega, país bacaladero por antonomasia, no se venden las kokotxas, sino que van destinadas a la exportación. Los noruegos desconocen semejante manjar. Tampoco pueden hacer un bacalao al pil-pil según la típica receta vasca, porque allí los filetes se venden sin piel, lo que supone un hándicap importante para hacer la deliciosa salsa. En Finlandia se llega a más: el bacalao se desala lavándolo con lejía. ¡Como lo han leído! Evidentemente los filetes pierden la sal… y posiblemente creo que el sabor. Para hacerlo atractivo lo untan en salsas a base de mostaza y yerbas. Aseguran que es entonces cuando el filete adquiere sustancia. Pero eso es otra historia. 

Sokonusko, el turrón vasco.

La Navidad tradicional en Euskal Herria

Nuestra Navidad tiene como principal embajador a Olentzero, ese hombre bueno que baja del monte cargado de regalos para los más txikis, al que en los últimos tiempos acompaña siempre Mari Domingi. Sin duda son los personajes más queridos. “Horra, horra, gure olentzero, pipa hortzetan duela eserita dago”...

En cuanto al menú, la cazuela de caracoles en salsa no solo es algo típico, sino que algunos, como los de Gernika, la han llegado a convertir en manjar mediante disputados concursos. Aseguran que el secreto está en lavar previamente los moluscos en aguas de Laida. Los caracoles, en realidad, no saben a nada, pero su salsa… ¡ummm! El postre nunca será completo si falta el sokonusko, ese delicioso praliné hecho con chocolate, nuez, leche hervida y azúcar. Dicen que es una derivación del turrón que dejaron los árabes y que ya lo habían catado los faraones. Y alrededor del belén o del árbol siempre surge el “Hator, hator, mutil etxera, gaztainak ximelak jatera, gabon gaua, ospatutzeko, aitaren ta amaren ondoan”...