El Tour está en el tablero de la guerra psicológica entre Vingegaard y Pogacar. Nadie se fía. El final en el Mont Blanc ha subrayado esa idea. El UAE ha puesto el cebo de Adam Yates. Pogacar se ha retrasado unos metros para hacer dudar a Vingegaard. El danés no ha tenido la valentía de arrancar por miedo a que le rematara. Ha jugado con precación. No ha caído en la trampa. Ambos están midiendo mucho los esfuerzos. Cuando ha arrancado Pogacar, el líder no le ha dado ni un metro. Llegan igualadísimos a la crono del martes. Me da la impresión de que el líder cree que puede sacar tiempo a favor en la crono, pero mi opinión es que el Tour no se va a decidir hasta la jornada del sábado. De la etapa, lo primero que diré es que no me ha parecido un día de alta montaña dada la entidad de los puertos que se han subido. Sin embargo, recién acabado el segundo bloque del Tour, da la impresión de que los corredores están de lleno en la tercera semana. No sobran las fuerzas, precisamente. Todavía queda mucho Tour. Me queda la duda de saber si veremos una etapa como la que vimos en el pasado Tour en el Granon y que fue la que cimentó la victoria final de Vingegaard. En ese ambiente de guerra psicológica que hay entre los dos, creo que tal vez alguno de ellos se equivoque. Veremos qué pasa en la crono. Desde luego, no me la jugaría todo en la crono. Buscaría meter tiempo para arriba, pero sin esperar al final del puerto. Creo que un ataque ganador tiene que ser desde más abajo. El Bahrain, a base de triunfos, –lleva dos contado el de Pello y el de Poels– está haciendo una gran carrera. Me sigo rearfirmando en la idea de que es mejor ganar etapas que buscar un buen puesto en el Top-10. Tiene más recorrido desde mi punto de vista.

*El autor es director deportivo del equipo Grupo Eulen-Nuuk