El Alto Representante de la Unión Europea para Política Exterior, Josep Borrell, reconoció ayer que Rusia ha condicionado la política exterior de Europa al ser el principal suministrador energético. El Alto Representante indicó ayer que una de las consecuencias del conflicto en Ucrania será cortar estas dependencias. “Nos va a liberar de la dependencia de la energía rusa a la hora de decidir la política internacional. Hasta ahora era un gran condicionante y condicionaba. Pero muerto el perro, se acabó la rabia. Si no existe esta dependencia nuestra política podrá ser otra”, señaló.

Josep Borrell también afirmó que Rusia “ya ha perdido la guerra” de Ucrania al no haber logrado sus objetivos militares pasados seis meses de invasión y haber perdido la iniciativa en el conflicto.

“La guerra está en un momento decisivo y quien toma la iniciativa en este momento ya no es Rusia, Rusia ya ha perdido la guerra”, aseguró.

En este sentido, matizó que Ucrania tampoco ha ganado la contienda militar, pero “moral, política y militarmente Rusia, en seis meses de combate, ha perdido”. “No ha conseguido sus objetivos militares y está a la defensiva en este momento porque Ucrania ha recibido armas que le permiten identificar objetivos críticos importantes, llevar la guerra a Crimea y mantiene la batalla de Jersón, que será decisiva”, argumentó. Por todo ello, Borrell señaló que la situación en el este de Europa no responde a los planes marcados por el Kremlin al inicio de la invasión del país vecino. “Eso si, siguen teniendo la capacidad de condicionarnos económicamente. Cada vez menos, pero la tienen”, advirtió.

“La prueba del algodón”

De esta forma, el responsable de Exteriores de la UE concluyó que la guerra en Ucrania se trata de una “prueba del algodón” para el bloque, pues, a su juicio, pone a prueba la capacidad de actuación y resistencia de los países europeos frente al pulso que plantea Moscú.

Así, el apoyo a Kiev tendrá un coste del que las sociedad europeas deben ser conscientes y asumir, ha reflexionado, en línea con el aviso lanzado esta misma semana por el presidente francés, Emmanuel Macron, que advirtió del fin de “la era de la abundancia” en Europa.

“Esto va a tener un coste. No podemos pretender ser solidarios pero que nos cueste”, recalcó Borrell, para insistir en que la solidaridad consiste precisamente en compartir el coste de la situación en Ucrania.

Reunión de urgencia

Por otra parte, República Checa, país que ostenta la presidencia semestral del Consejo de la Unión Europea, anunció ayer que convocará un “encuentro urgente” de ministros de Energía para tratar la situación ante la escalada de precios en Europa y los planes de ahorro energía para garantizar la seguridad energética del bloque.

En un mensaje en redes sociales, el primer ministro checo, Petr Fiala, confirmó su intención de convocar una reunión con carácter urgente de los ministros de Energía para “discutir medidas de emergencia para abordar la situación”.

La Unión Europea se prepara para un escenario energético complicado este invierno, en plena tensión con Rusia que amenaza con cortar los suministros de gas al continente y la escalada de precios provocada por la guerra en Ucrania.

En corto

l Ayuda rusa a Hungría. La Oficina Nacional de Energía Nuclear de Hungría dio ayer su visto bueno a la ampliación de la planta nuclear de Paks, al sur de Budapest, que se realizará con un crédito ruso y con la participación de la empresa estatal rusa Rosatom. Este permiso significa que tras los preparativos necesarios podrá iniciarse la construcción de dos nuevos reactores, que se unirán a los cuatro existentes, un proyecto que costará unos 12.500 millones de euros. Las obras podrían comenzar en Paks en las próximas semanas.

l Abastecimiento. A pesar de las sanciones europeas contra Rusia, el Gobierno húngaro considera que ante la actual crisis energética la ampliación juega un papel importante en el futuro abastecimiento del país. El Gobierno de Orbán es el mejor aliado de Moscú en la UE.