Las autoridades francesas han rechazado las peticiones de asilo de 123 de los 234 migrantes que llegaron a bordo del barco de rescate 'Ocean Viking', que recaló en el puerto de Tolón, en el sur de Francia, después de que Malta e Italia se negasen a permitirle la entrada.

El ministro del Interior, Geráld Darmanin, ha confirmado las cifras al Consejo de Estado, días después de que anticipase la expulsión de al menos 44 de los migrantes y abogase incluso por hacerlo cuando antes, con traslados hacia los países de origen.

El caso derivó en un pulso político con Italia y, ya en tierra, ha supuesto un caos jurídico para Francia. Un tribunal de Aix-en-Provence dictaminó esta semana que gran parte de los migrantes que esperaban en una sala a que se resolviesen sus casos pudiesen permanecen recluidos, lo que se tradujo ya el jueves en el abandono de decenas de personas, según el diario 'Le Monde'.

La confusión se replica en el caso de los menores no acompañados, ya que inicialmente 44 fueron atendidos inicialmente en Tolón pero al menos 26 se han "fugado" ya del hotel al que habían sido trasladados, según el presidente del consejo departamental de Var, Jean-Louis Masson. "No tenemos ningún poder para retenerlos", ha explicado a 'Le Figaro'.

Las autoridades han explicado que se trata en su mayoría de menores de origen eritreo y asumen que su objetivo es seguir hacia otros países de Europa como Alemania, Noruega o Suecia.

Francia había autorizado el atraque del 'Ocean Viking' bajo la premisa de un posterior reparto de los migrantes que viajaban a bordo, de tal manera que el país sólo se hiciese cargo de una tercera parte. El resto serían repartidos en otros once países, entre ellos Alemania, que se comprometió a asumir otro tercio.