Un paisaje atípico rodeado de vegetación tropical frente a la costa atlántica y a muy pocos kilómetros de la ciudad de Dakar conquista los corazones de todo el que lo visita. Se trata del lago Rosa, conocido localmente como Lago Retba, ubicado al norte de la península senegalesa de Cabo Verde, al noreste del país africano.

Este curioso lago, de color rosa brillante, debe su color a un alga llamada Dunaliella salina, un tipo de microalga halófila gran productora de carotenoides, un pigmento orgánico natural que acaba siendo responsable de que las salinas se vean rojizas. Este pigmento, el carotenoides, es también responsable de que las zanahorias sean naranjas, por ejemplo, o los pimientos rojos. 

Sin embargo, el lago Rosa no solo tiene esta apariencia por la presencia de esta microalga unicelular que prolifera en ambientes altamente salinos, también debe su gran atractivo a las alto nivel de salinidad, superior incluso al que presenta el mar Muerto y a las condiciones de luz que se dan entre octubre y junio, que coincide también con su época más seca.

Con apenas 3 kilómetros cuadrados de extensión y muy poca profundidad, esta atracción turística a 35 kilómetros de Dakar, supone también una explotación minera natural con la que sobrevive buena parte de la población de la zona.

Desde los años 70 del siglo pasado existen pequeñas explotaciones que extraen sal del lago. Los trabajadores senegaleses se adentran en el lago Rosa con piraguas y rompen las formaciones de sal con bastones, la recogen con palas y la transportan con la misma embarcación hasta la orilla. Allí la descargan y hacen con ella montones para para secarla y blanquearla al sol.

Dos piraguas recogen sal en el lago Rosa de Senegal.

Para combatir la salinidad corrosiva de la sal, los trabajadores de estas explotaciones se untan manteca de karité, un frondoso árbol que crece en las sabanas arbóreas del oeste de África con una acción protectora muy alta para la piel y el cabello.

Asimismo, los lugareños no solo hacen provecho de la sal que mana del lago Rosa, también recolectan el microalga halófila, conocida por su poder antioxidante, y la transforman en cosméticos y en suplementos nutricionales.