¿Cuántas veces has salido a dar un paseo y has encontrado una mascarilla en el suelo? Desde que se han convertido en un producto necesario y obligatorio, cada vez es más común encontrarse mascarillas tiradas en las calles.

Además, el hecho de que se recomiende cambiarlas cada pocas horas ha propiciado que se conviertan en productos de usar y tirar, multiplicando sus cantidades. Julio Barea, responsable de la campaña de residuos de Greenpace, explicó en una entrevista a Efe que, si se sigue consumiendo al mismo ritmo que durante el último año, más de 1.300 toneladas de plástico anuales podrían acabar en la naturaleza.

Las mascarillas, guantes y toallitas están fabricadas con fibras de plástico, sobre todo de polipropileno, material utilizado en papelería, contenedores, altavoces etc. Estas fibras tardan décadas en fragmentarse y hacerse cada vez más pequeños hasta desaparecer. Precisamente, según un estudio de la revista Environmental Advances, una sola mascarilla libera 173.000 microfibras en el mar cada día.

CONSECUENCIAS PARA EL PLANETA Y EL SER HUMANO

Aves como los cines y las gaviotas pueden enredarse fácilmente con las cuerdas de las mascarillas. A su vez, en los océanos los delfines y las tortugas marinas tienden a confundir los guantes con medusas, ingiriéndolos y muriendo por asfixia.

Esto no solo afecta a la fauna y flora, sino también al ser humano. Cuando estos materiales caen al mar, se descomponen en partículas muy pequeñas. Estas son ingeridas por los peces, que posteriormente acaban en el estomago del ser humano.

En el caso de que las partículas caigan en tierra, se filtran en la llamada capa freática (primer capa de agua subterránea en tierra) y acaban yendo al agua potable que consumimos.

Pez atrapado en un guante, Pixabay

Además, la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) informó en un estudio publicado el pasado mes que, el aumento de productos como mascarilla y guantes, han generado más gases de efecto invernadero, así como otras emisiones y basuras que dañan el ecosistema y contribuyen a la contaminación y a la crisis climática.¿CÓMO MINIMIZAR EL PROBLEMA?

Para tratar de reducir el problema, desde Greenpeace proponen instalar sistemas de depósitos para mascarillas usadas. Se tratan de contenedores que, si el consumidor deposita la mascarilla en él, recibe a cambio una contribución económica que compense el precio pagado por ella.

También han surgido propuestas sobre como aprovechar las mascarillas ya usadas o sustituir estas por otras más ecológicas. Ejemplo de ello es la producción de combustible a partir del material degradado de mascarillas quirúrgicas, o los nuevos diseños de mascarillas biodegradables con materiales de origen natural.

A su vez, Jodi Sherman, directora del Programa de Sostenibilidad Ambiental de la Salud de la Universidad de Yale, instó a la población a utilizar mascarillas reciclables y evitar los guantes desechables.“El público en general debería usar mascarillas reutilizables y realizar su lavado y desinfección de forma rutinaria en sus hogares. Es innecesario para la seguridad personal y perjudicial para la salud planetaria usar guantes desechables para ir de compras”, afirmó.