Mikel Santiago ha vuelto a Illumbe y cuenta una historia llena de sugerencias en su libro En plena noche, un thriller que engancha. ¿Puede una noche marcar el destino de todos los que la vivieron? Han pasado más de veinte años desde que Diego Letamendia, estrella del rock en declive, actuase por última vez en su pueblo natal, Illumbe. Esa fue la noche del final de su banda y su grupo de amigos, y también la de la desaparición de Lorea, su novia. La policía nunca logró esclarecer lo ocurrido con la chica, que fue vista saliendo a toda prisa de la sala de conciertos, como si huyera de algo o de alguien. Después de aquello, Diego emprendió una carrera de éxitos en solitario y jamás regresó al pueblo. ¿Por qué se desvaneció una chica en una madrugada que nunca hizo presagiar ningún misterio?

Acaba usted de tener mellizas y sigue a tope con el trabajo. ¿Le da tiempo a escribir con tres hijas alrededor, las dos que han venido ahora y la que ya tenía?

No solo es que me da tiempo, es que escribo mis mejores libros. La historia de En plena noche comienza con mis dos mellizas. En julio del año pasado ya sabía que estábamos embarazados. Llegué a ese mes sin ningún plan de escribir, cuando de repente me llamó mi mujer y me dijo: Siéntate, que tengo algo que decirte. Estoy en el ginecólogo y vamos a tener dos.

Y la advertencia de que se sentara fue una buena idea.

Ja, ja, ja... Recuerdo que después de la risa histérica en plan Joker que me entró, pensé: Tengo de julio a enero para escribir una novela. Me puse a ello al día siguiente y salió En plena noche.

Su casa está llena de chicas: su esposa y tres hijas.

Y estoy encantado. Me encanta estar rodeado de mujeres, que mi familia esté llena de ellas es una maravilla. Vivo feliz con las cuatro chicas de mi casa.

Qué tierno para ser un escritor que tiene una imaginación tan sangrienta...

¿Verdad que sí? Mi imaginación es tan negra como mis novelas, pero eso no tiene nada que ver con mi corazón. Uy, esto me ha quedado...

Impresionante.

En serio, estoy muy feliz cuidando niñas. Estamos con la crianza de las dos pequeñas y con la de la mayor, que ya tiene seis años.

En esta novela ha implicado a un grupo de rock. ¿Tiene que ver con su banda musical?

Es un retrato de muchísimas bandas en las que he militado desde que tengo 18 años. En la novela se deja entrever mucho de lo que fueron aquellas bandas que iniciaban su andadura en pueblos pequeños. Esas vivencias que tengo del mundo de la música llevaba mucho tiempo deseando plasmarlas.

Pero entre esas vivencias no estarán ni una mujer desaparecida ni sospechas de asesinato.

Ja, ja, ja, te aseguro que no. Con las ganas de contar mis experiencias de músico y el shock inicial que tuve tras la confirmación de que iba a tener mellizas, encontré la manera de meterme en un nuevo thriller, y eso es En plena noche.

Un concierto, una chica que desaparece y veinte años después...

...el reencuentro con los viejos amigos. En este caso, lo que hago es reconstruir un misterio antiguo, una mecánica que siempre me había apetecido. Cuando reflexioné, encontré la manera de unirlo todo.

Ha vuelto a coger el escenario imaginario que utilizó en El mentiroso

Ya venía amenazando en esa novela con que Illumbe había venido para quedarse. Repetimos escenario en En plena noche, pero con una historia totalmente desconectada de la anterior, de la de El mentiroso.

Pero hay personajes que vuelven a aparecer.

Sí, hay una serie de interconexiones, de lugares que se vuelven a nombrar, de caminos que se recorren de nuevo.

Quizá haya que recomendar a los lectores que no han leído El mentiroso

Eso es al gusto del consumidor, pero mi objetivo es crear en Illumbe un universo que tenga elementos comunes en mis historias, que no me obligue a seguir con un personaje determinado, pero que me deje crear tramas de este estilo de misterio y suspense. Quiero que haya una ambientación única en ese pueblo, que va a ir creciendo novela a novela.

¿Qué novedades hay en el pueblo en esta etapa?

He añadido el sanatorio de Santa Brígida, está la isla, que no salía en la novela anterior...

¿Qué tiene usted de Diego Letamendia, su protagonista para En plena noche

Es un muchacho con una gran herida en su pasado. Su familia y él vivieron una afrenta cuando Lorea, su chica de entonces, desapareció.

¿Herido por la ausencia del amor de su vida?

Lorea era una chica de la que a lo mejor Diego no estaba sólidamente enamorado, y quizá ella tampoco de él, pero tiene la herida de la afrenta y del estigma con el que fue expulsado de Illumbe. Ha navegado por otros mundos. Es terrible que alguien se desvanezca, pero sabe que esa herida no se va a borrar nunca.

Siempre se puede echar una capa de olvido y dejar de lado el pasado.

Ya, pero el desequilibrio sigue ahí y esas cosas siempre se agrandan cuanto más mayor te haces. Si la grieta está en la base del edificio, cuanto más alto se hace, más se tambalea. Eso es lo que le pasa a Diego. Tiene 44 años y piensa que ha de hacer algo por resolver la situación en la que vive.

Pero no va directo al tema, sino que acude a un funeral.

Sí. Los humanos no afrontamos a veces directamente las cosas, pero buscamos caminos para llegar a aquello que nos duele mucho. Él acude al funeral de un amigo y es la novia de este quien le dice que no es esa despedida lo único que motiva su presencia en Illumbe.

¿Nunca se aleja de la muerte en sus historias?

Hay que hablar de la muerte, y para eso están los libros, el cine y la televisión, porque si fuera por otros medios, de la muerte no se hablaría nunca. La literatura tiene que tocar estos temas. Los libros son un buen instrumento para escabullirnos y meternos en esa reflexión de la vida. Los libros te dan ese espacio y lugar de meditación.

¿Nos creemos inmortales?

Llevamos ya mucho tiempo excluyendo a la muerte de nuestras vidas. Queda mal y no se habla de ella, y en algunos sitios todavía queda peor que en otros. Cuando yo vivía en Amsterdam tenía la sensación de que allí ni moría nadie, ni nacía nadie. Era una ciudad como El País de Nunca Jamás.

La edad que tenía usted también contaría en aquella impresión sobre Amsterdam.

Cierto. Siempre que volvía a casa y me juntaba con mi familia me sorprendía cuando escuchaba historias de vejez o de la muerte. Es que la vejez y la muerte son la vida también, pero es cierto que hay generaciones que las hemos desterrado de nuestras vidas porque no nos gusta, porque parecen algo feo, porque no son algo estético... Nos creemos inmortales, pensamos que la muerte no va con nosotros, hasta que nos toca de cerca.

Esa negación puede ser también una de las herramientas para vivir.

Lo es. No puedes estar planteando el vacío cósmico como tu único destino. Sí, digamos que esa negación de la muerte es una razón para vivir, pero me parece que nos estamos metiendo en líos en esta conversación.

Nos estamos poniendo filosóficos, así que cambiemos de tema. ¿Qué tal le ha ido su experiencia como guionista para Netflix?

Muy bien. Ya se ha terminado de rodar Feria, una serie fantástica ambientada en el sur de España. He escrito dos de los capítulos y ha sido una experiencia extraordinaria.

¿Le contrataron para que pusiera las dosis justas de sangre?

Ja, ja, ja... No. Entré Feria de la mano de Agustín Martínez, el creador. Confió en mí por el tono paranormal y fantástico de alguna de mis novelas, como La isla de las últimas voces. Fue un trabajo muy divertido.

¿Se siente cómodo en el mundo del audiovisual?

Sí, mucho. Se han vendido los derechos de casi todas mis novelas y he trabajado rehaciéndolas en series de ocho capítulos. Son pequeños trabajos que alguien me paga y yo los hago. Me hace gracia, porque me estoy reversionando a mí mismo. Para un narrador es parte del oficio, y hay mucha demanda de historias para el mundo de la tele.

¿Sigue siendo un gran consumidor de series de género?

No tanto. Desde que he tenido a las niñas soy más lector que espectador de series. De vez en cuando veo alguna película que esté muy recomendada. Además, estoy leyendo libros con los que no me hubiera atrevido antes: ensayos y libros de historia. Entre biberón y biberón es lo que hago. Soy un poco ermitaño. La última serie que he visto ha sido El inocente y me ha encantado. Con las dos pequeñas no hay mucho tiempo y tienes que ser muy selectivo.

¿Sigue en contacto con el mundo de la música?

Con la pandemia se ha parado la actividad de las bandas, pero espero poder recuperar esa vida dentro de unos meses. Me gustaría volver a tocar por los bares, en la playa... Y me gustaría volver pronto a tomarme una caña con mis colegas.

PERSONAL

Edad: 45 años.

Lugar de nacimiento: Portugalete (Bizkaia).

Trayectoria: Comenzó escribiendo sus relatos en un blog (relatodromo.blogspot.com) hasta que un amigo le animó a publicar en formato eBook Historia de un crimen perfecto, que cosechó un buen número de descargas y valoraciones positivas y llegó a convertirse en un best seller en Estados Unidos. Vivió en Irlanda y Ámsterdam. En 2014, La última noche de Tremore Beach se convirtió en un fenómeno antes de su publicación y se le comparó con maestros del thriller como Stephen King, Jöel Dicker o John Connolly. A esta novela le siguieron obras como El mal camino (2015), El extraño verano de Tom Harvey (2017), La isla de las últimas voces (2018), El mentiroso (2020) y ahora En plena noche (2021).

Televisión: Es guionista y acaba de trabajar en la serie Feria, de próximo estreno, para Netflix.