Blanca Portillo es consciente de la expectación que ha despertado el próximo estreno en Donostia de Maixabel. Sabe que el tema de ETA sigue levantando susceptibilidades, pero ella está muy contenta de haberse metido en la piel de una mujer que personifica un momento importante en la historia de Euskal Herria, y con la que hace un intenso recorrido. En Maixabel, dirigida por Icíar Bollaín, comparte trabajo con actores de la talle de Luis Tosar, Urko Olazabal, María Cerezuela y Bruno Sevilla.

Maixabel. ¿Un personaje duro de interpretar?Maixabel

Sobre todo es un personaje hermoso. Para mí, Maixabel es una mujer ejemplar. Ella ha vivido una de las situaciones más duras que se pueden vivir, y aun así está llena de amor y generosidad. ¿Es un personaje duro? Sí, pero también es enriquecedor.

Maixabel habla de una persona real, que está viva y que narra una situación que golpea de lleno una realidad muy reciente aún. ¿Qué sintió cuando se lo ofrecieron?Maixabel

Cuando supe que Icíar Bollaín iba a hacer la película y convocó pruebas, éramos varias mujeres las candidatas a ser la actriz que diera vida a la protagonista, pero yo fui de cabeza. A Maixabel la conocía de entrevistas y documentales, y era una mujer que me llegaba muy dentro. Fui a la prueba con muchísima ilusión y ganas. Quería hacerla, era algo que sabía que tenía que hacer aunque no me dieran el papel. Quería conocerla y hablar con ella. Quería mirarle a los ojos.

¿Y no tuvo miedo cuando el personaje estuvo ya en sus manos?

Claro. Me entró pánico, pero también sentí una alegría tremenda. Sabes que es un ser real, que no es inventado, que no hay nada de ficción. Sabes que está ahí, muy cerca, vivita y coleando. Sabes que va a estar cerca del rodaje y que con ella vas a tener que hablar. Me entró mucho miedo, y cuando hay miedo es que hay riesgo.

Pero le gusta el riesgo, ¿no?

Es cuando te apetece un proyecto, y en este había mucho riesgo. Lo pasas mal, tienes mucho susto, pero es un reto personal. En el fondo, ha sido un regalo. Se lo he dicho a Icíar varias veces: Me has hecho uno de los regalos más bonitos de mi vida.

¿Ha visto Maixabel Lasa la película?

Sí, y creo que le ha gustado. Ella es una mujer parca en expresividad, es muy vasca en eso, pero de muy hondos sentimientos. Cuando dice que le ha gustado y le ha emocionado, quiere decir que le ha gustado muchísimo.

¿Y cómo se ha visto usted en la película?

Me ha pasado algo que es lo que más me gusta que me suceda: que no me veo a mí misma. Es como ver a otra mujer, a otro ser humano que no soy yo, y eso me ha encantado. Es una inmersión tremenda. Todo lo que llevaba en los bolsillos lo he puesto a favor del personaje. Hay que dejar que los personajes entren y sean ellos los que aparezcan en primer término. Me ha gustado porque no me he juzgado a mí misma, he visto a otra señora y es una sensación que me ha encantado.

Esta es una de las películas que más expectativas ha despertado de cara a esta edición de Zinemaldia. ¿Vértigo?

Hasta cierto punto. Es normal que haya esa expectación porque es un tema que a todos nos concierne, aunque obviamente en Euskadi se mira desde otro lugar. Es una de las cosas que he aprendido. No es lo mismo haber vivido todo el proceso de ETA desde Madrid que desde Euskadi, el lugar donde todo estaba sucediendo y donde la gente lo vivía día a día. La película trata un tema delicado y Maixabel es una mujer muy admirada y querida. Creo que hay muchas ganas de ver cómo Icíar ha contado esta historia, aunque sabiendo que Maixabel y su familia están contentos y satisfechos, para mí eso ya es todo un regalo. Espero que a la gente le interese tanto como a mí me ha interesado y emocionado.

Ha sido un trabajo largo y comprometido, pero, ¿a qué se dedica usted ahora?

Estoy grabando una serie, Días mejores, donde interpreto a una psicóloga que trabaja con gente que está en proceso de duelo por la pérdida de un ser querido. Haber interpretado a Maixabel con ese recorrido emocional que ella hace después de la muerte Juan Mari (Jáuregui) me ha venido bien para hacer este otro personaje.

Es una actriz de éxito y con muchos años en la profesión, ¿como se vive eso?

El otro día me sorprendí porque conté esos años. Cumplí hace poco 58, y según cumplo años de edad también voy cumpliendo años de profesión. Empecé con 18, así que llevo 40 en el oficio. No me cabe en la cabeza llevar más de dos tercios de mi vida dedicándome a esto, pero me siento una privilegiada. Ni en mis mejores sueños podía imaginar este recorrido.

¿Y qué esperaba en sus mejores sueños?

Soñaba con poder vivir de esto, sin más, con no tener que hacer otros trabajos paralelos para poder pagar la luz y el gas. Hoy, no solo puedo vivir de esto, sino que he podido hacer personajes realmente bonitos, impresionantes, interesantes. Miro hacia atrás y veo que he trabajado con gente interesantísima, con compañeros maravillosos, he estado con directores y autores magníficos... Y he tenido la suerte de tocar todos los palos: cine, teatro y televisión.¿Puedo pedir más?

¿Había rodado antes en Euskadi?

Antes de esta película solo había hecho un corto, y hace muchos años. Teatro sí había hecho en muchos lugares de Euskadi, pero no es lo mismo, no estás mucho tiempo. En este caso llegué un mes antes de empezar el rodaje de Maixabel. Pensé que el lugar, la geografía, y no solo la física, también la humana, era un buen caldo para construir al personaje. Sumado el tiempo de rodaje he estado casi cuatro meses en Euskadi. Después de acabar me quedé unos día para bajar la tensión del personaje.

Y parece que ha estado a gusto.

Es una tierra maravillosa. Me he encontrado con la gente más acogedora del mundo. El 99% del equipo era vasco y todos han estado geniales. También cuando te hablo del señor de la tienda de abajo del lugar en el que estaba viviendo, de la gente del supermercado... La gente es tremendamente amable y con muchas ganas de comunicarse. A pesar de que los vascos puedan parecer cerrados, son gente muy abierta. En seguida puedes establecer un diálogo con ellos. He conocido a gente preciosa. La pena ha sido la pandemia. Me encanta lo de los pintxos y el poteo, pero estaba todo prácticamente cerrado, aunque también es verdad que tenía poco tiempo con el rodaje.

El sábado que viene, día 18, se presenta su película. La gente que estuvo en la anterior edición de Zinemaldia y que va a estar en esta considera que son ediciones muy especiales por la pandemia.

Claro, la pandemia lo ha cambiado todo, incluso nuestra propia forma de ver las cosas, de ver la vida, el mundo, la cultura€ Nos ha colocado a todos en un sitio tan duro, tan difícil, que todo lo que antes dábamos por normal ha desaparecido. Para mí también va a ser este Zinemaldia algo muy especial. Una película mía, Siete mesas de billar francés, de 2007, estuvo en su momento, pero aunque me dieron una Concha de Plata no pude estar para recogerla porque andaba con teatro. Ahora me hace una ilusión tremenda ir al festival, estar allí, aunque sea especial porque el cine no puede estar lleno y no puedes relacionarte de la misma manera.

Pero seguro que saca tiempo para ir de poteo y pintxos.

Eso espero. Lo importante es estar ahí, porque es un festival muy importante para el mundo del cine y no puede parar.

Muchos espectadores se acercaron a usted a través de 7 vidas

Me lo recuerdan muchas veces y estoy muy agradecida a aquella serie. Me lo pasé como una niña chica. Fueron años muy divertidos que me cambiaron la vida. Aquello me abrió muchas ventanas. Sigo queriendo mucho a Carlota y no me olvido de ella.

¿Está usted alarmada por el cambio que han traído las plataformas?

Ja, ja, ja€ Hay mogollón de series, y como las puedes ver de seguido, no tienes que esperar una semana, así que nos estamos pegando unos atracones tremendos. Que haya mucho consumo favorece que haya más trabajo. Creo que estamos en un proceso y esto se calmará, imagino. La gente te recomienda y te dice que veas esa o la otra, pero yo pienso que no tengo vida para ver tantas series.

¿Ha sufrido eso que llaman vacaciones forzosas de un actor o una actriz?

¿Parones? Me da apuro decirlo, pero solo he pedido el paro una vez. Seis meses estuve parada y me asusté mucho. Creí que todo se había acabado. Si lo piensas ahora es de risa, parar seis meses en 40 años, pero no solo en esta profesión, en cualquiera.

¿Por qué decidió ser actriz?

Estaba estudiando para azafata de congresos y me llevó de la mano un profesor que tenía un grupo de teatro. Por estar cerca de un tipo que me parecía brillante, excelente, fui a su grupo de teatro. Siempre me ha gustado contar historias y desde niña he sido una lectora compulsiva. Cuando empecé, me di cuenta de que esto era exactamente lo que quería hacer. Vivir otras vidas, vidas más interesantes que la mía, contar historias que me emocionaban... Me metí en la Escuela de Arte Dramático y me cogieron a la primera.

¿No le dijeron en casa que la profesión que quería era una locura y que mejor hacer algo de fundamento

Somos ocho hermanos, y cuando hay tanta gente€ Mi madre me dijo que ella sabía que yo era una muchacha responsable, aunque un poco loca. Le dije que iba a estudiar para ser actriz, que si algo salía mal asumía las consecuencias y que la carrera la pagaba yo. Mi madre me acompañó desde el primer momento. Mi familia en general apoyó mi decisión siempre. Mi abuela, más bonita que nada, había querido ser actriz. Era muy guapa y un director de cine la puso en una película a hacer un plano de fondo. Sus padres se echaron las manos a la cabeza y le dijeron que de puta, nada. A ella le encantaba que yo me dedicara a esto, era muy fan mía. En mi familia siempre ha sido bien aceptada mi profesión. Mi padre ya no vivía cuando empecé, pero ahora, esté donde esté, seguro que está orgulloso de mí.

¿Una locura eso de vivir en una familia de ocho hermanos?

Y tanto, pero también tiene sus ventajas. Se nota mucho cuando alguien es hijo único. Está muy bien tener a tu lado a gente de tu misma edad y crecer a la vez. Te da un sentido menos egoísta de la vida, porque los problemas son de todos. A mí me ha venido bien ser ocho.

Aunque también habrá falta de espacio propio.

Es verdad. A los 20 años, dije: Esto es un follón y me voy de aquí. Pero mis hermanos siempre están ahí para mí. Lo del espacio propio es exactamente así. De hecho, hoy vivo sola, no me gusta la idea de la convivencia. Mi casa no tiene habitación de invitados€ Ja, ja, ja. ¿Qué te parece?

Curioso.

Soy una solitaria por convicción. Es que estoy muy bien sola.

Siempre hablamos de lo mejor de su profesión, pero, ¿qué es lo peor?

Que puede despertar sentimientos muy oscuros. Son sentimientos de competitividad, de vanidad, de falsedad, de emitir juicios sistemáticamente... A veces se descalifica con mucha facilidad. Es una profesión donde si no estás en el ojo del huracán parece que no existes. En este sentido, hay una parte de la profesión que no me interesa.

Y la sobreexposición será un hándicap...

Es preocupante y algo que yo he intentado controlar siempre. Separar muy claramente mi vida personal de la profesional es lo que he intentado desde que me di cuenta de que era algo que debías controlar. He tenido que dejar bien claro que hacia fuera soy una actriz y eso es lo que se ha de juzgar en todo caso. Cuando pasas de observador a ser observado es cuando estás en un escaparate. Te someten a un juicio permanente: ¿Dónde vas? ¿Con quién estás? ¿Qué dices?... Es un asunto delicado que me ha dado mis problemas.

Dicen muchas actrices que a partir de los 40 años ya no hay personajes, pero parece que este no es su caso.

El número de personajes va bajando, claro. Entiendo que se puedan buscar historias para que los que se sientan a verlas encuentren a alguien joven, guapo y al que le va todo bien. La vida de una mujer deja de ser interesante cuando no está en el mercado como carne fresca, y con perdón, porque digo esto entre comillas. Pero es justamente al revés. Cuando todo empieza a ser interesante es cuando empiezas a llevar vida a la espalda. Creo que de alguna manera esto está cambiando. A una persona joven, ¿por qué no le va interesar saber lo que le pasa a una mujer de 55 años, si la historia es interesante? No todo debe ser joven, guapo, perfecto y bello.

Pero es que no pasa lo mismo en el caso de los hombres, la edad no importa tanto.

Ellos siguen haciendo personajes y algunos se enamoran de chicas guapas y jóvenes.

También pueden las mujeres maduras enamorarse de chicos guapos y jóvenes.

Ya, pero no suele pasar. Casi nadie escribe una historia de una señora de 58 años que se enamora de uno de 29 y él está feliz.

¿Se vería con malos ojos?

¿Tú crees? El amor no tiene edad, pero hay muchos prejuicios.

PERSONAL

Edad: 58 años (15 de junio de 1963).

Lugar de nacimiento: Madrid.

Inicios: Sus inicios han estado ligados fundamentalmente al teatro, un medio en el que lleva casi cuarenta años. Ha trabajado textos de la literatura clásica como Bodas de sangre, El mal de la juventud, Lope de Aguirre traidor, Marat-Sade o Las troyanas. Entre ellas destacó su doble papel de Cuento de invierno.

Televisión: Su popularidad se disparó con su participación en la serie de Telecinco 7 vidas. En 2000, Luis San Narciso se fijó en ella para uno de los papeles por el que todavía se le recuerda: Carlota. Además, ha pasado por otras grandes ficciones como Cuéntame cómo pasó, Acusados, Niños robados, Cuéntame un cuento, El chiringuito de Pepe...

Cine: En el cine debutó con la película Entre rojas. Con El color de las nubes fue nominada para un premio Goya. También ha participado en El perro del hortelano, El color de las nubes, Los fantasmas de Goya, Volver, Siete mesas de billar francés, Los abrazos rotos... y ahora Maixabel.

Actualidad: Compagina como actriz y directora dos obras de teatro, El testamento de María y Don Juan Tenorio.

Premios: Ha recibido la Concha de Plata del Festival de Donostia a la mejor actriz (Siete mesas de billar francés, en 2007), galardón que no puedo recoger personalmente, y ha ganado cuatro premios Max de teatro, el último por La avería. Además, la Unión de Actores ha reconocido su trabajo y la ha galardonado como mejor actriz en seis ocasiones.