¿Qué es la felicidad? El primer impulso es pensar que es no tener problemas, sin embargo tiene más que ver con la actitud que tengamos ante la vida y en cómo afrontemos las situaciones que se nos presentan continuamente.

Es una cuestión de aceptar, que no de resignarnos, todas aquellas cosas que no podemos cambiar y adoptar una actitud activa frente a las que sí está en nuestra mano resolver.

En la vida, como en botica, hay de todo y hay que exprimirla pese a que haya días muy felices y otros que no lo son tanto. La salud, el trabajo, las relaciones personales o las preocupaciones diarias ponen continuamente en la cuerda floja nuestra felicidad.

Aunque pensamos que la adolescencia y la ancianidad son las dos etapas más difíciles de la vida, lo cierto es que la ciencia sitúa la edad más infeliz en otro momento que seguro que a primera vista nos resulta desconcertante: se trata de los 47 años.

Tras examinar los datos de medio millón de personas en 132 países, el economista británico David. G. Blanchflower realizó en 2020 un estudio para el Dartmouth College, en Estados Unidos, en el que concluía que dicha edad es la más infeliz.

Para el académico la felicidad tiene forma de U y esa parte inferior son los 47 años. Esta conclusión tiene una lectura positiva y es que si esa edad es la más insatisfactoria, de ahí en adelante solo queda que nuestra felicidad aumente.

Según esta teoría, los niños pequeños están en lo más alto de la linea de la felicidad, la cual desciende hasta tocar suelo en los 47 años y a partir de ahí la línea comienza a subir de forma que los mayores se sienten más felices que las personas de mediana edad.

¿Y por qué los 47 es la edad más infeliz?

En la ciencia podemos encontrar varias razones para sustentar esta teoría. Algunas de ellas son:

1- Crisis de la mediana edad. Ya en 1965 el psicoanalista Elliott Jaques introdujo por primera vez el concepto de crisis de la mediana edad. Entre los 40 y los 49 años, disminuye la sensación de felicidad y de satisfacción con la vida y se mezcla con la añoranza por la juventud y el temor por el futuro.

2- Transformaciones psicológicas. Hacia los cuarenta y muchos nos volvemos más realistas y cambia la percepción que tenemos de nosotros y del mundo que nos rodea. No saber gestionarlo nos generará insatisfacción y sentimiento de pérdida.

3- Sensación de fracaso. Cuando somos jóvenes tenemos muchos sueños y toda la vida por delante para cumplirlos. Sin embargo, si nos detenemos a hacer un balance cuando estamos ya más cerca de los 50 que de los 40, según nuestros logros podemos tener una sensación de fracaso. También es el momento de actualizar la imagen que tenemos de nosotros mismos y no siempre es fácil.

4- Decaimiento físico y existencial. A partir de los 40 podemos tener la sensación de que ya hemos vivido lo mejor. Nos sentimos atrapados entre obligaciones laborales, familiares y sociales lo que puede llevarnos a un decaimiento físico y existencial y desembocar en una depresión.

5- Problemas económicos. Un contexto económico adverso nos hará sentirnos más vulnerables si nos encontramos a finales de la década de los 40.

6- Preocupación por la salud. A partir de los 40 llegan los primeros dolores y muchos lo hacen para quedarse. Ciáticas, cervicalgias o artrosis nos recuerdan que ya no somos los de antes y que debemos afrontar una nueva situación.

7- Entre padres e hijos. Un divorcio, un despido o el hecho de tener que cuidar o despedirse de los propios padres puede ser motivo de tristeza. Si además tienes hijos, estos ya tendrán una edad y pueden surgir los conflictos con ellos (estudios, salidas, horarios...).

8- Crecimiento y madurez. Dejar atrás la juventud no siempre es malo. La madurez es una etapa en la que ya no tenemos que demostrar nada a nadie y en la que somos nosotros mismos y nos reconocemos como tal. Los años nos harán ser más realistas, más reflexivos y tomar decisiones desde la experiencia.

9- Mayor bienestar. La ciencia demuestra que con la madurez volverán las emociones positivas y con ellas la felicidad, la otra cúspide de esa U de la que habla Blanchflower. Conocer nuestras fortalezas y nuestras debilidades hará que reduzcamos nuestras expectativas y no perdamos tiempo en aspiraciones inviables. Ser optimista nos hará vivir más y mejor.

Ahora ya lo sabes. Cuando vaya a llegar tu 47 vuelta al Sol coge impulso para mirar al futuro con optimismo y con muchas ganas de disfrutar de todo lo que te queda por vivir, que seguro que es mucho y bueno.