Las obras de restauración del interior de la iglesia abacial del monasterio de Santa María de La Oliva terminarán a lo largo de este mes y han supuesto una inversión de 2,5 millones de euros. Desde septiembre de 2022 la iglesia ha sido objeto de distintos trabajos con la finalidad de recuperar las cualidades arquitectónicas del interior del templo que habitan los monjes cistercienses trapenses desde 1927. Trabajos que han sido promovidos por la comunidad de monjes cistercienses y que han contado con la dirección del personal técnico del Servicio de Patrimonio Histórico de la Institución Príncipe de Viana

En concreto, se han renovado los suelos y todos los pavimentos, de paramentos y bóvedas, que conservaban restos de pinturas murales de época medieval, de vidrieras y cierres de alabastros, de las carpinterías históricas de puertas y la cancela de acceso, y de las instalaciones de calefacción –se ha instalado suelo radiante-, electricidad e iluminación, con el fin de mejorar las condiciones de uso y conservación y posibilitar una mejor percepción y aprecio por parte de quienes viven y visitan la iglesia.

Comparativa de las naves, antes y después de la restauración Cedidas

Además, se ha procedido al estudio, limpieza y consolidación de restos importantes de pinturas murales de época medieval y renacentista con despieces, de indudable valor cultural e histórico, en las bóvedas y muros de la iglesia, además de grafitos en la nave lateral sur. También se ha intervenido en los bienes muebles y el mobiliario litúrgico vinculado al culto.

Todos estos trabajos han contado un seguimiento arqueológico que ha permitido confirmar que no hubo en este lugar edificios de culto de época medieval anteriores a la actual iglesia y que el templo abacial no fue utilizado como lugar ordinario de enterramiento, si bien fueron localizados algunos enterramientos en la zona del ábside y capillas que correspondían a adultos y hombres, por lo que probablemente se trataban de personas religiosas. 

La intervención arqueológica también ha permitido localizar y documentar pavimentos de morteros en la zona del presbiterio y de época renacentista y barroca en las naves, así como el cimiento del coro barroco que se situaba en la nave central, que fue trasladado con motivo de la desamortización del XIX a las parroquias de Murillo El Fruto y San Pedro de Olite / Erriberri, y de varios hornos de fundición de campanas. 

Las bóvedas antes y después de las obras. Cedida

En conclusión, las obras de restauración arquitectónica de la iglesia abacial de La Oliva, como toda actuación sobre un edificio monumental, han pretendido mejorar su comprensión histórica, recuperar su valor arquitectónico, en los aspectos formales, constructivos y funcionales, y adecuar y mejorar el uso del edificio para que pueda ser vivido por todos, con el objetivo de preservar para generaciones venideras una valiosa herencia cultural recibida.

Estos trabajos han sido financiados por el Gobierno de Navarra, en colaboración con el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, que ha aportado el 60%, la comunidad del monasterio de La Oliva, quien ha sufragado el 40% del gasto, y 200.000 euros aportados por el Gobierno de Navarra, a través de la Fundación para Conservación del Patrimonio Histórico. La ejecución de obra de restauración fue adjudicada a Construcciones Leache.

Una vez que concluyan los trabajos de restauración quienes así lo deseen podrán visitar el templo a través de las visitas guiadas gratuitas que ofrecerá el Servicio de Patrimonio Histórico a partir del 4 de mayo. La cita será cada sábado de 10:30 a 12:00 horas y será necesario reservar a través de la web www.rutasvivamus.com. Las visitas se prolongarán hasta el próximo 22 de junio.

Un momento de la visita de las autoridades para ver las obras Cedida

Orden cisterciense trapense

Cabe recordar que la orden cisterciense se asienta en Navarra en fechas tempranas, en torno a la mitad del siglo XII. La arquitectura del Císter está bien representada por los edificios monásticos de La Oliva, Fitero, Iranzu y Tulebras. Los monasterios cistercienses se articulan en diferentes cuerpos, organizados en torno a un claustro, con distintos servicios cada uno: la iglesia abacial donde se celebra el culto litúrgico, la sala capitular, el refectorio o comedor, la cocina junto al refectorio, el lavabo o fuente del claustro, el dormitorio de los monjes en la planta primera... Y todo construido desde la austeridad ornamental que proclamaba San Bernardo para los conjuntos monásticos, y de la que proviene la belleza de los edificios cistercienses, en general y la del monasterio de La Oliva en particular, cuya iglesia abacial, además, se conserva íntegra.

El uso principal y fundamental del monasterio de La Oliva es el religioso mantenido por la comunidad de monjes cistercienses trapenses que lo habita continuadamente desde 1927, año en que se restauró la vida monacal tras las exclaustraciones del siglo XIX. Además del uso religioso, el uso turístico y cultural son de gran importancia para el monasterio, cuya relevancia trasciende ampliamente el ámbito de influencia de la zona.

El monasterio de Santa María de La Oliva fue declarado Monumento Nacional Histórico-Artístico por Real Orden de 24 de abril de 1880, por lo que se trata de uno de los primeros monumentos declarados en Navarra. En la actualidad ostenta la categoría de protección de Bien de Interés Cultural en aplicación de las previsiones de la Ley Foral 14/2005, de 22 de noviembre, del Patrimonio Cultural de Navarra.