Más resignado que nunca, con un discurso de tono derrotista y conocedor de que ninguno de los grupos de la oposición le van a apoyar, el alcalde de Pamplona Enrique Maya ha dado por hecho que se despedirá de la legislatura sin aprobar el Presupuesto del Ayuntamiento para el año que viene.

Con las dudas sobre su continuidad todavía sin despejar, Maya ha comparecido en una rueda de prensa en el edificio consistorial para dar a conocer el proyecto presupuestario que ha preparado el equipo de Gobierno.

Tiene tan asumido que será rechazado que ya están preparadas las modificaciones presupuestarias que será necesario presentar en lo que resta de la legislatura.   

El alcalde ha estado acompañado en la comparencia por la concejala delegada de Servicios Generales, María Echávarri, que ha detallado los datos del proyecto para 2023. 

Un presupuesto de 259 millones

Con un importe de 259 millones de euros, 214,8 se destinan a gastos de funcionamiento (105,9 son para personal) y 26,4 corresponden a transferencias corrientes.

La carga financiera de intereses y amortizaciones de préstamos supone 7 millones, 0,4 de activos financieros y 36,9 millones para inversiones (propias y transferencias de capital).

Como dato destacable cabe mencionar la subida del coste energético para las infraestructuras culturales, colegios e instalaciones deportivas municipales.

Solo en energía (gas y electricidad) se han previsto 11,8 millones de euros, cifra que duplica el presupuesto inicial de 2022 y que también tuvo que ser ampliado para hacer frente al encarecimiento de los costes, en una tendencia iniciada en el último trimestre de 2021 y agravada en 2022 por la guerra de Ucrania.

Sin nuevos proyectos para terminar el mandato

En cuanto a las inversiones, no hay proyectos nuevos para terminar la legislatura. Para el nuevo polideportivo de Buztintxuri se destinan 6,4 millones y 6,2 para el Civivox del Ensanche, que se levantará en el solar de Salesianos.

Otros 7,8 millones se destinarían a obras de reurbanización y regeneración urbana. Aquí se incluye el último gasto de la reurbanización del barrio de Milagrosa, con el nuevo eje peatonal de Manuel de Falla, del que en 2023 habría que abonar 1,2 millones.

A esto se suman 2,1 millones para la reurbanización del parque de Trinitarios; 1,3 millones de euros para el ecoparque de Aranzadi y 0,5 millones para iniciar la siguiente fase del parque de la Txantrea. Asimismo, se prevé destinar más de 0,6 millones para paliar los efectos de las inundaciones sobre todo el barrio de Rochapea.

Para vivienda, el Consistorio prevé destinar 4,3 millones de euros de los presupuestos del próximo año, de los que 2,6 millones corresponden a subvenciones a la rehabilitación y convenios para mejorar viviendas de zonas degradadas de la ciudad.

Además, dentro del proyecto OpenLab, se quiere destinar 1,4 millones a rehabilitación de un bloque municipal de viviendas en San Pedro con criterios de eficiencia energética.

En cuanto a los ingresos, Chávarri ha explicado que los corrientes ascienden a 221,9 millones, mientras que de las transferencias corrientes la financiación del fondo de Haciendas locales es la más relevante, que se suma a los 3,2 millones previstos de los fondos Next Generation.

De cumplirse las estimaciones marcadas en este proyecto de presupuestos, el sector público local cerraría 2023 con una deuda viva de 60 millones de euros, de los que 54,9 corresponderían al Ayuntamiento, mientras que algo más de cinco millones corresponden al resto de entidades municipales.

Pregunta sobre su continuidad

En el turno de preguntas, el alcalde ha reconocido que no cuenta con apoyos para aprobar el presupuesto y que se verá obligado a prorrogar el de 2021, el último que fue aprobado, y presentar enmiendas para cuadrar las cuentas.

A partir de ahí ha iniciado un discurso derrotista, poniendo en cuestión el sistema de mayorías y echando la culpa al Partido Socialista por el cambio de la estrategia de pactos (ha aludido al apoyo de Bildu en el Congreso y en el Parlamento foral).

Sin un comentario de autocrítica, ha aludido de pasada a la ruptura de su pacto presupuestario con el PSN y ha confirmado que tras una conversación mantenida recientemente con la portavoz socialista Maite Esporrín descarta contar con sus votos.

“Estamos llegando a la exclusión de la mayoría, lo que es durísimo. No hay una razón de fondo para no aprobar un Presupuesto y luego ir aprobando modificaciones. Es una pena, lo que más me duele es que, después de haber conseguido los que estábamos en la oposición con Asiron tener dos tercios de los votos de los concejales y no aprovecharlo” ha señalado Maya.

Al ser preguntado sobre si esta situación le hace “estar más cansado” para volver a presentarse como candidato de UPN, ha señalado que “no he tomado todavía la decisión pero a esto me he acostumbrado ya, no sería una razón definitiva para la toma de una decisión en un sentido o en otro. No se van a dar las circunstancias, afortunadamente, en el siguiente mandato no va haber ese problema. Estoy convencido de que no va a hacer falta llegar a acuerdos, pero no sería una razón de peso para ello, llevo así ya mucho tiempo y cuando hablo de teatro es que es un teatro”, ha apuntado.

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Sobre sus sensaciones después de dos legislaturas como alcalde y un solo presupuesto aprobado, ha dicho que no personalmente no le afecta y ha mostrado su confianza en una futura mayoría absoluta que evite el aislamiento actual de su formación.

Por último, ambos han criticado los efectos de la supresión de la Carta de Capitalidad, que ha calificado como un "evidente castigo a Pamplona por razones exclusivamente políticas" ya que "no hay ni un solo informe ni expediente que justifique" dicha eliminación, que va a suponer una pérdida de ingresos de casi 17 millones de euros.