PAMPLONA. Robinson Perea Mayorga ha sido condenado a 18 años de prisión como autor material del asesinato en octubre de 2007 en Cintruénigo del argelino Djamel Mechahougui, y a un año más de cárcel por tenencia ilícita de armas, tras el acuerdo al que han llegado hoy las partes.

Después de que la fiscal, la acusación particular y las defensas de los once acusados se reunieran durante dos horas en la Audiencia Provincial de Navarra, se ha llegado a un acuerdo entre las partes que ha supuesto una reducción de penas que, en el caso de Perea, ha quedado en 18 años por asesinato, cinco menos de los que solicitaba el ministerio fiscal.

El resto de los acusados, como coautores, inductores o cómplices del asesinato, por delitos contra la salud pública o por tenencia ilícita de armas, han sido condenados a penas que van desde los 18 meses a los 15 años de prisión.

En concreto, Álvaro Ramón Padilla y Elizer Nicolás Pérez han sido condenados a 15 años de prisión cada uno como cooperadores necesarios del asesinato y a tres años por tráfico de drogas el primero y otros nueve años por el mismo motivo el segundo de ellos, que además deberá pagar una multa de 180.000 euros.

Además, Isabel Beatriz Brizuela ha sido condenada a 18 meses por tráfico de drogas; Camilo Arturo Soto, a 10 años como cómplice de asesinato; Pedro Andrés García Pérez, a 15 años como inductor del asesinato, 3 por tráfico de drogas y uno por tenencia ilícita de armas; y Beatriz Pascual Martínez, a un año por tráfico de drogas y 639 euros de multa.

Por su parte, Andrés Arley Preciado y John Jairo Valencia Murillo han sido condenados a 7 años y medio como cómplices de asesinato y, en el caso del segundo, a uno más por tenencia ilícita de armas, mientras que Cosme Rafael Hernández y Liliana Eslava Alonso, han sido condenados a tres y dos años, respectivamente, por tráfico de drogas.

En el acto de lectura del acuerdo, sólo han tomado la palabra dos de los acusados, Eliezer Nicolás Perez, para afirmar que se arrepentía de todos los hechos, y Pedro Andrés García, quien ha mostrado también su arrepentimiento a la familia del fallecido.

Los hechos tuvieron lugar en 2007 cuando la Guardia Civil abrió una investigación al conocer que un grupo de personas, al que pertenecía la víctima, se estaba dedicando al tráfico de drogas.

En el escrito de acusación se recoge que, un mes antes del asesinato, la víctima fue agredida en el interior de una discoteca de Cintruénigo debido a una deuda por asuntos de drogas, lo que habría motivado que varios de los ahora condenados decidieran acabar con su vida.

Para ello, contrataron a un sicario, militar del ejército colombiano destinado en Huesca, y se hicieron con un arma, que escondieron en el domicilio de uno de ellos en Calahorra (La Rioja).

El plan se habría llevado a cabo en la madrugada del 23 de octubre de 2007, cuando los procesados por el asesinato acudieron en dos vehículos a Cintruénigo y, mientras unos se quedaban vigilando en las inmediaciones, otro indicaba al sicario quién era la víctima.

El sicario disparó entonces contra el argelino, quien murió días después a consecuencia de las heridas, y huyó junto al resto del grupo.

Tras el acuerdo al que han llegado hoy las partes, el caso ha quedado visto para sentencia, contra la que no cabe recurso.